Un genio desterrado L
BECKMANN. FIGURAS DEL EXILIO rinde tributo a un artista fracturado por los avatares del siglo XX.
a suya era una vida predestinada: Max Beckmann (Leipzig, Imperio alemán, 1884; Nueva York, EE UU, 1950) siempre quiso ser artista. Aunque, en realidad, nunca lo tuvo fácil. En 1900, siendo apenas un adolescente, logró entrar en la Academia de Artes de Weimar. Pasaron los años. Le iba bien: podía vivir de su trabajo –obra influenciada por los impresionistas franceses– y viajar a Florencia, París o Berlín. Sin embargo, fue llamado a filas para servir como personal sanitario en la I Guerra Mundial. Lo que allí vio le cambió la vida. Tras sufrir una crisis nerviosa fue dado de baja y enviado de vuelta a casa. El trance repercutió profundamente en su obra: Beckmann cambió la paz del Impresionismo por la agitación expresionista. Ejerció como maestro en la Escuela de Fráncfort desde entonces hasta 1933, año en el que fue tachado de artista degenerado por los nazis. Perdió el trabajo tras ser estigmatizado y huyó a Holanda, en donde vivió durante la II Guerra Mundial. Tras el conflicto no quiso regresar: su mochila emocional pesaba demasiado. Cruzó entonces el océano para establecerse en Nueva York. Y allí, en el ecuador del siglo, el día en el que se dirigía al Metropolitan para exponer su obra, falleció de un ataque al corazón.
Beckmann. Figuras del exilio es la primera ocasión en 20 años de disfrutar en España de una exposición monográfica dedicada a su figura, una muestra de 51 piezas. Podremos rendirle honores por partida doble, primero en el Thyssenbornemisza (del 25/10 al 27/1/19) y después en Caixaforum Barcelona (del 20/2 al 26/5/19). Disfruta. Se lo merece.