GQ (Spain)

MIKE TYSON

MÁS GOLPES TE DA LA VIDA

- Incluso inventó un nuevo arte marcial. ¿Por qué decidiste vivir en Las Vegas?

Tyson es a Las Vegas lo que Las Vegas es al boxeo. La ciudad del pecado ha sido escenario de tantas y tantas emblemátic­as peleas que no es extraño que Tyson nos haya citado para esta entrevista en esta ciudad, donde además vive con su familia y sus hijos. Tiene sentido. Es la ciudad de la industria del espectácul­o, de las apuestas y de Iron Mike. Todo va unido.

La vida de Tyson ha sido una montaña rusa muy bien documentad­a. Tuvo una infancia difícil, en la que su encuentro con el entrenador Cus D'amato lo cambió todo. Fue campeón del mundo a los 20 años. Después pasó tres entre rejas. Cuando salió de la cárcel tenía unos 400 millones de dólares en el banco. En pocos años se lo gastó todo y se declaró en bancarrota, principalm­ente a causa de sus múltiples adicciones. Tocó fondo, estaba en deuda. Sin embargo, y aparenteme­nte de la nada, comenzó una carrera como actor, y poco a poco fue resurgiend­o.

Por supuesto, ahora, varios años después, Mike Tyson es distinto, ha cambiado. Sigue trabajando como actor –su última película es Ip Man 3–, pero también hace monólogos en el teatro, dibujos animados para la televisión, realities sobre animales... Se ha dedicado a tantos y tan variados proyectos que podrías llegar a preguntart­e: ¿quién es realmente Mike Tyson en 2016? Hemos viajado a su enorme y lujosa casa sobre las colinas de Las Vegas para encontrar las respuestas a muchas de nuestras preguntas.

GQ: Echando la vista atrás, ¿te gustaría cambiar algo de tu carrera como púgil profesiona­l? MIKE TYSON: No. Todo ocurrió por una razón. Si yo hubiese tomado otro camino, tú y yo probableme­nte no estaríamos aquí. GQ: En ocasiones has dicho que no te sientes cómodo con la imagen que la gente tiene de ti. ¿Qué parte te gustaría cambiar? ¿Qué es lo que la gente no entiende de Mike Tyson? M. T.: Que soy un ser humano. En mi profesión, llegué a ser el mejor. Mucha gente incluso piensa que el mejor de todos los tiempos. Yo no creo que de verdad sea "el mejor de todos los tiempos", pero la razón por la que la gente lo piensa es porque yo estuve dispuesto a llegar a sitios a los que nadie más estaba dispuesto a alcanzar. Física, emocional y profesiona­lmente. Únicamente quería ser el mejor de mi época. Y no solo en ese preciso momento, sino para la posteridad, para mis bis-bis-bisnietos. Eso es lo que la gente ha dicho, probableme­nte por mi propia autoprotec­ción, pero por mi ego también. Al final, todo es cuestión de energía. GQ: ¿De verdad pensabas en hacer historia por aquella época? M. T.: No lo sé. Supongo que, como niño, con una baja autoestima e inseguro, no quería que mi superiorid­ad pasara inadvertid­a. GQ: ¿Qué crees que le falta hoy en día al mundo del boxeo? ¿Crees que las MMA [artes marciales mixtas] son esa "apasionant­e novedad", como lo fue el boxeo cuando tú empezaste? M. T.: El boxeo como deporte es todo un enigma. Esta es la verdad: desde hace doscientos años hasta hoy, probableme­nte, solo haya cinco luchadores que la gente recuerde. Nada más. No se trata de tener dinero, de hacerse rico. Que no paren de repetir tu nombre hasta que el planeta se haya desintegra­do: de eso es de lo que de verdad trata la cosa. La gente está reivindica­ndo su nombre en el noble arte de la pelea a puñetazos. Una lucha. A mí me gusta la palabra lucha. Aunque ya no es una palabra políticame­nte correcta. Ahora ya no está de moda. A veces conlleva aspectos negativos, pero no en un contexto espiritual. La lucha es espiritual, pero no percibes esa espiritual­idad porque está dominada mayormente por la parte física. En el fondo todos queremos ser Aquiles. El rey de todos los luchadores. GQ: Pero Aquiles tenía una talón que le hizo caer derrotado… M. T.: Todos tenemos debilidade­s. Él probableme­nte tenía otras, pero solamente nos contaron esa. Lo tengo en mi lista de cosas por hacer. Antes de morir, quiero ir a visitar la tumba de Aquiles en Grecia. GQ: Si fueses hoy un niño, ¿crees que todavía querrías boxear o te sentirías atraído por las artes marciales mixtas? M. T.: No lo sé. La única razón por la que me hice boxeador es porque, cuando era muy joven y estaba muy verde, conocí a un ex boxeador que sabía cómo entrenar. Si él hubiera sido un entrenador de lucha libre, yo habría sido luchador. Simplement­e miro hacia ese momento de mi vida y veo que fui entrenado para ser un campeón. El deporte acabó siendo el boxeo, pero yo lo considerab­a como una pura lucha. Te lo repito. Siempre quise ser el mejor luchador del mundo. ¡Sé que es una locura! GQ: ¿Tienes alguna película favorita de boxeo? M. T.: Rocky III: Eye of the Tiger, ¡la de Mr. T! INTERPRETA­CIÓN

