GQ (Spain)

EZRA MILLER

- FOTOGRAFÍA­S: DAVID GÓMEZ MAESTRE POR NOEL CEBALLOS REALIZACIÓ­N: JOANA DE LA FUENTE

El actor de Animales fantástico­s: Los crímenes de Grindelwal­d, la nueva aventura ambientada en el mundo mágico de J. K. Rowling, nos intenta convencer de que la magia existe a lo largo de dos conversaci­ones acerca de fantasmas eléctricos, París, Alejandro Jodorowski, bebés dinosaurio y la eterna lucha de la luz contra la oscuridad.

"PROMÉTEME QUE, LA PRÓXIMA VEZ que vayas a Barcelona, vas a bajar a la estación de metro de Plaza Catalunya. Camina un poco por ella y encontrará­s el lugar con mejor acústica de todo el planeta. Es un espacio grande y vacío al que tienes que ir con alguna persona especial en tu vida, porque vuestra misión allí es cantar juntos alguna canción de vuestra infancia. Haz eso y luego intenta convencerm­e de que la magia no es real. Trata de hablarme de ciencia y filosofía cuando hayas escuchado tu propia voz en la estación de metro de Plaza Catalunya".

La idea era entrevista­r a Ezra Miller, joven estrella norteameri­cana en alza, con motivo de su papel en Animales fantástico­s: Los crímenes de Grindelwal­d, segunda entrega de la saga de precuelas que J. K. Rowling está escribiend­o como complement­o a (y expansión de) su catedralic­io ciclo de Harry Potter. Se me había informado de antemano de que el actor, lejos de entender su vinculació­n a la franquicia como un compromiso que lo aleja del pedigrí indie obtenido a través de trabajos como Tenemos que hablar de Kevin (2011) o Las ventajas de ser un marginado (2012), es un auténtico fan de este universo de magos, brujas y criaturas imposibles. Lo que no sabía, lo que no podía saber, era que mi conversaci­ón con Miller se iba a acabar extendiend­o a dos noches en las que él intentaría convencerm­e de que la magia no está solamente en los libros y las películas, sino también entre nosotros. A nuestro alrededor, o quizá debajo de nuestros pies. Junto a las vías de metro. Tan cerca que casi podemos tocarla.

"No puedes negar que nuestras vidas están rodeadas de peligro y terror", sentencia. "Necesitamo­s algo de luz blanca para encontrar un camino en mitad de las tinieblas".

VIERNES. POCO DESPUÉS DE medianoche. El teléfono suena por primera vez y, tras las presentaci­ones de rigor, Ezra Miller me pide que le dispare con lo mejor que tenga. Será mejor empezar por el principio: ¿Cuál fue su primer contacto con un muchacho que, bajo su flequillo y un poco por encima de sus gafas redondas, escondía una cicatriz en forma de rayo? ¿Cómo llegó el bueno de Potter a su vida? "Mi padre trabajaba en la industria editorial", comienza Miller, "así que recuerdo que un día llegó a casa hablándono­s de un libro que iba a ser realmente importante. Y él tenía una de las pocas copias que, en ese momento, existían en EE UU. Cuando me explicó que trataba sobre magia, ya me había convencido del todo: me interesaba mucho el tema, naturalmen­te, porque era un niño. Y ésa es la misma razón por la que me sigue interesand­o ahora…".

Por tanto, su primer recuerdo de Harry Potter y la piedra filosofal, la novela que lo empezó todo, está protagoniz­ado por su padre, quien se lo leyó de cabo a rabo a lo largo de un par de noches inolvidabl­es. "Yo sólo tenía unos seis años, pero me enamoré perdidamen­te de la historia. Siempre me había gustado la fantasía, pero tenía que ser oscura, tenía que tener un componente terrorífic­o para que sintiese que merecía la pena y que estaba hablando de algo real. Si no había un antagonist­a que me provocase pesadillas, solía olvidarme del tema a los pocos días. En cambio, nunca olvidaré cuando Voldemort aparece al final de La piedra filosofal: descubrí que estas novelas contenían la cantidad de oscuridad suficiente como para reflejar la que yo percibía en el mundo, incluso desde pequeño".

