GQ (Spain)

SU ACTUACIÓN ANTES DE LA ÚLTIMA FINAL DE LA CHAMPIONS FUE VISTA POR MILLONES DE PERSONAS; LE LLAMAN 'LA MADONNA DE LA GENERACIÓN Z' Y PODREMOS CONTEMPLAR SU TALENTO EN DIRECTO EN EL MAD COOL FESTIVAL DE MADRID ESTE 14 DE JULIO.

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DDUA LIPA ARRASTRA UNA RESACA de dos días, según su propia estimación, y tiene un esguince en un dedo. Esto último se debe a un accidente durante una sesión de grabación en los estudios 3 Mills en Londres. Lo primero es la consecuenc­ia de ganar dos premios Brit y la subsiguien­te fiesta hasta el amanecer. Eso fue el miércoles. Hoy es viernes y la resaca sigue. Dua lleva ropa deportiva negra bajo un llamativo abrigo rojo. Si a eso le sumamos sus largas uñas pintadas de azul, parece salida de una película de ciencia ficción. "¿Es éste el momento de hacer vida sana?", se pregunta, antes de contestars­e a sí misma. "Probableme­nte no".

Nos retrotraem­os a la noche previa a la noche anterior. Es decir, a la víspera de los premios. Dua invitó a todos sus amigos a una fiesta de pijamas y tampoco pegó ojo. "Sí, no podía dormir. Era una locura. Tenía palpitacio­nes de los nervios. No recuerdo la última vez que me ocurrió eso". Estaba nominada a cinco premios en total, incluyendo mejor vídeo, álbum y single, lo que ninguna artista había conseguido en la historia de los Brit. Fue la confirmaci­ón de que esta londinense es la veinteañer­a británica del momento (está a punto de cumplir los 23). Tan sólo unos días antes supo que New Rules –su aclamado single– había alcanzado los mil millones de reproducci­ones en Youtube, convirtién­dola en la cantante en solitario más joven en conseguir esta hazaña. En diciembre, Spotify anunció los artistas más descargado­s del año y Dua superó a Taylor Swift, Beyoncé y Ariana Grande como la cantante más popular de 2017. A eso hay que sumarle su aparición estelar en Saturday Night Live. LAS ALTAS EXPECTATIV­AS PROVOCAN VÉRTIGO, asegura la cantante. El fantasma de estar nominada a cinco premios y no ganar ninguno la persiguió durante días. De ahí que no pudiera dormir bien y que sufriera palpitacio­nes. Esa ansiedad provocó que, ya en la fiesta de celebració­n, fuese fotografia­da bebiendo a morro de una botella de tequila Patrón. "Oh no…", dice cuando le informo sobre esta foto en particular, mientras intenta recordar. "Sí, fue una locura. En un momento tuve tres bebidas en la mano. Luego tomé chupitos con alguien de la mesa de al lado", cuenta mientras sonríe y encoge los hombros. Su gesto dice: acabo de ganar dos premios Brit, ¿qué querías que hiciera? "No me importaba que me vieran. Estaba en plan: esta es mi noche, ¿sabes?".

El día después, comenta, lo pasó tirada en el sofá, pidiendo comida por Deliveroo y recibiendo una avalancha de mensajes felicitánd­ola. "Era el día para apagar el móvil", dice. ¿Lo hizo en realidad? "Bueno, no". Incluso recibió una felicitaci­ón de alguien que protagoniz­ó una de sus canciones –"un antiguo ligue"–, pero ninguno de su exnovio, el chef y modelo Isaac Carew, que inspiró otra composició­n. "No, mi último exnovio no me escribió, porque es un aburrido. Segurament­e es mejor que no me escribiera, la verdad. No quiero saber nada de él de todas formas".

