/ Maurizio Cattelan sale de su retiro para comisariar la muestra del año.
El artista MAURIZIO CATTELAN vuelve a salir de su retiro para comisariar de 'The Artist Is Present', la muestra que pondera el valor de la apropiación y la falsificación… ¡en China y por encargo de Gucci!
En la penumbra magenta de un club nocturno de Shanghái, Maurizio Cattelan se encoge de hombros ante el soberbio ejercicio de cinismo que acaba de ejecutar. "En mi defensa diré que sólo he sido honesto", concede, antes de ser engullido por la multitud festiva. Hace apenas unas horas que el proverbial agente provocador del arte conceptual italiano inauguraba en la capital comercial china la exposición que lo ha devuelto a los titulares, en esta ocasión como comisario. Un sonado regreso a la acción, tras aquel retrete de oro que instalara en la quinta planta del Guggenheim de Nueva York para orinarse en el poder (America, escultura funcional de 2016), que le ha puesto en bandeja Alessandro Michele en su papel de agitador cultural por la gracia –y las arcas rebosantes– de Gucci.
The Artist Is Present podrá ser la enésima muestra de arte patrocinada por la moda. Pero aquí la coartada es, simplemente, brillante: el diseñador que ha hecho de la recreación una narrativa de éxito comercial sin precedentes y el artista que siempre ha abrazado sin remordimientos el discurso de la apropiación, cuestionando la naturaleza (y, sobre todo, el valor) de la obra original en la meca de la falsificación. La cuadratura del círculo. "Cuando me propusieron la idea, sólo me dijeron dos palabras: Shanghái
y copias. Por supuesto, hay muchas razones estratégicas para una marca como Gucci en esta elección, concepto aparte. Pero, al mismo tiempo, se han atrevido a asignarme tamaña misión a mí, un artista no especialmente apreciado por las autoridades chinas. Y se me ha dado total libertad para seleccionar a los participantes y sus obras. Una exposición tan compleja como ésta no se puede reducir a un solo y claro concepto", explica el escurridizo Cattelan, que, sin embargo, no ha tenido reparos en dejarse ver en primera fila en los dos últimos desfiles de la firma de origen florentino. "Eso es lo que me gusta del arte, y lo que Alessandro [Michele] ha respetado desde el principio".
COPIA, QUE ALGO QUEDA Amante de la ambigüedad, el doble sentido y la lectura múltiple, el artista-comisario se las ha ingeniado, paradójicamente, para rendir pleitesía a la originalidad a través de la copia. Como la blasfemia, que suena a irreverencia contra Dios al tiempo que supone un significativo reconocimiento de su existencia, la falsificación, la recreación, la simulación y la clonación ponen en evidencia el referente primigenio. En The Artist Is Present sucede desde el propio título –y su cartel-mural–, réplica del de aquella performance de Marina Abramovic en el Moma de Nueva York en 2010, al que ni la propia artista serbia se ha atrevido a chistar. "'Mata tus encantos' ['Kill your darlings', expresión literaria de traducción complicada, acuñada por William Faulkner para señalar las lacras del escritor pagado de su prosa vacua] es el mejor consejo que me hayan dado nunca: todos deberíamos adoptar una actitud escéptica ante nuestras salidas creativas", dice a propósito. "Los mejores artistas que conozco son objetivos juzgando sus trabajos".
Al final, lo que tendrá lugar en el Yuz Museum de Shanghái hasta el 16 de diciembre es un intenso debate alrededor de la simulación y la réplica como paradigma de la cultural global. Y sobre cómo en los mecanismos de imitación (del gesto, el lenguaje, el pensamiento, los objetos…) aflora la naturaleza humana. La pregunta que surge entonces es: ¿es posible que el arte sea honesto? "Si la honestidad fuera tan creativa como precisa de serlo la deshonestidad, podría serlo", aventura Cattelan. En el intento por demostrarlo, le acompañan una treintena de artistas internacionales que lo mismo cuestionan el estatu quo (el colectivo danés Superflux, la canadiense Kapwani Kiwanga, el neoyorquino John Ahearn) que se pasan el copyright por el arco de triunfo (el estadounidense Eric Doeringer, la polaca Aleksandra Mir) o manipulan la realidad (la británica Gillian Wearing, el chino Ma Jun). Todo en una inteligentísima instalación en la que las diferentes obras establecen conversaciones unas con otras. "Es hora de considerar la copia, la apropiación, como una declaración de principios", concluye Cattelan. "Empieza a copiar lo que amas. Copia, copia y copia. Porque, cuando termines de copiar, te habrás encontrado a ti mismo".