Mucho más que champán
El último lanzamiento de Moët & Chandon es un champán ultrapremium con nombre de nave futurista, MCIII. Y Benoît Gouez, chef de cave, es su artífice.
Dedicarle 15 años a un champán, más que una tarea para pacientes, es para valientes. Al menos eso es lo que se deduce del exclusivo y ultrapremium MCIII, un champán único desarrollado en su mayoría por Benoît Gouez, chef de cave de Moët & Chandon desde 2005. Una interpretación pionera inspirada en los tres universos esenciales de la maduración del vino: metal, madera y vidrio.
Este ingeniero agrónomo nacido en 1970 en Normandía habla de su última creación como si fuera un artista ante su gran obra, heredada en realidad de un proyecto iniciado a mediados de los años 90 por Dominique Foulon y Richard Geoffroy. Para Gouez, MCIII es "el punto de inflexión de la gama de Moët", y lo es en un sentido casi arquitectónico. La dimensión única de este cuvée prestige radica en su compleja elaboración. De hecho, su nombre, MCIII, suma el acrónimo de la maison y el tres se refiere a sus tres estratos de maduración. La primera capa es una mezcla de chardonnay y pinot noir 2003 de una vinificación y crianza en depósitos de acero inoxidable. El segundo estrato procede de añadas de 1998, 2000 y 2002 de la Colección Grand Vintage, parcialmente envejecidos en barricas de roble. Y el tercero, en el que han recurrido a champán envejecido sobre lías en botellas de vidrio de ejemplares Gran Vintage de 1999, 1998 y 1993. "Los tres elementos –explica Gouez– representan una verdadera trilogía de la armonía, la estabilidad, la complementariedad y el equilibrio".
Así que le preguntamos si estamos ante el vino perfecto y Gouez, amante de la jardinería y la cultura japonesa, suspira antes de dibujar un haiku con su acento francés: "¿Perfecto? El vino perfecto es aquel que disfrutas en el momento adecuado, con la compañía ideal y en tu lugar favorito".