Convertirnos hombre que queremos en el ser implica asumir nuevos retos. 2020 nos pondrá a prueba, amigos.
"Romper con los silencios cómplices que permiten la continuidad del machismo y la prórroga de injusticias que sufren las mujeres"
___Desmasculinizar las estructuras de poder y transformarlas en espacios donde mujeres y hombres compartamos el mando y la agenda.
___Reconocer y hacer visibles las aportaciones intelectuales, artísticas y creativas de las mujeres. Aprender de ellas y con ellas.
___Incorporar a nuestro disco duro todo lo que el feminismo ha construido teórica y políticamente durante siglos. Sólo así podremos entender que no se trata de una guerra contra los hombres sino contra el patriarcado.
___Educar (nos) para el cuidado de los otros y las otras, de manera que hagamos de las habilidades cuidadoras el fundamento de la ética compartida por todos y todas. ___Mirarnos en el espejo para descubrir la jaula de la virilidad en la que estamos prisioneros y para empezar a ser conscientes de la responsabilidad que tenemos en el mantenimiento de un orden (el patriarcal) y de la cultura (el machismo) que lo sustenta. Es decir, comprender que la desigualdad y las violencias que genera no nos son ajenas.
___Asumir que el problema, o al menos parte de él, está en nosotros y que además se proyecta hacia afuera, en la sociedad que habitamos y en las relaciones que mantenemos.
___Renunciar a los privilegios que nos siguen colocando en una posición muy cómoda y que nos otorgan poder y autoridad por el simple hecho de ser hombres.
___Hacernos presentes en lo privado mediante un ejercicio corresponsable de los trabajos domésticos, de cuidado y de sostén emocional de nuestros entornos personales y familiares, con especial atención a las necesidades de personas mayores y dependientes.
___Desarrollar nuestra dimensión emocional y las capacidades que nos reconcilian con el ser sensible que somos.
___Convertirnos en padres presentes y emocionalmente implicados en el cuidado y la educación de nuestros hijos e hijas.
___Ajustar los tiempos de nuestras vidas a la necesidad de armonizar lo público y lo privado, lo personal y lo profesional.
___Hacer de nuestras relaciones afectivas un espacio de reconocimiento de la persona que, siendo una naranja entera, comparte con nosotros un proyecto que exige una permanente negociación; o, lo que es lo mismo, cambiar el amor romántico por la aventura siempre imperfecta de quererse en libertad.
___Entender la diversidad afectiva y sexual como la expresión más hermosa de las diferencias que nos singularizan. ___Vivir la sexualidad como la alegría y el placer que generan los encuentros de cuerpos autónomos, sin que en ningún caso pensemos que somos monarcas cuyos deseos deben ser satisfechos a cualquier precio por otro u otra.
___Posicionarnos de manera militante contra cualquier forma de explotación y abuso de las mujeres, incluidas todas las que, como la prostitución, las siguen convirtiendo en objetos de los que podemos disponer en función de nuestros deseos y necesidades.
___Comprometernos personal y colectivamente en la superación de un modelo económico que, en alianza estrecha con el patriarcado, nos convierte en depredadores de los seres más débiles y de los recursos naturales; o, lo que es lo mismo, entender de una vez por todas que el futuro del planeta será ecofeminista o no será.
___Superar la tentación de querer ser los protagonistas de una lucha, la feminista, cuyo sujeto político son las mujeres, y trabajar de manera singular desde el compromiso transformador con nuestros colegas de fratría.
___Romper con los silencios cómplices que permiten la continuidad del machismo y la prórroga de injusticias que sufren las mujeres.
___Militar políticamente contra los discursos y opciones políticas que pretenden una vuelta al pasado y que niegan las conquistas igualitarias, o sea, democráticas.
___Y, en fin, por concluir, ser capaces de reconciliarnos con nuestra propia vulnerabilidad, asumir que somos seres frágiles y por lo tanto interdependientes. Renunciar a la omnipotencia como expectativa que nos castiga y educarnos en el uso y disfrute de nuestros cuerpos quebradizos y de las habilidades emocionales sin las que nuestra razón genera monstruos.