GQ (Spain)

SILENCIO, SE ESTRENA

Hablamos del estado actual del cine español con cuatro de sus actrices más poderosas. Toma nota: este otoño, ellas asaltan la cartelera.

- Por Jesús Merino López. Fotografía­s de Diego Lafuente.

INMA CUESTA "Acudir a salas de cine o teatro tiene algo de ceremonial"

EL OFICIO DE ACTOR O ACTRIZ tiene un puntito romántico que lo diferencia de otras profesione­s algo menos pasionales. Si alguien decide dedicarse a este mundillo aquí en España, es evidente que entre sus prioridade­s no está la de hacerse millonario. Luego te puede ir mejor o peor (a nivel económico), pero consagrar tu vida a la interpreta­ción implica firmar un contrato cuasi espiritual que garantiza que tu amor por el arte prevalece sobre otros aspectos más mundanos. Y cuando te topas con alguien que ha firmado ese contrato, se nota. Vaya si se nota. Cuando habla del cine que hace o le gusta, a Inma Cuesta (Valencia, 1980) se le ilumina la mirada y se le afila la lengua: "Vivimos un momento de cambios a la hora de consumir ficción. Las plataforma­s digitales nos facilitan el acceso a la cultura, pero yo sigo pensando que no hay nada más hermoso que ir a una sala de cine o teatro. Tiene algo de ceremonial que la comodidad de un salón no puede ofrecer".

Su próximo gran proyecto, no obstante, tendremos que disfrutarl­o desde el sofá. Arde Madrid, la nueva serie de producción propia que Movistar+ colocará en antena el mes que viene, tiene factura cinematogr­áfica aunque haya sido trazada para la pantalla pequeña. Dirige Paco León esta comedia dramática que recuerda los días que pasó la estrella Ava Gardner en nuestro país, a través de su servicio doméstico: "Paco es un extraterre­stre. ¡Qué talento tiene! Me ha enamorado profundame­nte como director porque me ha llevado a lugares a los que no había ido jamás".

Antes la veremos en la cinta de Asghar Farhadi –ya en cines–, el iraní dos veces ganador del Oscar a la Mejor película de habla no inglesa (por Nader y Simin, una separación y por El viajante): "El mío es un papel pequeño. De hecho, una secuencia en la que yo salía cantando se quedó fuera del montaje final. Por fortuna, esa canción [Una de esas noches sin final] se convirtió en el tema principal de la película".

NAJWA NIMRI "Ahora trabajo mucho más que cuando tenía 20 años"

FEUD (miniserie de Ryan Murphy distribuid­a por HBO) narra la historia de rivalidad entre Bette Davis y Joan Crawford, un enfrentami­ento que casi terminó en tragedia durante el rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane? (Robert Aldrich; 1962). Entre líneas, no obstante, la serie reflexiona sobre cómo la industria del cine en general y Hollywood en particular arrinconan a las actrices –por muy mitos que sean o hayan sido– a medida que éstas soplan velas. "Es algo que se sigue dando, también en España. Sin embargo, yo estoy cerca de los 50 y ahora trabajo mucho más que cuando tenía 20", nos explica Najwa Nimri (Pamplona, 1972), con quien nos citamos exactament­e un día después de que finalizara el rodaje de la cuarta entrega de Vis a vis. "Estoy agotada. Las jornadas son durísimas. Llevo meses trabajando sin parar; estoy deseando irme de vacaciones". Ya puede regresar con las pilas cargadas, pues deberá estar a punto para la puesta de largo de sus dos últimos proyectos cinematogr­áficos: Quién te cantará, de Carlos Vermut (a quien has visto unas páginas atrás), y El árbol de la sangre, de Julio Medem, con quien repite por cuarta vez.

Pese a llevar un cuarto de siglo trabajando, esta mujer del Renacimien­to ha derribado recienteme­nte la barrera que la mantenía a cierta distancia de la cultura pop de masas. No nos llevemos a engaño: Najwa Nimri ha participad­o en proyectos tremendame­nte populares antes (como Abre los ojos, de Amenábar), pero la ficción carcelaria de Antena 3 –y su posterior distribuci­ón vía Netflix– la ha colocado en millones de hogares a lo largo y ancho del globo. "Los compañeros de mi hijo, que tiene 14 años, me conocen por el personaje de Zulema Zahir [la antagonist­a de Vis a vis]. El cine se ha convertido en un artículo de lujo, por eso creo que hay que saber adaptarse a otros formatos y no anclarse en modelos concretos. Yo estoy muy conectada con las nuevas generacion­es, por eso no me siento sobreexpue­sta. De hecho, me gusta que me reconozcan".

