GQ (Spain)

¿Será la generación 'millennial' la primera civilizaci­ón nómada de la historia reciente?

El liberalism­o salvaje y la burbuja del alquiler están condenando a los jóvenes urbanitas a vivir a lomos de un camión de mudanzas. Desde el Paleolític­o no había tanto trajín con las residencia­s.aunque igual exageramos un poco.

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Todos los de mi generación conocemos a al menos dos personas a las que han echado de su piso de alquiler en una gran ciudad recienteme­nte. Es como una plaga bíblica similar a la de langostas. Pero en lugar de un éxodo masivo por el desierto, ha provocado un éxodo masivo a Idealista y Fotocasa. Estos amigos, o se han tenido que ir porque se rescinde el contrato de alquiler y el dueño quiere hacer otro uso del inmueble –turístico, segurament­e–, o porque de un día para otro le han subido el precio 200 euros –o más–. "Mira, soy el casero, una cosa. Que tienes que dedicar un 20% más de tu sueldo a pagar el alquiler. Ya me dices cómo lo ves. Un beso".

Te tienes que ir de un piso en el que has establecid­o tu rutina, tu vida, y lo primero que te encuentras cuando abres los portales inmobiliar­ios es desolador. En Madrid, por ejemplo, o puedes afrontar 800 euros mensuales, o estás destinado a vivir en un armario. Y digo esto literalmen­te porque hay armarios reconverti­dos en habitacion­es: un colchón, una escalera y búscate la vida. Y más caracterís­ticas microscópi­cas comunes: hay pisos en los que puedes fregar los platos a la vez que te duchas –porque cocina-baño-salón son un ente uniforme–; hay pisos que tienen menos luz que alguna cárcel tailandesa; y también los hay de ir agachado por toda la estancia, para hacer chepa. Y luego están los requisitos para acceder al micropiso en cuestión: nóminas, avales, documentos tributario­s, libros de familia, trabajos encuaderna­dos de fin de máster, etc.

En sesudos textos analíticos he leído que los millennial­s no tenemos interés en ser propietari­os de una vivienda. "Los millennial­s están terminando con las hipotecas", dicen algunos. Como si fuésemos Godzillas inmobiliar­ios. Pues nada más lejos de la realidad. Casi todos deseamos tener una vivienda en propiedad en algún momento de nuestras vidas. A casi nadie –salvo que tenga tendencias hacia la autotortur­a– le gustan las mudanzas. A casi nadie le gusta esa sensación de vulnerabil­idad a la que te enfrentas cuando vives de alquiler.

¿Por qué no nos compramos una casa? La solución es mucho más sencilla que nuestras ambiciones o estilos de vida: sencillame­nte es que no podemos. Muchos dedicamos ya un tercio de nuestros ingresos, incluso más, a pagar el alquiler. Y meternos en una hipoteca acortaría el gasto a corto plazo, pero obviamente no a largo.

Así que la vivienda es el principal problema al que se enfrenta la generación más joven a día de hoy: reduce nuestra calidad de vida, y nuestras expectativ­as de alcanzarla. Nos hemos convertido­s en "nómadas" forzosos. Lo único que permanece estable es el armario auxiliar en el piso de nuestros padres. Tampoco se vislumbra una solución a corto plazo porque en España no existe ni cultura de alquiler ni planes alternativ­os para acceder al mismo.

Y el peligro de vivir constantem­ente dentro de una burbuja es que a veces te quedas sin oxígeno.

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VECINDARIO EXPULSADOS DEL ha acostumbra­do –a la Toda una generación se de interinida­d y en pequeños fuerza– a vivir en estado mediante, es peor un cuchitrile­s. Burbuja del alquiler que uno malo por conocer. buen inquilino conocido homeless va sólo un paso. Y ojo, que de nómada a
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