Conectado al 'Swiss made'
Sobran las presentaciones. ¿Qué amante de los relojes no conoce a este madrileño de 49 años que lleva casi dos décadas en el grupo Swatch? Gonzalo de Cevallos es toda una referencia en el sector, casi tanto como las marcas que abandera. Sin embargo, lo suyo no fue siempre la relojería. De hecho, llegó a esta industria casi de casualidad. Trabajaba en una multinacional americana del sector del petróleo cuando un headhunter le ofreció encargarse del desarrollo de franquicias de Swatch en España. Aceptó y acabó trabajando como director de la marca. Tiempo después, se aupó a la presidencia del grupo entero (que, para los despistados, comprende marcas como Breguet, Blancpain, Omega, Longines… hasta un total de 17); y, hace cuatro años, fue nombrado vicepresidente internacional de la marca Swatch.
Aunque este ejecutivo se pasa la vida viajando, aprovechamos su visita semanal a Madrid –coincidiendo con el lanzamiento de la nueva colaboración de la marca con la ilustradora Brianda Fitz-james Stuart– para hablar sobre la situación del mercado. "Aunque los dos últimos años han sido muy complicados para la industria relojera, hemos optado por seguir invirtiendo en I+D, por no subir los precios y por proteger los puestos de trabajo en unos momentos en que otros grupos hacen todo lo contrario. No obstante, la situación está mejorando. Ese optimismo tiene un primer apellido en España: turismo. Y un segundo en todo el mundo: asiático. Y es que los asiáticos están comprando de otra forma: más cantidad de relojes de valor menos elevado, lo cual está teniendo impacto positivo en todos los segmentos del grupo".
¿Y cómo enfrentan el fenómeno connected? "La industria tiene la asignatura pendiente de que los millennials no sean aficionados al reloj. Nosotros trabajamos en un sistema operativo propio que será la plataforma para una serie de funciones. Acabamos de publicar el lanzamiento del microchip con tecnología Bluetooth más pequeño del mundo. En definitiva, vemos los smartwatches como una tendencia y una oportunidad para atraer a los jóvenes a nuestras marcas, pero somos relojeros y vemos que la solución está en las piezas Swiss made".
Como no todo va a ser negocio, nos habla también de una de las iniciativas artísticas más fascinantes que ha puesto en marcha Swatch: el Swatch Artist Hotel de Shanghai –una suerte de Hotel Chelsea neoyorkino– que es "una residencia de artistas en la que cada uno paga su estadía con una sola de sus obras de arte, sea ésta material o efímera", y con los que en algunos casos se llega a colaborar.