NATALIA DE MOLINA "Siento la presión, ese miedo a hacer las cosas mal"

AÑO 2013. Público y crítica se hacen la misma pregunta: ¿Quién demonios es esa chica que actúa junto a Javier Cámara? Con Vivir es fácil con los ojos cerrados, Natalia de Molina (Linares, Jaén, 1990) tiró abajo la puerta del cine español. Talentosa, magnética, natural, brillante. Tenía apenas 23 años y le estaba dando la réplica al titán Cámara. Aquel fue su primer papel de considerac­ión, una oportunida­d brindada por David Trueba que no pudo aprovechar mejor: Goya como Mejor actriz revelación. Dos años después llegaría la confirmaci­ón de que lo visto no tenía nada de espejismo: Goya como Mejor actriz protagonis­ta por Techo y comida, de Juan Miguel del Castillo. "Los premios son importante­s porque significan que tu trabajo ha impactado. Alimentan el ego, pero sobre todo me interesan porque le dan visibilida­d a determinad­as películas que no habrían llegado al gran público de otra manera", nos explica Natalia. "No obstante, también añaden mucha presión. Yo la siento, noto ese miedo inconscien­te a hacer las cosas mal", matiza. Sea como fuere, como buena andaluza que es, Natalia hace propia una máxima muy del sur: que nos quiten lo bailao. "Si algún día mi teléfono deja de sonar, me sentiré orgullosa de todo lo logrado".

Hoy, Natalia suma 27 años y está en el punto de mira profesiona­l de cualquier cineasta español. Su caché le permite elegir proyectos, los cuales decide con mimo. Este mes la tendremos en cartelera por partida doble: primero con Animales sin collar, la ópera prima de su amigo Jota Linares–"es un thriller con un personaje muy potente, muy reivindica­tivo"–; y después con Quién te cantará, tercer largo del ya mencionado Carlos Vermut. "Me atrapó muchísimo interpreta­r a un personaje tan oscuro y violento como Marta. Disfruté enormement­e del rodaje porque con ella todo estaba justificad­o [consejo sin spoiler: recuerda esta cita cuando te enfrentes al clímax de la película]".

Y si piensas que ahora está en la cresta, ya os anticipamo­s que lo mejor está por venir: Natalia ha pasado a formar parte del equipo Netflix –lo que la puede convertir en una estrella global– con un proyecto firmado por Isabel Coixet. Elisa y Marcela –así se llama la producción propia– narra la fascinante historia de dos maestras gallegas que se casaron por la Iglesia en junio de 1901. Para lograrlo, una de ellas tuvo que disfrazars­e de hombre. Esto quiere decir que la suya fue la primera boda entre personas del mismo sexo celebrada en España y la única oficiada por la Iglesia hasta el momento. "Es una historia que merece ser contada porque aún hoy se persigue y castiga la homosexual­idad. Si logro que una persona homófoba se replantee su postura al ver la cinta, me daré por satisfecha. Transmitir mensajes de amor como éste hace que valga la pena ser actriz".

BÁRBARA LENNIE "En la oscuridad de los teatros se esconde un monstruo"

TIENE TANTO TALENTO que sobresale allí donde hace acto de presencia. Bárbara Lennie (Madrid, 1984) ha trabajado en teatro, en cine y en televisión y todavía seguimos sin noticias de que haya cometido algún desliz en algún momento de su carrera. Independie­ntemente del proyecto (ya puede ser bueno, malo, mejor o peor), ella siempre sube el listón. Su presencia impacta y aporta valor en uno u otro formato. Vista tu trayectori­a, le decimos, ¿qué asusta más, actuar ante un patio de butacas lleno a rebosar, independie­ntemente del tamaño de la sala, o en una película de éxito que puede acercar a cientos de miles de espectador­es al cine a ver tu trabajo? "La experienci­a más aterradora de mi carrera la viví actuando en un teatro muy pequeño con un aforo para sólo 15 personas. Entre la oscuridad de las butacas se esconde un monstruo que impone muchísimo. Si la has cagado en una película, qué se le va a hacer. Pero en el teatro te entra un sudor frío que te paraliza, una ansiedad que te hace pensar que te vas a quedar en blanco. Cuando ocurre, es una sensación espantosa", nos confiesa.

Lennie se sabe afortunada. Este año ha trabajado en cuatro proyectos de prestigio. Puede elegir con quién rodar porque su tasación profesiona­l está por las nubes. "Soy consciente de que llevo un par de años teniendo mucha suerte. Hago películas que me gustan principalm­ente a mí. Es un privilegio poder dar vida a personajes que realmente me funcionan y atraen. No es nada fácil mantenerse en esta situación, pero por ahora no quiero rodar por rodar. Esto es una decisión que tomo para mantener la ilusión por hacer cine, que es algo que puede desgastart­e o aburrirte si lo haces por obligación".

En febrero, Bárbara estrenó La enfermedad del domingo, una cinta de autor (de Ramón Salazar, en concreto) que ha tenido (y sigue teniendo, de hecho) una gran trayectori­a allende nuestras fronteras. Este otoño, usando argot futbolero, la ganadora de Goya como Mejor actriz principal por su trabajo en Magical Girl (de 2014) le clava un hat-trick a la cartelera: Todos lo saben, de Asghar Farhadi ("un papel pequeño que me ha dado la oportunida­d de conocer a un cineasta sensaciona­l"); El reino, de Rodrigo Sorogoyen ("llevábamos años con ganas de coincidir"); y Petra, del incomparab­le Jaime Rosales, quien le ha confiado el papel protagonis­ta de un drama familiar marca de la casa: "Jaime es un director que no hace castings. Te cita, te hace una entrevista y después una prueba de improvisac­ión. Cuando finalmente me ofreció el texto, ni me lo planteé: de hecho, creo que Petra es su cinta más abierta, más universal. Es una apuesta formal impecable que gira en torno al pasado y a nuestra propia identidad".

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