GQ (Spain)

"(…) estado la contando Virgen le había varias cosas. A saber: vendrá una plaga peor que el sida y el mundo entrará en guerra".

- MANUEL JABOIS

___Hace sólo 20 años todavía sucedían cosas asombrosas en España. Por ejemplo, que cientos de personas se reuniesen en la playa de A Lanzada, Sanxenxo, para ver a la Virgen. Fue obra de un iluminado llamado Ángel Lado González, un anticuario con negocio en Vilagarcía que avisó en las semanas previas de sus reuniones clandestin­as con la Virgen María, pues le estaba lanzando mensajes que debía divulgar a la humanidad. La cadena de catástrofe­s fue inevitable y terminó por movilizar a muchísima gente en una escena delirante, propia de una película de serie B. El hombre, jubilado, empezó a difundir que se veía con la Virgen y que ésta se aparecería el día 15 de febrero en la playa de A Lanzada. "Tendré un encuentro con ella", afirmó.

___Ángel Lado había trabajado durante 27 años como mayordomo en Nueva York antes de volverse a Galicia y emprender su pequeño negocio de antigüedad­es en Vilagarcía de Arousa. Dijo a la multitud –y a los medios de comunicaci­ón– que no buscaba el dinero ni la fama, y aseguró que lo suyo con la Virgen venía de muy lejos: "Fui escogido por ella para transmitir mensajes al mundo". No le llamaba Virgen sino la Señora, quizá por su viejo oficio de mayordomo. "Las aparicione­s de la Señora", dijo, "datan de muy antiguo. La primera fue en una ocasión en la que estuve en estado agónico y volví a la vida, por eso me llaman el Resucitado". Fue cuando vivía en América y llegó a ver la muerte.

___El día de la convocator­ia, ante el gentío que se acumulaba en A Lanzada –muchos escépticos, otros divertidos y también en buen número expectante­s y confiados–, Ángel Lado se presentó vestido de punta en blanco, pues debía obrar un milagro. Se le iba a aparecer la Virgen. Hacia las seis y veinte de la tarde, se fue a la zona de las dunas de la famosa playa y allí se arrodilló. Tras unos instantes, levantó la cabeza y confesó que estaba hablando con la Señora. En ese momento rebosante de patetismo, muchas personas se acercaron a él para tocarle. Durante ese tremendo éxtasis del jubilado, Ángel afirmó que la Virgen le había estado contando varias cosas. A saber: vendrá una plaga peor que el sida y el mundo entrará en guerra. La guerra, matizó, iba a estar protagoniz­ada por Estados Unidos y Europa. Tras esto guardó un intenso silencio, que rompió emocionado para decir que ésta había sido la última vez que se le aparecía la Virgen en A Lanzada.

___La reacción del público fue diversa. Algunos expresaban su incredulid­ad, otros rompían a llorar y mucha gente recogía puñados de arena porque se trataba, a su juicio, de arena santa. Los periódicos no estaban para muchas coñas: "No hubo más manifestac­ión sobrenatur­al que el arrobo místico de Ángel Lado, arrodillad­o sobre la arena en una duna de A Lanzada y su afirmación de que estaba dialogando con la Señora". No era nuevo, desgraciad­amente, el embauque por motivos religiosos, incluso casi coincidien­do en el tiempo con el gallego. Por Ecuador andaba uno que decía ser el anticristo acompañado por otro al que llamaba "cura Paquito": viajantes en lujosos vehículos con protección policial hasta que los propios agentes optaron, ante el espectácul­o, por detenerlos. Lo que había aportado Ángel Lado a sus fieles era la promesa de una visión de la Virgen, que había comunicado en días anteriores al cura del pueblo. Bien es sabido que aprovechar­se de las personas de buena fe, siempre a la espera del milagro que resuelva un problema insoluble de la vida, es una moneda corriente en la religión católica.

"Durante ese tremendo éxtasis del jubilado, Ángel a rmó que la Virgen le había estado contando varias cosas. A saber: vendrá una plaga peor que el sida y el mundo entrará en guerra"

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