Las batallitas del abuelo
IMAGÍNATE UNA ESCENA IMPROBABLE (o tal vez no tanto). Sucede en un futuro no demasiado lejano. El cine y la televisión han desaparecido completamente de nuestra sociedad y el entretenimiento ya sólo se consume mediante realidad virtual. Un abuelito, sentado en un banco del parque, echa migas de pan a las palomas mientras un niño pequeño se le sienta al lado. "¿Sabes? Yo de joven hacía películas", le dice el viejo al chaval. "Fueron muy famosas en su tiempo". El niño –que no sabe de qué le están hablando– escucha con extrañeza al anciano. "Una de las primeras que hice iba sobre un tiburón gigante", continúa el abuelito, "que aterrorizaba a un pueblo entero. Y luego otra acerca de un arqueólogo aventurero llamado Indiana. No me quedó mal. Más tarde, imaginé que un niño se hacía amigo de un extraterrestre y además puse de moda los dinosaurios, que podían visitarse dentro de un parque temático como si fueran monos del zoo… No te creas, no todo fueron palomitas, efectos especiales y escenas de acción. También conseguí hacerles llorar. Historias emocionantes sobre el racismo en América, el Holocausto judío o los horrores de la Segunda Guerra Mundial… Y pelis del futuro, ésas me encantan… Robots con inteligencia artificial, asesinatos que se resuelven antes de ser perpetrados y videojuegos que se confunden con la realidad…". De pronto, una señora mayor interrumpe la escena, agarra del brazo al abuelito y le reprende severa: "¡Steven, deja de contarle batallitas al pobre niño!".
Han pasado ya más de 40 años desde que Spielberg asombrara al mundo con Tiburón (1975), el suspense de la banda sonora y esos planos inquietantes de indefensos bañistas contemplados –en plano subjetivo– desde las profundidades del océano. Todavía me suelo quedar enganchado a ella cuando la descubro empezada en alguno de esos canales que reponen viejos éxitos. El inolvidable lobo de mar Robert Shaw y esa frase lapidaria que suelta Roy Scheider cuando al fin comprende las descomunales hechuras del escualo asesino: "Vamos a necesitar un barco más grande". Spielberg ha firmado peliculones en las últimas cinco décadas de la historia del cine. ¡Cinco! De los años 70 hasta hoy. Eso sí que es una verdadera carrera de fondo. E.T., En busca del arca perdida, Jurassic Park, Salvad al soldado Ryan, Minority Report, La guerra de los mundos, A.I., Tintín… y ahora estrena Ready Player One, basada en el último gran best-seller de la ciencia-ficción. Siempre le ha gustado explorar las posibilidades que ofrece la tecnología más vanguardista, pero nunca le ha hecho ascos al cine más clásico. No sé por qué, pero uno de mis Spielberg preferidos es el de Atrápame si puedes (2002). Me encanta esa película. La relación entre Leonardo Dicaprio y su padre Christopher Walken, su amistad con Tom Hanks y ese aire de inocencia y belleza estética de los años 50 (el mismo que más tarde adoptaría la serie Mad Men).
Ha pasado mucho tiempo, sí, pero... ¿sabéis una cosa? Aún quiero seguir escuchando más batallitas del abuelo Spielberg.