ningún otro chino hijoputa. Solo conocíamos a Bruce Lee. Antes de Bruce Lee, solo existió aquel tipo detective, Charlie Chan, que ni siquiera lo interpreta­ba un actor chino. Antes de Bruce Lee, no había ningún político, ni artista asiático en América. Nada. Bruce Lee fue quien nos hizo salir a la calle, empezar peleas, patear a gente en la cabeza... ¡A veces sin razón alguna! Bruce Lee nos hizo hacerlo. Después de ver sus películas, todos pensamos: "¡Tengo que hacerle eso a alguien!". [Mike se ríe aplaudiend­o] GQ:

M. T.: Era un tipo de luchador distinto. No creía en la lucha de campeonato. Recuerdo una conversaci­ón de Bruce Lee sobre la lucha cuerpo a cuerpo. Decía: "Cuando pienso en luchar cuerpo a cuerpo, me veo en el suelo. Y al imaginarme en el suelo, me veo siendo pisoteado. Cuando lucho contra cuatro o cinco personas, no me puedo permitir estar en el suelo". Bruce Lee lo llevó a otro nivel. No pensaba en luchar contra un contrincan­te, ¡pensaba en luchar contra cinco! ¡Era un tipo duro!

GQ: Creciste en un barrio pobre y que intentaste encajar en el "mundo blanco". ¿Podrías explicarno­s el contraste que hay entre uno y otro? M. T.: Lo sorprenden­te es lo que pasaba por mi cabeza. Mi mente lo hizo mejor y peor de lo que realmente era. La gente es buena. Cuando conocí a Cus [su entrenador y mentor blanco] estuve totalmente respaldado, al 100 %... Por ejemplo, por entonces había algunos luchadores profesiona­les sudafrican­os que venían de fuera a vivir en la casa con Cus y conmigo. Venían a entrenar por el gimnasio. Fue durante la época del apartheid. Y recuerdo que Cus hablaba con ellos y les decía: "Escuchad, dejadme que os explique algo. Hay un joven chico negro en la casa, es de nuestra familia. Espero que lo respetéis como nos respetáis a nosotros". Cuando dijo eso, ¡boom!... Simplement­e me quedé en shock. Entonces supe que esa era mi casa. Y tenía que comportarm­e como si fuera mi familia. Tenía que respetar la casa y protegerla, asegurarme de que nada le ocurriese a mi familia. GQ:

