Lo que tu tarjeta dice de ti
A pesar de que vivimos en un mundo en el que toda la información está disponible a golpe de clic y donde muchos contactos profesionales se encuentran en Linkedin, la tarjeta de visita o de negocios sigue siendo una herramienta de trabajo vigente y muy prá
Con la velocidad con la que vivimos y hacemos relaciones es necesario tener la habilidad de dejar huella de manera inmediata. En este sentido, la tarjeta de negocios, un elemento físico y personal, puede marcar la diferencia entre ser recordado o pasar al olvido. Inconscientemente hemos desarrollado un mecanismo de discriminación de los contactos en base a sus tarjetas de presentación, y gran parte de las que recibimos terminan en la papelera por no transmitir una imagen interesante. Para un profesional la tarjeta es una extensión de su yo empresarial, ya que será la que hablará por él en primer término y, según lo que transmita, le abrirá más o menos puertas. ¿Está la tuya a la altura de las exigencias? Ponla a prueba a través de los siguientes criterios…
• SEGUIR LA NORMA. Tu tarjeta es uno de esos aspectos de tu negocio en los que no tienes por qué ser rompedor. Basta que marques la diferencia con ciertos elementos de carácter y personalidad propia. Un diseño clásico y elementos simples es lo único que necesitas para dar una apariencia profesional apropiada y efectiva. La originalidad puede ser contraproducente para tu imagen, sobre todo en sectores conservadores.
• COHERENCIA. El diseño que se emplee debe dar una impresión congruente con la actividad y filosofía. No debe jugarse con los mismos códigos en una tarjeta de un CEO de una startup tecnológica que en la de un consejero de la gran banca, porque se estarían mandando mensajes equivocados.
• ESPACIO NEGATIVO. En una tarjeta hay que desdeñar cualquier tendencia al horror vacui. En el anverso debe dominar el espacio en blanco, lo que se conoce como espacio negativo, ya que ayuda a que los elementos que incorpores resalten más. Cuanto más saturado sea el diseño menos impacto tendrá. • CONTENIDO. Ha de incorporarse solo la información esencial y debe resaltarse en orden de importancia: nombre, puesto que se ocupa, información de contacto, sitio web, logotipo de la empresa, eslogan de la compañía. Especial importancia ha cobrado incluir todo lo referente a redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram…), aunque solo debería incorporarse si tienen una relación determinante con la actividad profesional que se desempeña.
• TIPOGRAFÍA. Es conveniente emplear fuentes simples (las asociadas al mundo de los negocios funcionan bien). Las que más se usan son las de terminación de palo seco: las Sans Serif. No seas creativo, es mejor ser legible y transmitir profesionalidad. Las fuentes que simulan el trazo a mano en el nombre suelen producir un efecto de pedantería.
• LOGOS. La inclusión del logotipo de la empresa es esencial a la hora de diferenciar una tarjeta del resto, ya que implica que pueda localizarse entre muchas otras de un simple vistazo. Se deben apostar por logos simples pero con personalidad. En caso de que tu empresa tenga un logotipo con un diseño elaborado y recargado, que funciona estupendamente en sitios web y publicidad, no sería mala idea disponer de otro secundario más simple para todo el tema de papelería.
• TAMAÑO. Otro elemento que tiende a la uniformidad son las medidas de las tarjetas, cuyo tamaño comúnmente aceptado son el estándar 9 x 5 cm. La razón es simple: los tarjeteros y archivadores suelen usar esas medidas y salirse de ellas es crear dificultades al que recibe una tarjeta. Nadie se toma la molestia de recortar una demasiado grande para archivarla; van directamente a la papelera.
• COLOR. Esto es como en el mundo de la moda nupcial: entramos en los mil matices del blanco. Puede que el blanco te parezca blanco
hasta el día que tengas que elegir el color perfecto para tu tarjeta. Decídete por algo neutro que no llame la atención: tonos vainilla muy leves, cáscara de huevo, blanco roto… Eso sí, nunca el blanco absoluto.
• CONQUISTAR AL TACTO. Coger una tarjeta es toda una experiencia sensorial: el tipo de cartulina, el gramaje, la textura, los relieves, satinado o mate… Elegir es una cuestión muy personal y solo puede decidirse tocando y comparando.
• REVERSO. El anverso de la tarjeta es la que se usa para contar quién eres, qué haces y cómo contactarte. El reverso es espacio susceptible de emplear la creatividad. Puede incluirse el logotipo corporativo, un escudo elegante, el lema de la compañía… En definitiva, algún sutil elemento de distinción.
• EXCEPCIONES. Todo lo anteriormente expuesto depende del sector en el que trabajes. Si te dedicas a la creatividad (publicista, diseñador…) seguramente te da igual todo lo que aquí se ha dicho porque quieres que tu tarjeta sea el mejor expositor de tu talento. Te espera el increíble universo de los troquelados, el 3D, la ilustración… Aun así, recordemos la máxima de Mies van der Rohe: "Menos es más".
• MANOS PROFESIONALES. Si deseas un trabajo realmente bueno evita el DIY y confía en profesionales del diseño. No dudes en preguntar a quien te entregue una tarjeta interesante dónde se la ha hecho. Alabar las tarjetas de otros te revela como un hombre de buen gusto que se fija en los pequeños detalles.
• TARJETAS 2.0. Las tarjetas de visita tienen una nueva vida gracias a la digitalización de la información, así que ten este factor en cuenta si deseas integrarla en aplicaciones como Samcard, Bizcards, Worldcar, Evernote o la interesante app española Know.
https://author-condenast.adobecqms.com/asset/emea-8a28d9da-a9ef-4cf1-bb51-651cf14cbd2f//recurso-gq-revistas-001.pdf https://author-condenast.adobecqms.com/asset/emea-8a28d9da-a9ef-4cf1-bb51-651cf14cbd2f//recurso-gq-revistas-001.pdf