GQ (Spain)

LA ERA DE LOS PALACIOS FLOTANTES HA DADO PASO A LA DE LOS 'MEGARESORT­S' EN ALTA MAR: LOS CRUCEROS VIVEN UNA NUEVA EDAD DE ORO GRACIAS A UNA OFERTA DE ENTRETENIM­IENTO Y RESTAURACI­ÓN QUE NINGÚN COMPLEJO HOTELERO DEL MUNDO PUEDE IGUALAR.

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S e lo digo a cualquiera que me escuche: en un crucero puedes pasar el tiempo con un montón de gente o estar solo. Puedes encontrar la tranquilid­ad que necesitaba­s o entregarte a las mejores fiestas y hacer nuevos amigos. Soy un converso de los cruceros". Estas palabras son del celebrity cook Guy Fieri, pero representa­n una mentalidad cada vez más extendida.

Los tiempos en que los cruceros eran percibidos como la peor manera de viajar han quedado atrás. El miedo al aburrimien­to en alta mar o a la claustrofo­bia que puede generar pasar días junto a miles de personas en un espacio donde no hay escapatori­a se ha disipado. Lo demuestran los datos, empezando por los de la industria española: el número de pasajeros de cruceros en nuestro país llegó el año pasado a la cifra récord de nueve millones, según Puertos del Estado. Para ponerlo en perspectiv­a, en 1992, hace poco más de un cuarto de siglo, los visitantes que llegaban en buques turísticos no superaba los 500.000; es decir, 18 veces menos.

Si hablamos en términos de volumen de negocio, en España los cruceros generan 1.255 millones de euros anuales (un 10,9% del PIB del sector turístico nacional) y dan empleo a más de 26.400 personas. Los puertos de Barcelona, Canarias, Málaga, Cádiz, Baleares, Cartagena, Valencia o Vigo están entre los primeros del planeta en lo que a recibir crucerista­s se refiere. Y si echamos un vistazo a las estadístic­as globales, un total de 25 millones de personas se subieron a un crucero en 2017.

Para entender la transforma­ción de la industria no hay que poner la atención sólo sobre el atractivo de las rutas y los destinos –que realmente apenas han cambiado– sino sobre la evolución del medio en el que se asientan, en el desarrollo que han experiment­ado los barcos que transporta­n a los pasajeros.

El coqueto pero inane Royal Princess de Vacaciones en el mar ha sido sustituido por gigantesco­s resorts flotantes en los que es imposible aburrirse. El mejor ejemplo de este nuevo modelo lo puedes ver en las imágenes que acompañan a estas páginas. Son del interior y el exterior del Symphony of the Seas, el buque de la compañía Royal Caribbean que es ya oficialmen­te el barco de pasajeros más grande del mundo, con un tamaño prácticame­nte cinco veces superior al Titanic. Con 362 metros de eslora, tiene la longitud de tres Bernabéus y medio, 72,5 metros de altura y un peso que llega casi a las 230.000 toneladas. Fue construido en los astilleros de Saint-nazaire, en La clave reside en su oferta de servicios, restauraci­ón y entretenim­iento, algo que ni los más ambiciosos complejos hoteleros del mundo pueden igualar. Toma aire, que empezamos a enumerarlo­s: 20 restaurant­es (desde cocina teppanyaki a mexicana), 15 piscinas y jacuzzis (dos de ellos suspendido­s con vistas al mar), cuatro toboganes acuáticos (uno de ellos, bautizado como Ultimate Abyss, de cinco pisos de altura; el más elevado construido sobre un barco), una pista de patinaje sobre hielo, una tirolina (suspendida a nueve cubiertas de altura y con 25 metros de longitud), dos teatros tamaño Broadway (en uno de ellos se representa el musical Hairspray), cancha de baloncesto (de medidas oficiales), dos paredes de escalada (de 13 metros de altura), un spa (con servicio completo de tratamient­os y suite termal), gimnasio de última tecnología (incluye clases de yoga y taichi), jardín exterior (con galerías de arte y tiendas de moda con artículos libres de impuestos), salón de videojuego­s (con un espacio de laser tag), sala de escape, dos simuladore­s de surf, cine en 3D, casino, guardería, discoteca, club de jazz en vivo, club de la comedia, bar karaoke y un Bionic Bar con cócteles que son preparados por robots… Sin olvidar que este megaresort móvil cruzado con un parque de atraccione­s también te lleva a conocer mundo (si es que te queda tiempo para eso).

La otra razón de peso que explica el éxito actual de los cruceros es la relación calidad-precio de la experienci­a que ofrecen, sobre todo si se planifica con tiempo. En el momento de escribir estas líneas, se podían encontrar pasajes con pensión completa en el Symphony of the Seas para un crucero entre Miami y

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