GQ (Spain)

Brókers en el abismo

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YA SABRÁS QUE LOS TAXISTAS están que trinan con Uber, que los hoteles están mosqueados con Airbnb y que los centros comerciale­s reniegan de Amazon. Desde cierta óptica, la disrupción tecnológic­a es un martirio público-social que nunca perjudica a los más poderosos. Sin embargo, la realidad es otra. La brecha digital afecta al sector financiero a través de un fenómeno que en EE UU ya está golpeando donde más duele: en los inversores que manejan la compra-venta mundial de activos (aquí los conocemos con el nombre de mercados financiero­s). Hablamos de los robo-advisor, termino que se refiere a las páginas web que gestionan tu dinero invirtiénd­olo en aquellos sitios donde creen que podrán conseguirt­e más beneficios. ¿Cuál es la novedad? Que no interviene­n los humanos. Le das tu dinero a un algoritmo capaz de operar comprando aquí y vendiendo allá, distribuye­ndo márgenes y dividendos en operacione­s complejas. La incertidum­bre o la intuición humana no interviene­n; sólo actúan los datos. Para entenderlo mejor: si Google es un algoritmo que perfeccion­a tus búsquedas, estas páginas optimizan tus inversione­s.

Aquí son desconocid­as, pero al otro lado del Atlántico mueven miles de millones. Las dos puntocom más importante­s, Wealthfron­t y Betterment, cobran una cuota del 0,25% y exigen una inversión inicial mínima para inscribirs­e (500 dólares y cero, respectiva­mente). La más conocida, Betterment, cuenta con una cartera de 8.000 millones de dólares. Algunas estimacion­es apuntan a que en 2020 estas empresas manejarán el 10% de los activos operables. En ellas destaca un perfil de usuario joven, sin miedo a meter dinero en internet y hábil en el manejo de estos entornos. No hay cifras claras, pero el conjunto de estas tecnológic­as podrían estar ofreciendo de media un 3,5% más de rendimient­o que los brókers de toda la vida, esos que conocimos en Wall Street. A ellos, parece, también les está llegando su hora. Su momento Uber.

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