NUEVO FORD MUSTANG
Probamos el potro salvaje.
Las nuevas suspensiones imantadas Magneride del Ford Mustang mejoran su galope de manera espectacular. El rediseño del caballo más conocido al otro lado del Mississippi incluye unas líneas más musculosas y atléticas, renovados motores y las tecnologías más avanzadas.
Si empezamos diciendo que Ford se ha puesto las pilas con el nuevo Mustang, podemos llevar a engaño a más de uno, porque la evolución del mito americano no sigue el camino de la hibridación y la electricidad. Nada más lejos de la realidad. Aunque ciertamente abraza la tecnología sin miedo, lo hace para potenciar sus valores tradicionales y ponerse al día. Sin ánimo de traicionarse a sí mismo.
El exterior recibe pequeños retoques para acentuar su deportividad: baja un par de centímetros la altura del frontal y estrena luces LED. La silueta, fácilmente reconocible, se ha estilizado de manera acertada y eso es más que evidente. Lo que no se ve, pero se experimenta a la hora de conducir, es el eficiente trabajo desarrollado para pegar el coche a la carretera e integrar todas las ayudas a la conducción disponibles en modelos de este corte deportivo.
La oferta mecánica sigue apostando por dos propulsores bien diferenciados. El caballo menos salvaje, de paseo –si se nos admite el término–, monta un motor Ecoboost 2.3, que ahora desarrolla 290 CV de potencia. Hemos tenido la oportunidad de conducirlo por carreteras de la Costa Azul y la mejora respecto al anterior Mustang es espectacular.
Para los amantes de las emociones fuertes, continúa en el catálogo el motor V8 de 5 litros y 450 caballos, una deliciosa rareza en tiempos de downsizing que catapulta al Mustang a los 100 km/h en 4,3 segundos. Puede asociarse al nuevo cambio automático de diez velocidades, que mejora la deportividad sin descuidar la eficiencia en consumo; o al cambio manual, que se beneficia del sistema de ajuste de revoluciones al bajar de marcha –con lo que gana en suavidad sin perder el blip deportivo que tanto gusta a los más puristas–.
POTENCIA CONTROLADA
Las novedades tecnológicas que incorpora el nuevo Ford Mustang suponen una pequeña gran revolución. Apuesta decididamente por las ayudas a la conducción y los dispositivos de seguridad que ya son moneda corriente en otros modelos de la marca del óvalo y en la competencia. El clímax en este apartado es la nueva suspensión Magneride, un sistema de amortiguación con un fluido imantado que se estimula de manera electrónica para adaptarse a las condiciones cambiantes de la carretera. Los sensores monitorizan el firme más de mil veces por segundo para garantizar una perfecta simbiosis con el asfalto.
En solidaridad con esta tecnología, ahora también se pueden seleccionar varios modos de conducción que mejoran la estabilidad en distintas superficies. Todos estos avances tienen su reflejo en un impactante panel de instrumentación, al estilo americano, que conquista nada más verlo. No faltan tampoco el asistente precolisión con detección de peatones o la ayuda de mantenimiento de carril. Los nuevos colores Azul Kona, Naranja Fury y Escarlata Real resaltan la personalidad de un Ford Mustang que se desdobla en dos carrocerías, la tradicional Fastback y la Convertible, con capota de lona.
Está ya a la venta desde 41.300 euros en su versión Fastback y 45.300 en descapotable. Pero ambos esperan con ganas la próxima llegada de su pariente más icónico: el Mustang Bullitt.
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