Greetings from Barcelona: estuvimos en el Mobile World Congress y nos acordamos de ti.
Por primera vez en la historia, las ventas mundiales de smartphones han dejado de crecer. Y las empresas parecen confiar más en el cambio de conexión que en sus propios productos.
El Mobile World Congress de Barcelona se celebró en un clima adverso. Y no sólo por el ruido de fondo procedente de determinadas instituciones (o la nieve), sino por una circunstancia que nunca antes había sufrido el sector: cuatro días antes de su celebración se conoció que, por primera vez en la historia, el número de ventas de teléfonos inteligentes había
descendido a nivel global. En el último trimestre de 2017 se vendieron 408 millones de unidades, un 5,6% menos que en el mismo periodo del año pasado. Toda una sorpresa para un sector en el que los guarismos siempre han sido verdes desde 2007. Por eso casi la mitad de la población mundial tiene un teléfono inteligente. ¿Es ése el techo para este tipo de aparatos?
La lógica dicta que esta situación sólo se puede revertir presentando modelos verdaderamente revolucionarios. Pero las marcas tienen otra idea. O mejor dicho, otra filosofía: la del 'menos es más'. Así lo demuestra su conducta a lo largo del MWC. Las grandes compañías prefirieron la calidad sobre la cantidad, y presentaron modelos seleccionados, entre los que destacaron la dupla formada por el Samsung Galaxy S9 y el Samsung Galaxy S9+, seguramente los dos mejores Android de la historia. Por su parte, Sony anunció los Xperia XZ2 y XZ2 Compact, ambos modelos con un diseño renovado (más curvy y con una cámara de 19 megapíxeles). Huawei directamente no enseñó ningún móvil y prefirió presentar el Matebook X Pro, un poderoso ordenador portátil (con pantalla 3K, Intel Core i7 y hasta 16 Gb de RAM); aparte de tres tabletas, con tamaños de entre 8,4 pulgadas y 10,8 pulgadas, todas ellas con el sistema operativo Android 8.
Nokia hizo mucho ruido mediático con la reedición del mítico 8110, el teléfono móvil que Neo llevaba en Matrix, que en su versión 2018 trae un delicioso y anacrónico teclado físico (y por supuesto, el juego de la serpiente). LG sólo divulgó un par de actualizaciones del V30 –que salió al mercado en 2017– que le dotan de una mejor inteligencia artificial. Google ni eso: pese a contar con stand, no presentó ni un producto.
¿Son estos argumentos suficientes para combatir el inicio de la decadencia de los smartphones? Por supuesto que no. La única arma que puede cambiar su destino es la tecnología 5G, que permitirá descargas de
hasta 20 Gb/s (con el 4G sólo se descargan 150 megas por segundo) y que alterará por completo el diseño de los móviles. Por ejemplo, con esta velocidad no necesitarán memoria interna porque estarán conectados continuamente y de forma estable a la nube. Allí estarán nuestras fotografías y vídeos. También nuestras aplicaciones. Además, los aparatos con conexión a internet se podrían multiplicar por 100, ya que la cobertura mejorará de manera sustancial. Por si esto fuera poco, los móviles podrían reproducir televisión en 4K en directo desde cualquier parte. ¿Cuándo veremos este descomunal avance? A partir de finales de 2019… aunque los primeros móviles compatibles no llegarán a la calle hasta 2020. En MWC 2018 se habló mucho de 5G, pero ninguna teleco, las responsables de su implantación, se atrevió a hacer promesas concretas. Toca esperar.