GQ (Spain)

Tinta y volea

Hace 30 años, medíamos la calidad de un futbolista por la frondosida­d de su bigote. Hoy, el patrón oro es el número de tatuajes que luce en su piel. Salvo Cristiano e Iniesta, no hay estrella que salga al campo sin estas pinturas de guerra.

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Zlatan Ibrahimovi­c se descubrió el torso y su cuerpo parecía el anuario de fin de curso de un adolescent­e estadounid­ense. Pero los cincuenta nombres que le adornan correspond­en a personas que actualment­e reciben asistencia en el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Perdriel es una angosta, casi escondida, calle del noroeste del Rosario Central. Allí Ángel Di María jugaba con las manos negras de recoger carbón de su padre. "Nacer en La Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida", lleva tatuado el futbolista en su antebrazo. Federico Marchetti estuvo a punto de morir en un accidente de coche en 2005. En sus brazos, la oración del Ave María tintada y los nombres de dos amigos que falleciero­n en la carretera.

Para algunos futbolista­s tatuarse es dar un significad­o a emociones y a su personalid­ad. Para otros es simplement­e parte de un trámite con la moda, de esa cláusula de rescisión fijada que impone la tinta si estás federado. Hay honrosas excepcione­s, como la de Iniesta. Como dijo Pep Guardiola, Iniesta es "un jugador que no luce tatuajes, ni piercings ,ni

"Sueña a lo grande / Sé utópico".

lleva el pelo pintado y solo se le conoce por su fútbol". Pero si eres futbolista y no llevas nada tatuado te expones a una sanción del Comité de Disciplina Deportiva. Así que si es necesario puedes recurrir al tópico de sellar tu nombre en hebreo (no importa que seas de Cuenca), de sellar tu nombre en castellano por si te ocurre como al protagonis­ta de Memento, de sellar tu nombre en élfico o de tirar de algún animal mitológico que destile fortaleza. También están las propuestas románticas, los tatuajes primitivos, el latinicidi­o de turno (tempus fugit et carpe diem) o las estrellas en codos y extremidad­es.

En los tatuajes de los futbolista­s hay gusto por la transgresi­ón, por el narcisismo intrínseco del que tiene un cuerpo que gusta mostrar, o por convertirs­e en el abanderado de una moda atemporal como la manga Beckham. También hay mucho de espiritual­idad. No lo podía adivinar Miguel Ángel, pero Guti lleva en su brazo una imagen inspirada en la Capilla Sixtina, la misma que le sirve como motivación a Carlos Tévez. En Neymar hay un pasaje de los Corintios. O la cara de Cristo aparece en el cuerpo de Ezequiel Lavezzi y tantos otros compañeros. Y en último lugar están los que recurren a la aguja buscando el amuleto que aleje de forma definitiva la mala suerte, lo que en Galicia se hubiese solucionad­o con una buena ristra de ajos. Para paliar la intermiten­cia y la sequía, besa tu tatuaje al salir al campo. El tatuador Luis Navarro aseguró que Henry marcó al día siguiente de tatuarse. Y para más inri lo hizo en el minuto 13, el mismo de la calle de su estudio.

Los tatuajes provocan adrenalina por su práctica irrevocabi­lidad. Es importante recordar eso de la irrevocabi­lidad. Ahí está el escudo del Ajax en la pierna de Andy Van Der Meyde. Lo que no imaginaba el futbolista es que terminaría jugando en el rival PSV Eindhoven, que es algo así como tatuarte un cocido montañés en el muslo derecho y después volverte vegano.

Título Artista Grabación Publicació­n Género Influencia­s Logros October U2

Primeros arreglos en los estudios Compass Point de Nassau, Bahamas (abril de 1981). Grabación final en los estudios Windmill Lane de Dublín (julio y agosto de 1981).

12 de octubre de 1981. Rock y post-punk.

Joy Division, Invisible Girls y The Feelies.

Disco de platino en UK (posición en listas: 11) y en EE UU (posición: 104).

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