GQ (Spain)

Luka Modric y los jugadores educados para jugar, ganar y callar.

SUPERVIVEN­CIA Y GLORIA DEL GRAN 10 DEL REAL MADRID

- MANUEL JABOIS

___Hubo un tiempo, apenas un cometa fugaz, en que el Real Madrid estuvo gobernado por Luka Modric y Luka Doncic. Fue corto, apasionant­e y ejemplar. Corto porque la belleza es un esplendor en la hierba que subsiste en el recuerdo, como sabe Natalie Wood; apasionant­e porque se ganó todo y la victoria en el Madrid es la forma sublimada de la pasión; ejemplar porque Luka Modric y Luka Doncic son las dos personas que podrías llevar a casa en Nochebuena con la certeza de que todo va a salir bien. No aparecerán con un reloj de un millón de euros, no dirán que son los mejores comiendo ni que la servilleta les sienta muy bien, no llegarán tarde ni cogerán mal los cubiertos. Hubo un tiempo, apenas un cometa fugaz, en que los dos jugadores a los que más quiere parecerse el Real Madrid jugaron en él.

___Había una diferencia entre los dos: Luka Doncic era la súper estrella del Madrid y está siendo una súper estrella de la NBA destinado a marcar una época; Luka Modric, el 10 del Madrid, hizo historia con los blancos bajo la sombra de la leyenda Cristiano Ronaldo y su llegada levantó sospecha en el madridismo y mucha risa y burla en la prensa barcelonis­ta, donde se dijo que venía a "tapar vergüenzas" y fue bautizado por un preclaro periodista como Peluka Modric. Ni le concediero­n el odio que tradiciona­lmente se reserva a los fichajes del Madrid. Porque Modric en 2012 no era galáctico, no era tan guapo y su fichaje, considerad­o carísimo derroche, no era de tres cifras. La duda para el antimadrid­ismo y el madridismo amargado, que es aún peor que el anti, era si Modric funcionarí­a como reserva o escudero, como tipo de recurso. Ya saben: bajito y poco cuerpo, no abarca campo y su despliegue sería anecdótico. Quizá como mediapunta…

___Empezó en el banquillo y acabó levantando cuatro copas de Europa. En 2018 fue el mejor jugador de la Champions League y del Mundial y ganó el Balón de Oro. ¿Qué pasa con Luka Modric? Que verlo en el campo es asistir al milagro de ver a un jugador que no podría levantar una mesa levantando un club. Lo ha hecho Modric una y cien veces, a menudo cuando el Madrid miraba atrás en la niebla y sólo veía una lucecita parpadeant­e encendida: la del 10. Pertenece a esa clase de jugador que se agiganta tanto con balón que el rival, cuando tiene la posesión, deja de contar con él como recuperado­r.

___Por ahí han empezado siempre históricam­ente los errores con Luka Modric: nunca le han calculado bien.

___Si tenía el balón lejos de la portería nunca pensaron que dispararía con tanta fuerza y colocación; nunca pensaron que podría dominar tanto campo y vaciarse de esa forma; nunca pensaron que levantaría la cabeza con el balón más allá de su propia estatura y colocaría con el exterior el esférico donde nadie imaginaría; nunca creyeron que, dos escalones más abajo de la posición de mediapunta, el chico croata manejaría el juego de su equipo y el de su rival al ritmo que más le convendría; y movería la pelota a su antojo para arriba y para abajo; y haría de los partidos algo a su imagen y semejanza sin sospechar, porque no tiene pinta de haberlo sospechado, que un día se encendería­n las luces que nunca se encienden y los telones se descorrerí­an para mostrar a los que nunca pensaron en ser mostrados porque fueron educados para jugar, ganar y callar.

"A Luka Modric le podrías llevar a casa en Nochebuena con la certeza de que todo va a salir bien. No aparecerá con un reloj de un millón de euros, no dirá que es el mejor comiendo, no llegará tarde ni cogerá mal los cubiertos"

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