PASADO PISADO
Triunfó, languideció y hoy vuelve a triunfar. La casa italiana Diadora, protagonista de una de las historias más apasionantes de la moda, encara un futuro ilusionante. FORJAR LA INDUSTRIA ITALIANA
Cuatro años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, un empresario lleno de ambición decidió establecerse en el corazón del Véneto italiano, una de las regiones europeas con mayor concentración de industrias textiles. ¿Su intención? Fabricar las mejores botas de montaña del mundo. Marcello Danieli apenas necesitó una década para obrar el milagro y hacerse con el éxito global: desde los talleres de un municipio pedestre llamado Caerano di San Marco, su compañía consiguió multiplicar las exportaciones por millares y enseguida amplió su catálogo con calzado y equipaciones deportivas.
Esa decisión resultó determinante para que Diadora acabara convirtiéndose en una de las casas de sportswear más respetadas por los iconos del deporte y sus seguidores. Su alianza con el tenista sueco Björn Borg, a quien le diseñaron sus zapatillas de la suerte durante años, constituyó el primer gran patrocinio de la historia de la moda y hoy el modelo que lleva su nombre es un clásico de la firma. Tras él vinieron muchos más y todos con el mismo resultado. La leyenda de la casa se cimentó así sobre grandes alianzas y proyectos superlativos. Sin embargo, la aparición de fuertes competidores internacionales en los años 90 y la incapacidad de los anteriores gestores de mantener viva la llama innovadora de Marcello Danieli casi consiguió dar el tiro de gracia a la compañía.
Afortunadamente, la entrada en 2008 del gigante del calzado Geox en el accionariado de Diadora y la creación de una línea streetwear (Heritage) resucitaron el mito y dieron sentido a esa sabia máxima deportiva que afirma eso de "caer está permitido, levantarse es una obligación". Los héroes se esfuerzan, triunfan y descansan. Y un día, cuando nadie lo espera, vuelven a dar un triple salto mortal. Enrico Moretti Polegato (Asolo, Italia, 1981), abogado y presidente de Diadora, es el responsable de este milagro empresarial. Con presencia en más de 60 países, su firma tuvo el año pasado unas ventas de 261 millones de euros (247 en 2015 y 214 en 2013), unas cifras que confirman el buen nombre de su gestión: "Cuando llegué aquí me di cuenta del importante patrimonio histórico y técnico que tenía Diadora, un sistema de valores y autenticidad que anima a la gente a querer gastarse el dinero en sus productos". Este hijo de empresarios (su padre Mario, fundador de Geox, es el 17º hombre más rico de Italia) ha recuperado la producción artesana made in Italy y ha orientado las señas de identidad de la marca en torno al lifestyle. La colección otoño-invierno 2016 ha hecho de estos rasgos distintivos el eje de su inspiración.