Entusiasmo en combustión
WAYNE ANTHONY GRIFFITHS es vicepresidente de SEAT y, desde hace 20 meses, CEO de Cupra. Hablamos con él sobre los ambiciosos proyectos de su compañía.
Tiene aspecto de saber disfrutar de la vida y de compaginar obligación y devoción sin despeinarse, a pesar de su alborotado pelo rubio. Wayne Griffiths es británico de nacimiento, alemán de nacionalidad, español de adopción y, desde febrero de 2018, es también consejero delegado de Cupra, la nueva marca que SEAT se ha sacado de la manga para dar rienda suelta a su vena más deportiva.
Charlar con Griffiths es dejarse contagiar por su ferviente entusiasmo por este reciente proyecto que ya empieza a materializarse en resultados. "Ya tenemos éxito a nivel de ventas y estamos muy contentos con las cifras. Estamos vendiendo un 70% más. El León Cupra está funcionando muy bien y el Cupra Ateca ha tenido una recepción excepcional, especialmente en Alemania, Suiza, Austria, España y Francia también. La marca está ganando visibilidad y lo importante es que seamos capaces de posicionar a esta marca como algo muy deseable y muy diferente a la clásica premium, porque la pregunta siempre era si Cupra iba a ser una marca premium de SEAT y la respuesta es no. Nos diferenciamos de esas marcas en que son muy de símbolos, que hay que lucirlas. Cupra es mucho más para gente que no tiene que enseñar nada más que el coche en sí. Por su diseño, por ser diferente. Para gente más joven, una nueva generación que no se fija en estas clásicas marcas de ostentación. Vimos que había esta oportunidad en un mercado entre el mass market y el premium. Hay un hueco y nos hemos posicionado ahí".
Creció en el negocio del motor porque su padre tenía un concesionario. "Desde muy pequeño he vivido el negocio lavando coches. Con 13 años ya estaba conduciendo dentro del recinto. Era un negocio de coches usados con todas esas marcas icónicas: Aston Martin, Bentley, Ferrari, Jaguar… Ésos son mis primeros recuerdos, con este tipo de coches. Aún sigo teniendo un Jaguar E-type del año 66 y por supuesto tengo mi Cupra [risas]. Mi primer coche fue un Mini, cuando tenía 17 años". Quizá de ahí provenga su lúcida visión de la industria del motor. "Es un trabajo a largo plazo. No se gana de un día para otro. Hay que hacer coches muy buenos. La marca tiene que ser auténtica. Yo no quiero hacer de Cupra una historia de marketing. No he venido para eso. Quiero hacer coches muy bonitos, muy especiales, muy deportivos, muy ricos en su diseño y muy sofisticados. El Cupra Formentor va a ser para mí el coche 100% con los genes Cupra a nivel de diseño exterior e interior. Los coches potentes, en el mundo que viene, ¿qué papel van a jugar? Este coche va a ser muy importante para nosotros el año que viene y también el nuevo Cupra León nos ayudará mucho".
Ideas para el desarrollo de la marca, más allá de los coches que fabrique, desde luego, no le faltan a Griffiths: "Hemos decidido hacer algunos partnerships muy seleccionados y muy bien pensados. Uno muy grande es de cinco años con el Barça y estamos muy orgullosos de ello porque hay muchos valores comunes entre los dos: la pasión, la excelencia en lo que haces, la ambición, la deportividad… Con sistema, como ellos tienen. Creo que hay mucho en común y no hay que explicarlo demasiado. Cuando se ve a las dos marcas juntas, funcionan muy bien. No sólo queremos ayudar al club con nuestra cooperación, sino también para el tema de movilidad en el Camp Nou cuando hay partido, entrar, salir… Estamos en otras áreas como el motorsport, con el e-racer y con Mattias Ekström, ganador del DTM, que nos va a ayudar en esto. También estamos trabajando para crear un tipo de Cupra Academy para gente que quiera aprender a conducir en circuito. Para mí el éxito no son las cifras de ventas sino que la marca esté funcionando así. Que la gente la vea, sepa qué valores tiene y la perciba como una marca deseable".
DISEÑO Y SOFISTICACIÓN
Cupra también tiene su objetivo puesto en el diseño y la moda, como explica Wayne Griffiths: "Hemos hablado alguna vez sobre qué marca de moda sería y es muy delicado fijarse en una, aunque sí que sé qué marca no sería… [risas]. Tiene que ser algo que no se esté haciendo y algo de verdad conjunto, que la asociación sea percibida como auténtica. Si Cupra fuera una marca de moda tendría un estilo deportivo, más informal que formal, con un diseño espectacular, muy bueno, diferente al resto, accesible pero no masivo, no sería una firma de lujo que se compre para quedar por encima, sino porque es chula: el corte, el color, el tejido, cómo se ha trabajado…".
Mientras, en el horizonte asoma el primer eléctrico de Cupra: el Tavascan, todavía un prototipo que se presentó en el pasado Salón del Automóvil de Frankfurt. "El Tavascan es mi sueño para el futuro de Cupra, a nivel de diseño, sofisticación, tecnología, sostenibilidad, electrificación… El futuro de Cupra también es eléctrico, pero no el único. En los próximos años habrá una transición".