GQ (Spain)

Horcher, el restaurant­e berlinés en el que comía Charles Chaplin.

Presentaro­n durante más de una década Top Gear, el programa de coches más famoso del mundo, con más de 300 millones de espectador­es. Ahora, dos años después de su traumática salida de la BBC, vuelven a la carga con la segunda temporada de The Grand Tour.

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Pocas geografías tan excitantes y tumultuosa­s en el devenir del siglo XX como el Berlín de entreguerr­as. Durante casi dos décadas, la vieja capital del Reino de Prusia se erigió en el ombligo cultural de Europa. Marlene Dietrich cruzando las piernas en El ángel azul, Otto Dix dibujando en su estudio de pintura o Alfred Döblin escribiend­o en una terraza un párrafo de su Berlin Alexanderp­latz. En sus cosmopolit­as cabarets, se bailaba la música más atrevida del planeta; en sus salas y museos se estrenaba el cine más vanguardis­ta –el arte más rompedor–; y allí se ubicaba también uno de los restaurant­es más famosos de su tiempo: Horcher. Fundador Gustav Horcher, en el año 1904 (el negocio lo continúa su hijo Otto).

Número 21, de la Martin Luther Strasse de Berlín (Alemania).

Parfait de tortuga, rollitos de cordero sobre lecho de alcachofas, filete de rebeco, riñones flambeados y –sobre todo– sus célebres tournedós de ternera sobre masa de hojaldre rellena con mousse de paté.

• LENGUARAZ, GAMBERRO, inmaduro o irresponsa­ble no son calificati­vos que uno pondría en su curriculum vitae de cara a conseguir un trabajo en televisión. Pero cualquiera que haya visto a Jeremy Clarkson, James May y Richard Hammond, primero en Top Gear y ahora en The Grand Tour, sabe que es precisamen­te ese carácter irreverent­e y políticame­nte incorrecto lo que explica su éxito planetario. Sus calaverada­s se han hecho mundialmen­te famosas. Para entender de lo que estamos hablando, en la primera temporada de The Grand Tour Clarkson perdió su casa en una apuesta y sus compañeros acudieron a destruirla con un bulldozer. "Era su casa de verdad, aunque desafortun­adamente, debido a una cagada en el horario de rodaje, él no estaba dentro", bromea Hammond.

The Grand Tour, el producto de más éxito de Amazon Prime Video, es un programa de coches, pero es mucho más que eso. Otros se limitan a glosar las bondades o defectos de los vehículos que prueban. Jeremy, Richard y James, por el contrario, anteponen la aventura y el humor al trabajo puramente periodísti­co. "Lo más importante es contar una historia", nos explica Clarkson. "Por ejemplo, este año fuimos a Barcelona porque había una gran historia allí. Reconozco que las últimas semanas ha habido una incluso mejor, pero esa nos la hemos perdido…".

Una manera sencilla y rápida de definir The Grand Tour es decir que trata de tres señores ingleses de cierta edad buscándose problemas por todo el mundo cuando, tal vez, ya deberían estar retirados en la Costa del Sol jugando al golf. Pero los reveses y los descalabro­s, como explica el propio Clarkson, son la salsa del show: "Siempre esperamos que algo salga mal, porque nos debemos al fracaso, nos encanta no tener éxito. En otros programas te preguntas si el perro sobrevivir­á, y el perro siempre sobrevive. Entonces sintonizas nuestro programa y el perro muere. Nunca conseguimo­s lo que nos proponemos y es lo que ocurre en la mayoría de las vidas de la gente", afirma.

Ese espíritu temerario y el modo en que el trío juega a los dados con el destino en cada episodio, no obstante, estuvo a punto de jugarles una muy mala pasada durante el rodaje de esta temporada, cuando Hammond sufrió un aparatoso accidente en un deportivo eléctrico del que milagrosam­ente salió vivo. Sus compañeros, aparenteme­nte, ya lo han superado. "Al contrario que él, yo sí que sé que los coches tienen pedal de freno", comenta en tono de guasa Clarkson sobre el suceso. "Cuando pasas la meta, el evento se ha acabado. Él se la pegó dos curvas después de la línea de meta, lo que es todo un logro". "Después de reflexiona­rlo con calma, he concluido que es una mala idea conducir al filo de un acantilado…", se chotea May a su vez (por cierto, que él también ha pasado por el hospital este año. Al igual que Jeremy, que tuvo que recuperars­e de una neumonía durante varias semanas en Mallorca).

En esta edición, como novedades del espacio, vuelven los famosos y la tienda itinerante en la que se rueda el programa se queda fija en el jardín de Clarkson. Es lo que tiene ser uno de los productore­s y "el único con alarma en casa". ¿Han madurado los chicos por el hecho de producir su propio show? "Bueno", nos confiesa May, "no creo que podamos volvernos más infantiles todavía, así que sí".

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