CÓMO SE PRUEBA UNA FRAGANCIA
¿De dónde quieres que la saque la vendedora, de la nevera? Si eres lector habitual de esta revista, sabrás que tal cosa no existe. Las personas ignorantes en la materia se suelen referir así a las fragancias cítricas a base de hespérides. Pero como buen connoisseur que eres, te referirás siempre a tu familia olfativa preferida por su propio nombre.
si te gusta o no una fragancia: probándola. Pero es posible que cometas una cara equivocación si no lo haces correctamente. Por ejemplo, un error común es limitarse a olerla en un papel. No negaremos que los cartoncitos secantes o mouillettes son útiles para discriminar rápidamente entre un amplio abanico de opciones, pero una vez que hayas elaborado tu propia selección deberás comprobar cómo se comportan los diferentes jugos sobre tu piel –que tiene su propio olor inequívoco–. Te aconsejamos no testar más de dos fragancias a la vez. Vaporízalas a una distancia de 20 centímetros sobre sendas muñecas y presta atención a las notas de salida. Es importante que te resulten agradables porque, con el tiempo, serán las únicas que seas capaz de oler; pero ten en cuenta que, al durar solo unos minutos, estas moléculas no son las que olerá el resto de la gente. Una vez que se disipen, entrarán en juego las notas de corazón, que pueden persistir varias horas, y aparecerán las de fondo, generalmente amaderadas, que arman la estructura de la fragancia. Por tanto, para saber cuál será tu rma olfativa y decidirte por una opción, tendrás que ir acercando a la nariz ambas muñecas de forma periódica hasta que te acuestes. Si no te convence ninguna, repite la operación. Así de fácil. Por cierto, probar muchas fragancias seguidas suele provocar una saturación de los receptores olfativos. Se suele recomendar el aroma del café para solucionar el problema, pero es mejor la propia piel, que es el aroma más neutro que existe para uno mismo.