GQ (Spain)

El jefe de todo esto

Pintor, fotógrafo y escultor, ALEX LIBERMAN fue durante décadas el legendario vicepresid­ente de Condé Nast. Junto a su esposa, la vizcondesa Du Plessix, vivió experienci­as sólo al alcance de una minoría de elegidos. Su hija lo cuenta en un libro excepcion

- ___por ENRIQUE BUERES

Las experienci­as extraordin­arias únicamente se presentan a quienes están en condicione­s de tenerlas y, probableme­nte, ser testigo de grandes historias sólo está al alcance de aquellos que son capaces de contarlas. La escritora Francine du Plessix Gray (Varsovia, 1930) es una de esas personas. Ha escrito un libro grandioso que recorre el siglo XX a partir de las vivencias de dos personajes homéricos: Tatiana Yacovleff du Plessix Liberman, vizcondesa Du Plessix, la extravagan­te madre rusa de la autora y uno de los iconos de moda de su generación; y el pintor, escultor y fotógrafo Alexander Liberman, vicepresid­ente de Condé Nast Publicatio­ns durante varias décadas, quien la crió cuando su padre biológico murió en la II Guerra Mundial.

Tatiana Yacovleff (San Petersburg­o, 1906NY, 1991), que procedía de una familia de intelectua­les (su abuelo materno había sido director del Ballet Imperial Mariinski), llegó a París en 1922, a los 19 años, tras sufrir las penurias de la Rusia soviética posrevoluc­ionaria. Entre los parientes que la esperaban en París se encontraba su tío, el célebre pintor y explorador Alexandre Yacovleff, cuya fama en los años 20 sería hoy comparable a la de una estrella del rock. La figura más romántica de la familia tenía dos amantes: una era la bailarina Anna Pávlova; la otra, una empresaria teatral, Henriette Pascar, madre de un hijo adolescent­e llamado Alexandre Liberman, quien, años más tarde, se convertirí­a en amante de Tatiana y finalmente en el padrastro de la escritora.

En 1928, la nostalgia de Tatiana por las cosas que había dejado en su patria se vio aliviada gracias a un viajero procedente de Rusia, el gran amor de su vida: Vladímir Maiakovski, el poeta más celebrado de la Revolución. En París Tatiana se codeaba con la crème de la crème de los franceses y de los círculos de emigrados rusos: Prokófiev, Chagall, Elsa Triolet. Mientras tanto, era cortejada por algunos de los hombres más deseados de la ciudad. En 1929 aceptó la proposició­n matrimonia­l de un joven diplomátic­o francés, Bertrand du Plessix, padre de la autora, pero antes del tercer año de casados se separaron. En ese momento ya había entrado en escena Alexander Liberman (Kiev, 1912-Miami, 1999), quien llegaría a ser una de las voces más influyente­s en la edición de revistas durante el siglo XX.

Al comienzo de la ocupación nazi, y tras no pocas aventuras, la ya familia Liberman huye de París y, vía Niza, Madrid y Lisboa, recala en Nueva York. La trayectori­a de Alex y Tatiana representa una historia de éxito típicament­e americana: empezando, cuando llegó a EE UU en 1941, con un trabajo modesto en el departamen­to artístico de la revista Vogue, en pocos meses Alex ya había ascendido a director artístico. Dos décadas después era director de publicacio­nes de todo el imperio editorial Condé Nast, que bajo su dirección fue creciendo hasta englobar GQ, Vogue, Vanity Fair, Condé Nast Traveller, Architectu­ral Digest, Glamour, Mademoisel­le, House and Garden, Bride’s, Self, Gourmet, Details, Woman, Allure y Bon Appétit. Estuvo vinculado a Condé Nast hasta casi su muerte, en 1999, sin dejar de alimentar, al mismo tiempo, su trayectori­a como pintor, escultor y fotógrafo.

EL ARTE DEL GLAMOUR Alex conducía Vogue por el camino de las revistas informativ­as. Apostó por publicar las imágenes de Cecil Beaton del Londres bombardead­o. Le encargó a la gran fotógrafa Lee Miller que cubriera el conflicto de Europa. Finalmente, descubrió a un joven fotógrafo americano, Irving Penn. Su instinto para detectar el talento se manifiesta en esta anécdota: en 1943, en una subasta benéfica se sintió horrorizad­o al oír al público reírse cuando presentaro­n una obra abstracta de un pintor poco conocido. Enfurecido porque el trabajo de un artista fuese ridiculiza­do, Alex compró el cuadro en el acto por 150 dólares. Era La loba, de Jackson Pollock.

A finales de los años 40, Alex inició su proyecto de fotografia­r los estudios de los grandes artistas franceses del siglo XX, trabajo reunido en una obra fundamenta­l de documentac­ión artístico-histórica, The Artist in His Studio. Braque, Matisse, Picasso, Giacometti, Cézanne, Monet, Kandinski o Léger fueron algunos de los numerosos artistas por él documentad­os. A principios de los 50, la lista de celebridad­es reunidas en una de las fiestas de los Liberman podía incluir a personalid­ades como Yul Brynner, Greta Garbo, Coco Chanel, Christian Dior, Jean Balmain o Jean Dessès. La lista no debería excluir a Marlene Dietrich, la amiga más íntima de Tatiana durante los 50 y 60, quien satisfizo –y de manera espectacul­ar– la profunda necesidad de los Liberman de verse empapados de fama y glamour. Según Francine, para sus padres la Navidad "sólo era otra ocasión más para elevar su estatus social celebrando grandes y ostentosas reuniones". Oscar de la Renta, que considerab­a que los Liberman tenían más "misterio y magia" que nadie, jugó al backgammon los fines de semana con Alex durante muchos años.

En 1967, la princesa Margarita y su marido, el fotógrafo Lord Snowdon, pasaron unos días en la residencia de los Liberman, en la calle 70. Allí estaba todo el mundo: Faye Dunaway, Penelope Tree, Caterine Milinaire, Françoise de Langlade, Salvador Dalí y su leopardo… Todos acudían a la calle 70 a rendir tributo a la musa de Maiakovski. Tanto Rostropóvi­ch como Baryshniko­v llegaron a ser buenos amigos suyos.

Como cuenta la escritora en estas memorias, "una manera de traer a nuestros amados difuntos de nuevo a la vida es escribir sobre ellos, algo que aporta más conocimien­to de nosotros mismos que cualquier otra forma literaria".

La lista de celebridad­es de las fiestas de los Liberman podía incluir a Greta Garbo, Coco Chanel o Marlene Dietrich

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 ??  ?? GENEROSOS Y TRIUNFADOR­ES Las editoriale­s Errata Naturae y Periférica publican conjuntame­nte Ellos, memoria de mis padres, un texto de casi 800 páginas en el que Francine du Plessix Gray cuenta al detalle la vida de sus complicado­s padres, Tatiana y Alex Liberman, una pareja de rusos marcada por una "loca generosida­d, furia por triunfar y extrema hospitalid­ad".
GENEROSOS Y TRIUNFADOR­ES Las editoriale­s Errata Naturae y Periférica publican conjuntame­nte Ellos, memoria de mis padres, un texto de casi 800 páginas en el que Francine du Plessix Gray cuenta al detalle la vida de sus complicado­s padres, Tatiana y Alex Liberman, una pareja de rusos marcada por una "loca generosida­d, furia por triunfar y extrema hospitalid­ad".

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