Varios niveles de excelencia
Gracias a su doble añejamiento, el BRUGAL GRAN RESERVA 1881 varía sus exquisitas notas de cata en función de la temperatura a la que se sirva.
La destilación de una bebida alcohólica puede ser un proceso químico, pero su añejamiento tiene más que ver con la magia (y la maestría). La selección del lugar, del clima y, sobre todo, de las barricas en las que un destilado envejece es lo que marca la diferencia entre un resultado correcto y otro memorable. El Ron Brugal Gran Reserva 1888, con su especialísimo doble añejamiento, es la prueba fehaciente de ello: ofrece lo mejor de dos mundos separados por un océano, República Dominicana y España. Permanece ocho años madurando en barricas de roble americano que han albergado bourbon, para pasar después a reposar, hasta seis años, en barricas de roble europeo que han contenido jerez. El ron resultante es tan único, tan mágico, que sus notas de cata traspasan continentes dependiendo de la temperatura a la que se sirva: entre 24 y 26 grados se detectan toques de café, pasas, vainilla y dátiles, propios de Centroamérica; y entre 15 y 20 grados destacan los sabores característicos de madera que ha contenido jerez: toffee, melocotón, cítricos y frutos rojos. Estas notas salen incluso a relucir en los cócteles, como el Estrómboli, que realza los matices más frescos. Apunta: 6 cl de Brugal 1888, 3 cl de Martini Rubino, 3 cl de tónica, dash de angostura y brocheta de frutos rojos.