GQ (Spain)

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En plena era del postureo, es justo reconocer el trabajo de aquéllos que muestran un genuino compromiso por mejorar la vida de los demás. El trabajo de personas como Nick Youngquest (Sídney, 1983). Porque es fácil dárselas de activista poniendo un lazo arcoiris en redes sociales en vísperas del día del Orgullo, pero no lo es tanto defender la causa desde dentro del vestuario de un equipo de rugby. "Mis compañeros pensaban que era gay, no eran capaces de empatizar con el hecho de que defendiera a la comunidad LGTBI y fuera heterosexu­al, no lo entendían"; porque es fácil ir a hacerse la foto a un barrio de niños desfavorec­idos, pero no lo es correr maratones de 42 km con el objetivo de recaudar fondos para que los chavales de familias sin recursos, cuyos colegios ni siquiera tienen un programa de educación física, puedan practicar deporte, como hace el propio Nick a través de la asociación Team for Kids en Nueva York. "Ver el impacto que tiene en la comunidad es muy reconforta­nte. Nueva York es una ciudad muy rica pero también muy pobre. Hay gente que vive en apartament­os de millones de dólares y otra que vive en chabolas. Team for Kids ayuda a unos 3.000 niños al año. Este año recaudamos 7,5 millones de dólares sólo en el maratón de Nueva York. También corrí por ellos el de Berlín. Creo que es algo que voy a hacer el resto de mi vida".

Ya fuera como deportista profesiona­l (hasta 2012) o como imagen de Invictus de Paco Rabanne (en la actualidad), Nick (que ha vivido los últimos años entre Nueva York, Portugal y Australia) siempre ha aprovechad­o para alzar su voz. "Cuando dejé el altavoz que me daba el deporte encontré otro en la industria de la moda y las fragancias para seguir apostando por las causas en las que creo y apoyar iniciativa­s benéficas que me llegan al corazón y mejoran las comunidade­s en las que vivo", nos cuenta el australian­o, que habla de la familia Puig como si fuera la suya propia. "No me veo como un modelo convencion­al, que un día está con una marca y otro con otra, siento una gran afiliación por Puig y Paco Rabanne. Eso hace que tenga más sentido: lo veo desde el lado del deporte, son como mi equipo".

Su última aventura es el lanzamient­o de su propia fundación, dirigida a exdeportis­tas. "Me he dado cuenta de que algunos de los compañeros con los que competí y contra los que me enfrenté tienen dificultad­es para aceptar su realidad cuando se retiran. Correr maratones ha tenido un impacto muy positivo en mi salud mental, así que acabo de montar mi propia fundación para que atletas retirados puedan correr maratones benéficos alrededor del mundo. Sídney 2020 en septiembre será nuestro primer proyecto".

"Si no corriera, creo que me volvería cu cu", nos cuenta entre risas. Antes de confesar la única desventaja que tiene para él el running: "Me deja poco tiempo para hacer surf".

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