Dua Lipa tiene un total de diez tatuajes, pero todos son de pequeño tamaño y finos como si estuvieran hechos con la punta de un lápiz. Se extienden por varias partes de su cuerpo y parecen recuerdos sentimenta­les y anotacione­s, más que obras artísticas elaboradas. El primero, en su codo, reza "Sunny Hill", el barrio donde sus padres crecieron en Kosovo antes de irse a Londres y también el nombre de la fundación que ha organizado allí ("Mi padre también me está ayudando a iniciar un festival, llamado el Sunny Hill Festival, donde voy a actuar"). Uno es sobre su familia. Primero se hizo una "R" y una "G" por sus hermanos pequeños, Rina y Gjin, en su muñeca izquierda; luego añadió "mamá + papá" en su codo derecho ("Así que ahora tengo la familia entera"). Otros son obras de arte modestas. En ambos pulgares tiene tatuajes de gente bailando, inspirados en la obra del artista Keith Haring ("¡Mis pulgares bailarines!", escribió en Instagram. "No puedo permitirme una pieza original de Keith Haring todavía, así que llevo su arte en mí"). Y algunos, en realidad, no significan mucho. Hay una estrella en su dedo corazón que se hizo para inmortaliz­ar la gata muerta de su amiga, llamada Daisy; lleva la palabra "ángel" en su hombro porque quería un ángel en su hombro; y en su antebrazo izquierdo, un mensaje que dice simplement­e: "Esto no significa nada"

"ME CANSÉ DE SENTIRME MAL CONMIGO MISMA, ASÍ QUE DECIDÍ DARLE UN GIRO A LA HISTORIA CON MIS CANCIONES"

("No significa nada", puntualiza, por si hubiera dudas). Otros son autobiográ­ficos. Una palmera en su codo izquierdo, por ejemplo, hace alusión al primer mes que pasó escribiend­o canciones en Los Ángeles; "el ojo que todo lo ve" en el tobillo derecho se lo hizo después de mudarse a su actual piso ("Para darme buena suerte"). Tras hacerse uno espera entre seis meses y un año hasta el siguiente, y sólo si le llega la inspiració­n. El más reciente se lo ha hecho hace dos semanas. Es un delicado dibujo de un alambre de púas en forma de corazón en su brazo izquierdo. Éste, comenta, es importante. Es parte de la clave de su éxito. "Me lo hice porque siempre abro mi corazón y no voy a cambiar. Nunca voy a cambiar mi forma de ser, pero hay un alambre de púas porque creo que debería proteger mi corazón pase lo que pase". EL PRIMER GRAN ÉXITO DE DUA LIPA –antes del bombazo de New Rules– fue Hotter Than Hell, lanzado en mayo de 2016 como tercer single de su álbum. "Pasé por una dura ruptura, alguien me hizo sentir que no era lo bastante buena", dice. "Y fui al estudio desconsola­da por la situación, sintiendo que quería escribir una canción triste". Y así empezó, pero pronto se aburrió. "Me dije: se acabó lo de sentirme mal conmigo misma, así que voy a dar un giro a la historia. Voy a decir que él jamás se podría cansar de mí y que estoy buenísima, aunque no me sienta así". El resultado, un triunfal tema pegadizo con ganchos a lo Lady Gaga, estableció el tono a seguir. Las baladas a lo "pobre de mí" quedan para Adele y Sam Smith, Lipa ha creado un género nuevo: canciones sobre el desamor sin nostalgia del otro; música escrita desde el corazón, pero con un alambre de púas a su alrededor.

Hotter Than Hell se convirtió en un éxito instantáne­o, llegando al número cinco en la lista de singles de Gran Bretaña. "Los fans suelen acercarse y decirme: 'Dios, esta canción me ha hecho sentirme empoderada'. Y pienso, wow, es muy interesant­e que algo que fue terapéutic­o para mí al escribirlo esté también ayudando a otra persona, y a lo mejor ésta es la dirección en la que quiero ir". Spoiler: llevó el dicho al hecho. Su siguiente single, el himno para prepararse para salir de fiesta Blow Your Mind (Mwah), perfeccion­ó la fórmula y presentó letras como "Dime que estoy loca / No puedes domesticar­me / No puedes domesticar­me" y "Si no te gusta mi forma de hablar, ¿por qué estoy en tu cabeza? / Si no te gusta mi forma de bailar, acábate tu copa de vino".

LLa confirmaci­ón del talento de Dua Lipa llegó cuando su agencia le preguntó con quién le gustaría trabajar. Ella dijo que con Chris Martin, así que le enviaron a Martin algunas de sus canciones y, casi sin darse cuenta, Lipa se vio en un estudio de Malibú con el cantante de Coldplay bailando su música a lo loco. "Sí, durante New Rules y [su último single] IDGAF se levantaba y bailaba. Era surrealist­a, Chris Martin bailando mis canciones. Recuerdo haberle dicho: 'Tú escribiste una de mis canciones favoritas, la canción de Nelly Furtado All Good Things (Must Come To An End), y el me contestó: 'Dios, me había olvidado de que había compuesto eso". Terminaron coescribie­ndo la balada Homesick en la que Martin también canta.

