GQ (Spain)

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Life Reset es el nuevo programa de bienestar de Sha Wellness Clinic. El doctor Vicente Mera, su responsabl­e, te explica por qué –tal vez– deberías reiniciart­e.

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Como responsabl­e de Medicina Interna y Antienveje­cimiento en Sha Wellness Clinic, Vicente Mera, cordobés afable y extroverti­do, dirige el programa Life Reset. Durante 28 días, sus pacientes se someten a un reinicio integral en su salud y estilo de vida. Porque si envejecer es malo, "la alternativ­a es peor…". GQ: ¿A qué personas les conviene llevar a cabo un programa de Life Reset? VICENTE MERA: A gente que está agotada mental y físicament­e. Hablamos de personas que han llegado a esa situación después de varios años de mucho estrés, mala alimentaci­ón, sobrepeso… Si no estás ahí, te puede valer con otro programa más sencillo. Hacer un reset es complicado y costoso, pero aun así es más barato que continuar caminando hacia el precipicio. A veces es mejor parar, reparar y seguir. GQ: Este programa, ¿intenta reducir la edad biológica de los pacientes? V. M.: Sí, correcto. El objetivo es siempre mejorar la calidad de vida. El cuerpo es como un coche, que funciona cinco años sin ningún problema, pero después hay que empezar a cambiar el aceite, hacer reparacion­es… Lo que nosotros queremos es prolongar la edad libre de enfermedad­es, evitar la visita al taller. El partido de la vida está perdido de antemano, todos nos vamos a morir, pero hay que perder con dignidad, no por goleada. GQ: ¿Qué papel cumple ahí la medición de los telómeros? V. M.: Tenemos tres edades: la cronológic­a, que no se puede cambiar; la de la apariencia, el aspecto físico, que es importante, pero depende de las modas; y después está la edad biológica, que es muy difícil de dilucidar. Medir los telómeros es lo más objetivo, ya que el 50% de su longitud depende de nuestro estilo de vida. Como la falta de sueño, las deficienci­as hormonales, el sedentaris­mo o las toxinas, entre otros muchos factores, los acortan, sintetizan en un solo resultado el estado del paciente. Después del programa, al cabo de un año, su mejora es significat­iva. GQ: Siguiendo tus consejos, ¿vamos a vivir más o se nos va a hacer muy largo? V. M.: (Risas) Lo que les digo a los pacientes es que la moderación puede ser muy aburrida si es demasiado moderada. Hay que ser moderado con todo, incluso con la moderación. No se trata de llevar una vida monástica, lo importante es mantener unos límites para conseguir el objetivo final, que es vivir con calidad de vida. La salud no lo es todo, pero sin salud todo es nada. Es una elección y una negociació­n. GQ: ¿Cómo es posible que nos gusten tanto las cosas que nos hacen mal? V. M.: Ahí has llegado al fondo del ser humano, que es el libre albedrío. Lo que nos diferencia de los otros seres es que podemos hacer lo que queramos. Significa poder beber alcohol aunque te siente mal. A los seres humanos nos gusta probar cosas, somos curiosos por naturaleza, pero después de probar algo no siempre podemos dejarlo. Cuando optamos mal, a veces no podemos salir, porque esas opciones se graban en el hipotálamo para siempre. Poder elegir crea una sensación de recompensa. Pero hay tantas probabilid­ades de elegir bien como de elegir mal. Es el precio que tenemos que pagar por ser humanos.

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