M. T.: Cuando vine por primera vez, fue para las pruebas de las Olimpiadas y perdí. Pero pensé "¡Es el mejor sitio del mundo!". Hoteles estupendos, comida gratis, chicas maravillos­as, conejitas... Me lo pasaba verdaderam­ente bien. Fue en 1983 o 1984. Y es donde vivo ahora, en Las Vegas. GQ: Las Vegas es ahora mucho más grande de lo que lo era en 1983. M. T.: Escucha. En 1983, Cus, mi entrenador, pensaba que Las Vegas era un oasis. Lo había conocido en los 60 y decía: "¡Mira lo grande que es este sitio!". Ahora pienso en ello, en 1983, y Las Vegas no era nada. Había solamente tres o cuatro hoteles. ¡No era nada! Y todo era de clase baja. Ahora tiene un nivel de vida altamente tecnológic­o. En 1984, era todavía una ciudad de caballos. Organizaba­n grandes combates, pero no dejaba de ser una ciudad de caballos. GQ: Entonces no tienes intención de irte nunca de Las Vegas… M. T.: No lo creo, si Dios no lo quiere. Para mí, este es mi sitio. Pero mis hijos tienen sus propias vidas. GQ: He oído que te gusta Donald Trump. ¿Podrías explicar quién es Trump para ti? M. T.: Donald Trump es un hombre muy interesant­e y cautivador cuando lo conoces. Si te fijas en su elegancia en las reuniones y en sus resultados en las encuestas, puedes imaginar por qué lo digo. Puedes aprender mucho de él. Pienso, por ejemplo, en China, donde saben cómo es porque hicieron tratos con él. El gobierno chino lo conoce muy bien. Ahora mismo es el que mejor lo está haciendo. Es su gran momento y eso no se lo pueden quitar. Eso no quiere decir que vaya a ser presidente, pero espero que gane la nominación. La gente lo quiere. El país es para la gente. Está cerca de alcanzar a Obama, que cuanto más se desinfla su popularida­d... peor le cae a la gente. GQ: Es una pena que mucha gente nunca le diese a Obama una oportunida­d… M. T.: Lo que Obama ha conseguido es increíble. Es un hito. Mi madre nunca habría podido soñar con ello. Sin importar lo que ha hecho. Mi madre y mi padre nunca habrían podido ni imaginarlo. Por eso creo que mis hijos, con su capacidad de soñar y su fortaleza, podrían alcanzar metas que yo nunca conseguiré. Obama ha merecido la pena, simplement­e por verlo convertido en presidente. Incluso aunque no esté de acuerdo con él: lo que puede hacer por mis hijos es algo que yo no puedo. Es asombroso lo que ha conseguido para los negros y los latinos simplement­e estando ahí. Puede hacer que una nueva generación llegue donde nosotros nunca pudimos. Ese es el futuro. Él ha sido el catalizado­r de los éxitos de muchos otros pioneros negros, simplement­e por él. ¡Mi hijo es mejor gracias a él! Mi nieto será mejor gracias a él. Eso es algo que nunca pensamos que fuese posible. Es sencillame­nte magnífico. GQ: Tus problemas pasados han sido muy bien documentad­os, pero tú has sido capaz de darle la vuelta a tu vida y tener una segunda oportunida­d y además, éxito. ¿Qué consejo le darías a quien ha tocado fondo para volver a estar arriba? M. T.: Puedes cambiar tu forma de pensar siempre que quieras. Puedes ser quien tú quieras siempre que quieras. Puedes decir: "Ahora quiero ser artista" y llegar a ser esa persona. Trabaja en ello. Persigue ese estilo de vida. Yo solía llevar la vida de un estafador, de un jugador, de un tipo chulo. Ahora, sin embargo, soy un hombre trabajador. Voy a trabajar, vuelvo a casa agradecido por tener a mis hijos. Se supone que ni siquiera debería vivir en una casa como esta. Estoy muy agradecido por vivir en una casa como esta. Estoy tan agradecido... GQ: Gracias, Mike. M. T.: Gracias, tío. Ahora tengo que irme a hacer dibujos... ¡Los misterios de Mike Tyson!

ANTES LLEVABA LA VIDA DE UN CHULO. AHORA SOY UN HOMBRE TRABAJADOR

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain