VAMPIROS: LA EVOLUCIÓN DEL MITO
A partir del 14 DE FEBRERO, día muy señalado para los mordiscos en el cuello, Caixaforum Madrid acoge 'VAMPIROS: LA EVOLUCIÓN DEL MITO', recorrido por la historia cultural de un arquetipo que, sencillamente, se resiste a morir.
Caixaforum Madrid acoge, a partir del 14 de febrero, una muestra que recorre la historia cultural de un arquetipo que, sencillamente, se resiste a morir. Nosotros te damos un aperitivo para que empieces a morder.
"NOSFERATU. ¿ Acaso la palabra no suena como la llamada del Ave de la Muerte a medianoche? No la musites, pues entonces las imágenes de la vida se desvanecerán hasta transformarse en pálidas sombras, y sueños fantasmales nacerán en tu corazón para alimentarse de tu sangre" .
A día de hoy, este intertítulo de Nosferatu (1922) sigue siendo una de las mejores presentaciones de personajes que jamás nos ha regalado el cine de terror. El director alemán F. W. Murnau llevaba tiempo obsesionado con la idea de adaptar a la pantalla el D rá cula de Bram Stoker, sin duda la novela-fenómeno de masas que consolidó el arquetipo del vampiro en el inconsciente colectivo hacia finales del siglo X IX . Sólo que Murnau y su misterioso guionista Henrik Galeen no estaban interesados tanto en el argumento del libro como en explorar, a través de símbolos crípticos y metáforas para iniciados, las posibilidades esotéricas del arte cinematográfico: ambos pertenecían a una de las muchas sociedades secretas que florecieron en la República de Weimar, luego su objetivo era filmar un tratado ocultista. Un objeto de poder que utilizase el vampirismo como pórtico hacia un mundo por debajo del mundo.
Florence Stoker, viuda de Bram, debió sospechar algo cuando se negó a venderles los derechos de la obra. Eso explica por qué el Conde de Nosferatu no se llama Drácula, sino Orlok,
Bela primer Lugosi actor fue que el comprendió el atractivo inherente a la igura del vampiro, un ser nocturno que se mueve por el placer
así como otros cambios cosméticos que, por descontado, no engañaron a nadie: la señora Stoker demandó, ganó y dedicó el resto de su vida a destruir todas las copias de la película de Murnau que llegaran a su conocimiento. El hecho de que el negativo de Nosferatu sobreviviese a la furia ciega de su particular Profesora Van Helsing es testimonio de la resistencia misma de los vampiros. Lo que ya está muerto, dicen, no puede morir.
CELULOIDE OCULTO
El Conde Orlok es sólo el punto de partida de Vampiros: La evolució n del mito, una gran exposición que Caixaforum Madrid ha organizado en colaboración con La Cinémathè que Franç aise. La fecha elegida para su apertura, el 14 de febrero, no es casual: el D rá cula (1931) de la Universal, protagonizado por Bela Lugosi, se estrenó en EE UU un día de San Valentín, convirtiéndose de inmediato en un éxito casi inconcebible para un país que todavía se encontraba en crisis económica. Dejarse asustar por un monstruo incapaz de traspasar el velo de la ficción tenía algo de catarsis, pero también algo sensual: Lugosi fue el primer intérprete que comprendió el atractivo inherente a la figura del vampiro, un ser nocturno que se mueve por el principio de placer, o por la clase de deseos inconfesables que solemos enterrar profundamente en nuestra psique cuando sale el sol. Roman Polanski, Werner Herzog, Francis Ford Coppola y Kathryn Bigelow son algunos de los nombres que siguieron alimentando el legado tenebroso a lo largo de las décadas, dando como resultado un ciclo de celuloide oculto que Vampiros: La evolució n del mito repasa con primor. Al fin y al cabo, Iván Z ulueta ya nos intentó avisar en Arrebato (1979): el cine es puro vampirismo hecho arte.