Te damos 10 razones para odiar el fútbol moderno
El proyecto 'Odio el fútbol moderno' nació en Facebook en 2014 con el objetivo de crear un punto de encuentro para NOSTÁLGICOS DEL BALOMPIÉ. Hoy supera los 100.000 seguidores en la red social y acaba de dar el salto al papel.
El horario de los partidos. Que tu equipo juegue cada semana a una hora diferente a la de la semana anterior es un fastidio. Antes sabías que las tardes del sábado o las del domingo estaban reservadas para tu deporte favorito. Hoy no sabes si tu equipo jugará el viernes por la noche, el sábado a mediodía o –lo que es peor– el lunes por la noche. Un disparate. 2. El precio de las camisetas. ¿Has pensado en comprarte la zamarra de tu equipo? Pues prepara la cartera. Entre 80 y 100 eurazos cuestan las elásticas de los equipos de primera. Y si le quieres poner el nombre de la estrellita de turno, la gracia se puede ir a los 120 pavos. ¡Si sólo van a durar una temporada! 3. Las segundas equipaciones. El segundo uniforme permitía darse algún capricho creativo, pero por culpa de ciertas marcas deportivas con prácticas cuasi monopolísticas hemos llegado a un punto de no retorno en cuestiones de estilo. ¿El Madrid con un dragón negro, el Atletico de un gris que parece blan- co y el Barcelona de morado? ¿Y qué es eso de jugar con la segunda equipación aunque no coincidan los uniformes? 4. El formato de la Champions League. Su traducción literal es Liga de Campeones. ¡Ja! ¿Cómo es posible que el cuarto de España tenga más privilegios que el campeón holandés? Mención aparte merecen las aburridísimas liguillas que premian al tercero con jugar la Europa League.
5. Las botas de colorines. Los futbolistas modernos siguen modas extrañísimas y alardean de tatuajes y peinados estrafalarios. Y lo que es peor: han dejado de llevar botas negras. ¿De verdad que no son más elegantes las Puma que calzaba Maradona o las Patrick de Laudrup que esas aberraciones fosforescentes de plastiquete?
6. Los programas de fútbol. Podríamos cebarnos con El Chiringuito de Jugones, pero es que ahora cualquier programa ha copiado su formato (Estudio Estadio, sin ir más lejos). Sus periodistas actúan como forofos. En estos espacios, importa más la casa de Cristiano que un golazo del Huesca.
7. Que no exista la Recopa. Nos gustaba la Recopa. Era una competición preciosa. Era la copa de los campeones de copa, lo que le daba más emoción a la competición doméstica. Qué buenos recuerdos nos trae el Mallorca de Cúper (último finalista) o aquel gol de Nayim caído del cielo de París.
8. Besarse el escudo en la presentación. Esta moda es ridícula. ¿De verdad piensas que ese chaval brasileño soñaba con jugar en tu club desde pequeñito? Los emblemas tienen historia y hay que ganarse el respeto en el campo, no montando un numerito el primer día de trabajo. Por otro lado, qué manía tienen las marcas deportivas de hacer escudos monocromáticos… Que quede claro: el escudo no se toca. 9. Los petrodólares en el fútbol. Odio eterno a los jeques y a los ricachones que compran equipos como si estuvieran jugando al PC Fútbol. No queremos clubes dopados que hinchan los precios de los futbolistas y ofrecen salarios escandalosamente obscenos con los que no se puede competir.
10. Determinada publicidad en las camisetas. ¿Alguien sabe qué anuncian esas empresas chinas que aparecen en el pecho de algunos equipos? Echamos de menos esa relación casi eterna entre un club y su publicidad: Deportivo y Feiraco, Celta y Citroën, Madrid y Teka…