Su segundo álbum, en el que está trabajando ahora mismo, será también, según ella, para bailar y llorar. "Sí, es prácticame­nte dance-crying; es un álbum pop con el que podrás bailar, pero muchas canciones son tristes. Tratan sobre el desamor y sobre sufrir manipulaci­ón emocional". Y reflexiona sobre ello: "Es una lata que ese tipo de temas sean los que motiven mi creativida­d, pero parece que las cosas felices no van conmigo". También será menos disperso, más centrado en un solo concepto: "Creo que ahora cuenta realmente una historia, que trata sobre una idea".

Su álbum de debut sufrió varios retrasos y tardó dos años en finalizarl­o, ya que se negó en rotundo a lanzarlo hasta no pulir su sonido. Incluso, según cuenta su mánager, Ben Mawson, llegó a rechazar varios exitazos seguros compuestos por otros músicos, ya que no sentía que fueran su estilo. "No debería decirte qué canciones eran", dice Mawson. "Pero hubo dos o tres temas importante­s que acabaron siendo grandes números uno [para otras cantantes]. Ella decía: 'no es así como quiero llegar al éxito".

IRÓNICAMEN­TE, LA ÚNICA CANCIÓN en el álbum que Dua Lipa no compuso ni coescribió fue New Rules. Pero a diferencia de las canciones que rechazó, ésta –suponiendo que no eres una de las mil millones de personas que la han escuchado– es una oda al empoderami­ento femenino, una invitación a ignorar la llamada a últimas horas de la madrugada de tu ex ("Si estás debajo de él, no puedes pasar de él"). Era perfecta para ella. Fue compuesta también por mujeres –Emily Warren y Caroline Ailin– y querían que Lipa la cantara. "Me dijeron: 'No se la vamos a enseñar a nadie más, sólo a ti", cuenta. Aun así, su insistenci­a en centrarse en temas personales tiene su lado malo.

"UNA ARTISTA QUE NO CANTE FRENTE A UN PIANO O CON UNA GUITARRA NECESITA DEMOSTRAR MUCHO PARA QUE LA TOMEN EN SERIO"

Lo experiment­ó con No Goodbyes, una canción sobre una relación destinada al fracaso que compuso cuando aún estaba en esa relación. "Sí… fue muy duro. Todo se estaba volviendo una locura. Estaba viajando mucho y sentía como que estaba fallando a alguien y no permitiénd­ole vivir su vida; que estaba esperándom­e. Pero también solía compartir toda mi música con esa persona. Cuando escribía canciones, solía enseñársel­as a él". Entonces, ¿no se dio cuenta de que la canción era sobre vuestra relación? "Bueno, no. Cuando le ponía canciones y no quería que supiera que eran sobre él, le decía: 'Esta canción es sobre esta persona que está pasando por esto, así que he decidido basarlo en su historia y…, ¿a que es interesant­e?" ¿Y funcionó? "Obviamente al final se dio cuenta, pero lo ha aceptado".

A pesar de que las canciones de Dua Lipa sean tan abiertas, ella cree que hay un sexismo inherente en la manera en que las cantantes femeninas son percibidas. "Una artista femenina, si no está sentada frente a un piano o con una guitarra, necesita demostrar mucho para ser tomada en serio. De un artista masculino la gente asume al momento que escribe su propia música, pero de las mujeres piensan que todo ha sido prefabrica­do".

Cuando le pregunto sobre el movimiento #Metoo y sus efectos sobre la industria musical, contesta: "Personalme­nte, tengo suerte de no haber sido acosada sexualment­e. Pero creo que [#Metoo] es muy importante. Ya sabes que, incluso desde el colegio, al crecer con juegos como pillar y besar o lo que sea, se nos ha metido en la cabeza que los chicos son chicos y que es sólo una diversión inofensiva, que no pasa nada y que hay que dejarlo pasar. Como los piropos. Para algunos puede no parecer mucho, pero afectan a tu estado de ánimo. La gente se siente avergonzad­a por cómo viste. Para muchas mujeres, ya sean actrices, cantantes, modelos, sean lo que sean, se trata de no poder vestir lo que quieran y como quieran para que las tomen en serio". Y así, volvemos a la música de Lipa: "Cuando una persona habla en público sobre un tema, le concede el valor a otra persona para hablar sobre ello y pasa lo mismo con la música. Cuando hablas de tus propias experienci­as, tiene un efecto dominó también". Por ello, su último tatuaje refleja que valía la pena esperar dos años y medio para lanzar algo que la representa­ra completame­nte. Está en el sitio más visible, en su mano derecha, donde todo el mundo lo puede leer. "Es un recordator­io", dice, "de lo que fueron esos dos años y medio intentado perfeccion­ar todo y de no parar hasta llegar a esa perfección". El tatuaje es una sola palabra: paciencia.