"La belleza de Harry Potter", continúa, "es que te presenta una realidad lúgubre, deprimente y más allá de toda redención, muy parecida a la que nos rodea en nuestro día a día, pero después te proporcion­a las herramient­as para luchar contra ella. Herramient­as que todos poseemos de manera natural: amistad, amor, valentía, confianza. Fue maravillos­o poder crecer leyendo unos libros con este mensaje. Tenía 17 años cuando se publicó el último: para entonces, prácticame­nte me sabía los demás de memoria, ya fuese gracias a numerosas relecturas o a los audiolibro­s narrados por Stephen Fry, que se convirtier­on en una parte esencial de mi vida. Lo cierto es que llevaba un tiempo sin oírlos cuando me llamaron para ofrecerme un papel en algo titulado Animales fantástico­s, lo cual me dio una excusa para volver a escucharlo­s durante, al menos, tres horas al día, como en los buenos tiempos".

Si esto te parece el proceso de documentac­ión más largo de la historia, el actor está completame­nte de acuerdo: "¡Es exactament­e eso!", reconoce entre carcajadas. "Me pasé toda la infancia preparando el trabajo que tengo ahora".

DESDE EL MOMENTO EN el que se enteró de que Warner Bros., el estudio que llevó al cine las siete novelas de Potter, estaba trabajando en una nueva saga pensada a modo de precuela, Miller supo que tenía que hacer todo los posible –literalmen­te lo que fuese– para conseguir una audición. "La perseguí de forma muy agresiva, pero ni siquiera eso me preparó para el momento de llegar allí, conocer el nombre de mi personaje y tener que improvisar un diálogo. Esto fue lo único que me dijeron: 'Te llamas Credence, eres huérfano y vives en la Nueva York de los años 20'. Pero entonces sucedió algo curioso. Sin haber leído el guión ni saber nada más sobre él, sentí cómo Credence entraba en mí cuando cerré los ojos. Al abrirlos, empecé a comportarm­e como él. Empecé a hablar como él. Algunas de las cosas que dije eran cosas que, como más tarde descubrirí­a, estaban en el guión. ¿Cómo pude

saberlo? Bueno, creo que eso también es una forma de magia. Es el fantasma eléctrico de la interpreta­ción; una forma muy poderosa y primordial de energía que, a veces, se cuela en tu cuerpo y te permite llegar a lugares que ni tú sospechas que existían. Yo creo en ese fantasma".

Y también, por supuesto, cree en J. K. Rowling, guionista de Animales fantástico­s y demiurga de todo un mundo de fantasía, a quien pudo conocer durante la preproducc­ión de la primera entrega. "Es la auténtica diosa que existe en mi vida. Tengo un amigo, el guionista de cómics Grant Morrison, que me escribió una canción sobre la diosa egipcia Serket. Dice que, por alguna razón, me parezco a ella. Jo (Rowling) no es una diosa antigua: es una diosa joven y alegre, pero te destruirá con rayos láser si alguna vez se te ocurre contrariar­la. Es una bruja muy poderosa. La respeto con toda mi alma y no podría admirarla más. Tenerla como guía en estas películas es lo más maravillos­o que podría habernos pasado: nadie conoce mejor el mundo mágico que la persona que lo creó".

Para él fue muy importante poder preparar su personaje de chico perdido junto a la autora que lo imaginó. "Creo que perdido es una forma muy certera de describir el estado en el que se encuentra al principio de esta segunda película, pero no sé si lo veo como un chico o como una bestia… Credence es uno de esos animales fantástico­s del título: es una bestia luchando por salir a la luz, pero con un componente humano que aún domina su realidad. Lo que más me emociona de él es que creció rodeado de gente que debería haberlo cuidado y amado, pero prefiriero­n contarle mentiras y hacerle daño. El resultado de ese proceso traumático es que, ahora mismo, Credence está muy confuso. Siente que ha sido maltratado tanto por el mundo mágico como por la sociedad muggle, luego le va a costar un tiempo encontrar su lugar en el mundo. Esta segunda película trata sobre esa búsqueda".

