GQ (Spain)

El tejido de la red

- por Montero Glez - NOVELISTA Y ESCRITOR

Hace unas semanas, Marko Livaja, delantero croata de Las Palmas, celebró un gol de su compañero Jesé Rodríguez de una manera tan bestia como brutal: rompiendo la red de un patadón. Ocurrió en el partido que su equipo estaba disputando contra el Osasuna. La patada a la red provocó un boquete en la malla de tal calibre que detuvo el encuentro. Los que vimos las imágenes nos asombramos de que la adrenalina se pueda desatar de esta manera, pero claro, aquí hay gente pa tó, que dijo aquél.

Con estas cosas bien vale hacer memoria pues las porterías, en su origen, no fueron tal y como las conocemos ahora, sino que hasta llegar a su estado actual sufrieron cierta evolución. En un principio sólo fueron tres palos, y la red o malla vendría más tarde. Así, sólo dos postes paralelos eran suficiente­s para mantener una portería. De esta manera, los partidos se jugaban con dos puntales colocados en vertical a los que luego se les incorporó el larguero. Lo de la red fue un invento del ingeniero John Alexander Brodie, un tipo curioso que a finales del siglo XIX ideó un bolsillo gigante para algunas dudas sobre el terreno de juego: a veces la percepción era tan engañosa que parecía que el balón entraba en la puerta y en realidad no había entrado… y viceversa.

John Alexander Brodie era de Liverpool, la ciudad que años después vería

nacer a los Beatles, el lugar donde el fútbol está tan presente como la música del cuarteto. Ya sabemos que el Liverpool y el Everton son los equipos de referencia de la ciudad (junto con el Tranmere Rovers). En un próximo artículo hablaremos de la relación de los Beatles con el fútbol, pues en la famosa portada del disco Sgt. Pepper's aparece el rostro de Albert Stubbins, jugador del Liverpool, detrás de la figura de un bigotudo George Harrison.

Pero no vayamos tan lejos y volvamos al inventor John Alexander Brodie para decir que fue un hombre cuya imaginació­n no descansaba. Proyectaba imposibles hasta en sueños para luego hacer materia con ellos. Por ejemplo, la construcci­ón del túnel Mersey (un pasillo subterráne­o bajo las aguas del río que comunica las ciudades de Liverpool y Birkenhead) o las casas que llaman gitanas (viviendas prefabrica­das que pueden transporta­rse por piezas para luego ser armadas sobre un terrenito; casas que hoy en día han alcanzado todo su auge con la cosa de la crisis). De todos sus inventos, seguimos, del que más orgulloso se sintió John Alexander Brodie fue de su bolsillo gigante. No es para menos, pues la red de las porterías de fútbol es un invento tan perfecto como una barra de pan.

Según él, la red resistiría todo tipo de pepinazos, aunque con el tiempo la historia nos ha enseñado que también son posibles las excepcione­s. Como ejemplo sirva lo sucedido hace un par de años cuando el brasileño Givanildo Vieira de Souza, conocido como Hulk debido a su potencia bizarra cercana a la del superhéroe de la Marvel, metió un gol que se hizo viral en los interneles. Sucedió en un entrenamie­nto con el Zenit de San Petersburg­o: pegó un trallazo tan intenso que sacó el balón de la red junto al portero. Tremendo.

Otro ejemplo de que la red no sirvió para despejar dudas ocurrió hace una montonera de años, tantos como 12 o así, en un partido en el que se enfrentaro­n el Sporting de Gijón y el Racing de Santander en El Molinón. Corría el primer tiempo y el marcador bostezaba con el empate a cero cuando un disparo de Quique Setién entró en la portería del Sporting rompiendo la red de cuajo y sacando el balón por el otro lado. José Enrique Rubio Valdivieso, el árbitro del encuentro, concedió el gol en un principio aunque luego cambió de opinión, culpa de las dudas. Lo anuló, llegando incluso a amonestar a Quique Setién por protestar: tarjeta amarilla.

El fútbol a veces tiene estas cosas. La simetría del azar y su juego hacen pensar que el destino es obra de un bromista cósmico que permite al tiempo tejer hilos invisibles a su antojo. De esta manera, Quique Setién acabaría entrenando a Las Palmas, el mismo equipo de fútbol donde milita el delantero croata Marko Livaja, el futbolista que el otro día, para celebrar un gol, rompió la red de un patadón. Pues eso.

"John Alexander Brodie estaba orgulloso: la red de las porterías era un invento tan perfecto como una barra de pan"

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