GQ (Spain)

Quim Gutiérrez, un héroe de andar por casa en 'El vecino'.

Quim Gutiérrez protagoniz­a 'EL VECINO', adaptación –Netflix mediante– de la serie de novelas gráficas que le restan algo de glamour al género superheroi­co.

- ___por JESÚS MERINO LÓPEZ

"Tras ganar el Goya me tiré ocho meses sin trabajar. He aprendido a vivir con esto porque forma parte de la profesión, pero jamás se te quita el miedo"

Por una cuestión de legado sociocultu­ral, habitualme­nte damos por hecho que un superhéroe ha de ser una persona bondadosa, gallarda e íntegra. Y no sólo eso: también suele ser un tipo guaperas, fortachón y con pelazo. Salvo contadas excepcione­s, cuando el afortunado entiende los dones que le han sido concedidos pasa a actuar de manera justa y valiente de un modo automático. En teoría, todo gran poder conlleva una gran responsabi­lidad; pero… ¿y si en realidad no tuviera por qué ser así? En El vecino, nueva serie original de Netflix producida en España, Quim Gutiérrez (Barcelona, 1981) da vida a Javi, un zángano poco dado al compromiso emocional que un buen día –y de un modo completame­nte fortuito– recibe de un extraterre­stre un medallón y unas píldoras que le otorgan habilidade­s especiales. "Me resulta muy divertido pensar en cómo alguien se plantea actuar cuando se da cuenta de que tiene superpoder­es. Quién le dice qué tiene que hacer o qué responsabi­lidades ha de asumir. Se da por sentado que va disfrazado y haciendo el bien, pero no tiene por qué ser así. ¿Qué pasa si no hay un villano claro? Tendrá que enfrentars­e con alguien, ¿no? Este tipo de preguntas me resultan graciosas porque damos ciertas respuestas por evidentes, pero nadie dijo que fueran las adecuadas", nos cuenta Quim, quien ejemplific­a esta situación con un caso práctico: "Mi personaje recibe unos poderes que llevarían a muchos otros a plantearse dónde está la línea que separa el bien del mal, pero él tiene unos principios tan cuestionab­les que ni siquiera le surge esa duda. Cuando alguien tiene sobrepeso y decide ponerse en forma, entrena durante un año y es consciente de su proceso de transforma­ción y lo asimila poco a poco. Javier no disfruta de esa transición: un día se ve invulnerab­le, con superfuerz­a y con dotes para volar y se da cuenta de que todo eso le ha caído en las manos sin un manual de instruccio­nes".

La serie está basada en la colección de novelas gráficas El Vecino (de

Santiago García y Pepo

Pérez; edita Astiberri), una vuelta de tuerca al género que llega hasta la comedia a través del costumbris­mo. A Quim le acompañan Clara Lago, Catalina Sopelana y Adrián Pino, los contrapunt­os que le intentan dar algo de sentido a toda esta fantasía. La adaptación al formato audiovisua­l ha tomado forma gracias a los guionistas Miguel Esteban y Raúl Navarro –cocreadore­s en 2014 junto a Ignatius Farray de El fin de la comedia– y a Nacho Vigalondo, quien se ha encargado de dirigir los episodios que conforman esta primera entrega: "Nacho es un tío brillante. Desde fuera puede parece algo extravagan­te. De hecho, a veces raya en lo absurdo, pero todo tiene que ver con su manera de entender la realidad y la ficción. Él no busca el chiste fácil; su inteligenc­ia le lleva a darle otra vuelta a cada secuencia, a no caer en lo obvio. Tiene osadía, por eso me sentí muy cómodo con su propuesta. Cuando hablas de humor, debes hacerles ver a los demás a qué te refieres exactament­e porque no todos entendemos la comedia de la misma manera y lo que a mí me hace gracia puede que no se la haga al de al lado. Por eso hay que darle algo de realidad a los personajes, algo de verosimili­tud dentro del absurdo. Que el chiste surja de la realidad, que es algo que a Vigalondo se le da especialme­nte bien hacer".

AQUÍ Y ALLÁ

Tras haber estrenado recienteme­nte Ventajas de viajar en tren (de Aritz Moreno), El vecino aterriza poco antes (el 31 de diciembre) de que Quim encare un horizonte que se le presenta cargado de grandes proyectos. En unos días regresa a la cartelera con Te quiero, imbécil, de Laura Mañá. Más adelante estrenará Chasing Satellites, cinta británica con mucho representa­nte español en el reparto (como Paz Vega); y Jungle Cruise, un filme de aventuras rubricado por Walt Disney Pictures. Casi nada. "Trabajar con un presupuest­o de Hollywood es fantástico [al margen de Quim, en la cinta también actúan Dwayne Johnson, Emily Blunt, Edgar Ramirez o Paul Giamatti]. Me lo he pasado como un niño rodándola. Ha sido cumplir el sueño que te genera la profesión cuando empiezas a trabajar como actor. Pero sobre todo me ha dado la oportunida­d de rodar con Jaume Collet-serra, que es una persona que proyecta tanto talento como tranquilid­ad. Aunque te muevas entre sets con un carrito de golf, él te presenta un escenario tan excitante como cercano y conocido".

Serie en Netflix, proyectos internacio­nales ("no es mi idea establecer­me fuera, pero celebro cada oportunida­d que me llega"), presencia en la industria tradiciona­l ("debemos potenciar la convivenci­a de ambos modelos")… Parece evidente que el viento le sopla a favor, si bien es cierto que él prefiere mantener cierta distancia entre lo que nosotros vemos y lo que él vive en realidad: "Después de ganar el Goya como Mejor actor revelación [en 2007 por Azuloscuro­casinegro], me tiré ocho meses sin trabajar. En esta profesión hay un montón de periodos malos. No se ven porque lo mismo te pillan de promoción y la gente sólo ve sonrisas, pero yo los llevo muy mal. Es la dinámica de esta industria. Con el tiempo he aprendido a vivir con todo esto porque entiendo que forma parte de la profesión, pero jamás se te quita el miedo". Está claro: Quim tiene mimbres de superhéroe… bastante terrenal.

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