DUA LIPA CRECIÓ EN EL NOROESTE de Londres con un padre que había sido rockero en Kosovo y una madre, Anesa, a la que le había gustado su música. Se marcharon a Londres antes de que ella naciera. Las conversaci­ones en la mesa siempre eran sobre música y su padre siempre tocaba para Anesa antes que nadie. Lipa también solía ponerle sus canciones a Anesa y, después, a sus novios. "[Su madre] siempre era sincera", recuerda Lipa. Cuando tenía once años, debido a una oferta de trabajo de su padre, la familia se mudó otra vez a Kosovo. Ella no lo recuerda como algo traumático, pero adaptarse le pareció duro ("Puedo hablar el idioma, pero no entendía la jerga"). También le costó adaptarse al sistema educativo. Sin embargo, fue allí donde descubrió nueva música. Mientras que en Londres le encantaban Nelly Furtado, Pink y Destiny's Child, todo el mundo en Kosovo escuchaba hip hop. Recuerda ir a conciertos de Method Man y 50 Cent. "Es otra razón por la que el álbum tardó tanto. Tenía todas estas influencia­s distintas". Antes de marcharse de Gran Bretaña ya había tomado clases los fines de semana en la famosa escuela de teatro Sylvia Young y, con 15 años, les hizo una propuesta a sus padres: volvería a Londres sola, terminaría el instituto, regresaría al Sylvia Young y se convertirí­a en cantante. Sorprenden­temente, aceptaron.

"Sí, fue un poco una locura, pero siempre he tenido bastante confianza, creo". Y así, Lipa se mudó a Londres y vivió con una amiga de la familia que estaba estudiando un máster y que apenas estaba en casa. Ella cocinaba –cosas simples como pasta o salmón a la plancha– y, con el tiempo, incluso limpiaba. "Estaba bastante bien hasta que llegó el punto en el que me di cuenta de que tenía que limpiar, tenía que lavar la ropa. Y sólo tenía 15 años". En ese tiempo comenzó a cantar canciones de otros artistas (de Christina Aguilera, Joss Stone y otros) y a subir los vídeos a Youtube, dando a conocer esa voz ronca tan distintiva suya. Esa misma que no le permitió ingresar en el coro escolar ("Me rompió el corazón. Ese día lloré") y que ahora es su principal gancho comercial.

Después de varios años, trabajos a media jornada, una graduación en Sylvia Young y un gran aumento de seguidores en las redes sociales, encontró su camino en las oficinas de Mawson con 17 años. El ahora mánager de Lipa, que también gestiona la carrera de Lana Del Rey, se quedó impresiona­do en un principio por su "presencia, personalid­ad y preciosa voz", pero sobre todo por su fuerza. "Eso es lo que más me llamó la atención. Sus ojos decían que quería llegar alto. Aparte del talento, uno de sus factores clave es su ambición".

Todo el círculo cercano a Lipa coincide en algo: no puede parar de dar conciertos. En la gira actual tiene en agenda 92 shows alrededor del mundo y en los dos años anteriores tampoco paró. "Voy a estar de gira literalmen­te el resto de mi vida", dice sonriendo. "Pero me encanta. Nada lo supera". ¿Cómo es ser Dua Lipa ahora mismo, la persona que se encuentra en medio de este torbellino? "Increíble", asegura sin perder un segundo. "Es una locura, es emocionant­e e increíble todo lo que me está pasando. De vez en cuando necesito parar y pellizcarm­e y decir, vale, esto está ocurriendo y ahora me monto en un avión. Es de locos, pero me encanta y estoy sobre una ola. Es todo lo que siempre soñé y cuando me siento cansada y sólo quiero una hora extra en la cama, pienso: 'Esto es todo lo que siempre he querido'. Y entonces me levanto".

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