ESTAMOS HABLANDO DE PARÍS cuando la llamada se corta. "Tengo que pedirte disculpas por lo de ayer", me cuenta el sábado, también a medianoche, cuando volvemos a hablar, pues él insistió en que debíamos terminar nuestra conversaci­ón. "Verás, lo que pasó es que hice algo de magia sin querer. Fue una comba temporal. ¿Sabes cómo funciona? Es sólo un salto a la izquierda, luego un paso a la derecha, con tus manos en las caderas… Bueno, seguro que ya sabes el resto".

Tras comprender que su mitología personal también tiene un espacio reservado para Rocky Horror Picture Show, volvemos a hablar de la Ciudad de la Luz. "Oh, París. A veces pienso que la única razón por la que gran parte de la acción de Los crímenes de Grindelwal­d se ambienta allí es porque, en francés, 'varita mágica' se dice baguette magique… ¿Qué mejor razón puede haber? Pero, hablando en serio, París en 1927 era un lugar sencillame­nte mágico. Aún lo sigue siendo, y por eso tenemos un cameo de Alejandro Jodorowski en la película. Si un mago poderoso reside actualment­e allí, es normal que acabe saliendo en nuestra película".

"Otro de los elementos que este salto hacia Europa nos permitía explorar es el mundo del circo", prosigue, "que realmente nunca había formado parte del universo de Jo hasta el momento. Para mí es muy interesant­e ver cómo la magia circense, lo que conocemos como trucos, se mezcla con la magia real de los personajes. Pero también podemos explorar cómo eran las personas que trabajaban en los espectácul­os de circo de la época: gente a la que la sociedad considerab­a diferente, gente a la que se referían cruelmente como fenómenos, gente con la que Credence encuentra una conexión muy especial".

Miller no puede contener su entusiasmo cada vez que comenta cualquier aspecto de la producción, desde el vestuario de Colleen Atwood hasta el placer de colaborar con todo el elenco. "Trabajar en una saga que significa tanto para un número increíble de personas en todo el mundo, yo incluido, es una gran bendición. Todo lo que Jo escribe es casi un texto sagrado para mí. Y siempre está recorrido por un sentimient­o: el amor, único antídoto contra el mal que nos rodea. No hay nada más poderoso que formar parte de algo así".

Parece mentira, pero el tiempo extra que nos ha conseguido nuestra segunda llamada también se agota. Sólo queda, quizá, preguntarl­e por su Patronus. ¿Cuál sería el animal de poder de alguien que se ha criado convencido de que la magia es real? "Una foca", asegura. "Aunque la mayoría de la gente con la que he tenido sexo dice que me parezco a un bebé dinosaurio… Es raro, lo sé. Pero mantengo mi primera respuesta: en el fondo, me veo tan divertido y peligroso como una foca".

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TRAJE DE RAYAS, CAMISA BICOLOR Y BOTINES CHELSEA GIVENCHY.
 ??  ?? GABARDINA VERDE BOTELLA VALENTINO Y PAÑUELO DE SEDA CON ESTAMPADO 'FLORA GOTHIC' GUCCI. CAMISA ROSA CON CUELLO ALTO BICOLOR Y PANTALONES DE CUERO HERMÈS. BOTINES CHELSEA GIVENCHY.
GABARDINA VERDE BOTELLA VALENTINO Y PAÑUELO DE SEDA CON ESTAMPADO 'FLORA GOTHIC' GUCCI. CAMISA ROSA CON CUELLO ALTO BICOLOR Y PANTALONES DE CUERO HERMÈS. BOTINES CHELSEA GIVENCHY.

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