Contracorriente
En plena época de 'recortes', Mini firma con el Countryman y el Clubman JOHN COOPER WORKS los coches más potentes de su historia. Y nos encantan.
Hace una mañana desapacible, de niebla, lluvia y frío, y el asfalto del Circuito de Monteblanco (un bonito trazado cerca de Sevilla) está bastante mojado. Unas condiciones delicadas que distan mucho de ser las ideales si tenemos en cuenta que estamos a punto de conducir los que, con 306 CV, son los Mini más potentes de la historia: las versiones John Cooper Works de los modelos Countryman y Clubman. El piloto Lucas Ordóñez, que será nuestro instructor en este track day, nos recomienda tomarnos la sesión con prudencia, mientras elogia las virtudes de sendos bólidos. Si bien es cierto que no sacaremos muchas conclusiones sobre su comportamiento en un entorno tan hostil, también lo es que su tracción a las cuatro ruedas y su diferencial autoblocante mecánico delantero deberían ayudarnos a trazar las curvas por el sitio sin demasiado subviraje y a salir acelerando sin que las ruedas patinen en exceso. En teoría.
Ya al volante, certificamos que tanto el Clubman como el Countryman JCW son dos coches increíblemente divertidos, con una brutal aceleración para un compacto o un SUV pequeño (de 0 a 100 km/h en 4,9 sg para el primero, 5,1 sg para el segundo). Tales cifras se han conseguido a base de exprimir el motor de gasolina de dos litros que ya propulsaba el Mini Clubman S. En aquél daba sólo 192 CV, por lo que te puedes imaginar todos los cambios que los ingenieros del grupo BMW han operado en él: un turbo más grande, unos inyectores que ahora funcionan a 350 bar, una relación de compresión menor, una toma de admisión modificada, unos pistones y bielas específicos y un nuevo escape deportivo, entre otras cosas (asimismo se le ha añadido un radiador más para mejorar la refrigeración). Para detener semejantes misiles, se ha mejorado el sistema de frenada (con discos ventilados de 360 mm delante y 330 mm detrás, inasequibles a la fatiga). También se ha reforzado la rigidez del chasis y la suspensión es ahora más dura y 10 mm más baja.
En la práctica, son dos coches que llevan el concepto de go-kart feeling a su máxima expresión. Incluso con lluvia, se comportan con una gran nobleza y perdonan los errores. Es fácil ir rápido con ellos y te aportan genuinas sensaciones racing. Son dos criaturas como de otra época. Y, quién sabe, quizás los últimos de su especie.