'Ride et labora'
Sergio de la Calle, experto en recursos humanos y autor del libro ‘LIDERA CON SENTIDO DEL HUMOR. Los equipos más eficaces se divierten trabajando’, nos cuenta las claves para integrar el humor en el entorno LABORAL.
En la ciudad de Monstruópolis de la película de Pixar Monstruos S.A. existía la creencia generalizada de que el miedo era la fuente de energía más e iciente. Así había sido siempre y por eso tenían asustadores profesionales dedicados a infundir terror a los niños y recolectar sus gritos. Eso hasta que Sully y Mike descubrieron accidentalmente, gracias a la niña Boo, que la risa genera diez veces más energía que el miedo. Para elevar la productividad, hay que convertir la fábrica de sustos en una fábrica de risas. Esto mismo de iende la mítica Universidad de Standford en su programa Humor: Serious Business, en el cual los profesionales comprenden los usos estratégicos del humor en los negocios, descubren su propio estilo, entienden el de los demás y aprenden técnicas para integrarlo en su modelo de liderazgo.
LOS ANTECEDENTES
Hace más de 20 años, Manfred Kets de Vries ya hablaba de las tres haches del liderazgo: la humildad, la humanidad y el humor. En estos años, el liderazgo ha avanzado en humildad (la necesidad de seguir aprendiendo y de no creerse más que nadie) y en humanidad (cercanía, accesibilidad). Pero en sentido del humor, los líderes se han quedado rezagados. De hecho, cada vez reímos menos. Lo dice un estudio de Gallup que preguntó a casi dos millones de personas sobre sus emociones en 161 países. Una de las conclusiones del trabajo fue el weekend e ect, es decir, las emociones positivas son más altas los ines de semana. Pero no tiene sentido que las personas rían más fuera del horario laboral. La vida es demasiado corta como para sólo divertirse en casa. Otra conclusión del mismo estudio es que los niños de 7 a 10 años se ríen alrededor de 300 veces al día, mientras que los adultos lo hacen menos de 80.
POR QUÉ NO REÍMOS MÁS EN EL TRABAJO
La risa, aún hoy, se asocia a la frivolidad; la burla al poder o el ataque a lo establecido, pero ese desprecio por lo humorístico viene de muy antiguo: Platón a irmó en La república que el humor distraía a la gente de asuntos más serios, y por eso las personas de mérito no debían reírse. Y a día de hoy todavía parafraseamos a los clásicos, como ocurrió en 2019, cuando Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, espetó para afear la risa escéptica de otro eurodiputado: "Risus abundat in ore stultorum. Busque en el diccionario lo que signi ica". "La risa abunda en la boca de los tontos", frase que había dicho el comediógrafo griego Menandro para denostar la farsa, género que "sólo entretiene y no alimenta el espíritu".
QUÉ OCURRE EN LA OFICINA
Por desgracia, muchos líderes confunden la seriedad con la profesionalidad. Y eso deriva en el arquetipo del jefe de gesto hosco y lenguaje belicoso. Harris Interactive, agencia de investigación de mercados, rati icó esto con un estudio que preguntó a los participantes que relacionaran a sus jefes con personajes de televisión. Las respuestas más populares fueron: Charlie, de Los ángeles de Charlie (ausente, sólo llama para dar órdenes y desaparece); Donald Trump, de El aprendiz (serio, exigente, toma decisiones impopulares sin titubear); Simon Cowell, de American Idol (el miembro del jurado más crítico con los artistas, rozando el insulto); Sr. Burns, de Los Simpson (siniestro, conspirador, paranoico); Michael Scott, de The O ice (simplemente idiota); o Tyra Banks, de America's Next Top Model (necesita ser el centro de atención y les roba el protagonismo a las participantes, su evaluación se centra en señalar los defectos de las candidatas). Sólo hubo tres referencias positivas: Jack, de Perdidos: entregado, sufrido, sacri icado; Miranda Bailey, de Anatomía de Grey, experta en su campo, dura pero justa; y Sam Malone, de Cheers, más compañero que jefe, relajado, divertido. Es decir, sólo un caso se caracterizaba claramente por su sentido del humor.
POR QUÉ LOS LÍDERES NO ABRAZAN EL HUMOR
He conocido directivos/as que en las reuniones eran durísimos, pero después durante la comida eran genuinamente divertidos. No podía evitar preguntarles por qué no se mostraban así en la o icina. "Me perderían el respeto" o "el equipo se me tomaría por el pito del sereno" eran respuestas habituales. Es fácil entender que este paradigma es erróneo. En unos estudios realizados por la profesora de Harvard Alison Wood Brooks, se demuestra que las personas que utilizan el humor en el ambiente profesional son percibidas como más competentes y con un estatus más alto que los serios. En uno de los experimentos, que simulaba una presentación
de ventas, el proyecto se asignaba al profesional que se había arriesgado a incluir humor. En otro, que simulaba un proceso de selección, pasaba lo mismo con el empleo. La buena noticia es que los que consideraron que la broma no era del todo divertida… ¡aún consideraron mejor al candidato que los que respondieron seriamente! Ciertamente nadie quiere la etiqueta de ser el gracioso de la o icina. Por eso el humor en el ámbito profesional debe tener un objetivo claro. El humor tonto, es decir, hacer gracia por el único gusto de divertir, no para in luir o gestionar una situación profesional, no tiene lugar en el entorno de trabajo. A la larga puede hacerte parecer inmaduro. Mejor ser selectivo.
EN QUÉ SITUACIONES DE TRABAJO AYUDA EL HUMOR
Las más obvia es elevar el impacto de la comunicación. Si echas un vistazo a las charlas TED más vistas, todos los speakers tienen algo en común; se apoyan en el humor para hacer los mensajes más memorables. No hace falta esperar a un evento especial; se puede incluir en las presentaciones que hacemos diariamente, especialmente cuando muchas son puramente informativas, predecibles, insípidas, lineales, con pocos giros, incapaces de sorprender. En línea con la memorización, el humor es una herramienta valiosísima para el aprendizaje y la ciencia rati ica dichos bene icios. En un experimento que Avner Ziv desarrolló en 2014 en la Universidad de Tel Aviv, un profesor usó durante un semestre el humor como herramienta en un grupo experimental e impartió en paralelo, para un grupo de control, la misma asignatura, pero sin humor. El resultado del experimento fue rotundo: las notas del primer grupo fueron más altas en un 80% de los casos. Pero también es una herramienta importante para desatascar negociaciones, gestionar el con licto, hacer autocrítica o responder a un ataque.
¿HAY COSAS DE LAS QUE NO DEBERÍAMOS REÍRNOS?
Hay temas que deberían estar superados y por desgracia no lo están, como el humor sexista o racista, por ejemplo. Hay otros casos a evitar pero, en general, el humor hostil, reírte de terceros. Cuando haces bromas sobre alguien, el que está quedando mal eres tú. Si te ríes de una cosa, esa cosa pierde poder; pero si te ríes de alguien, el que pierde poder eres tú.
LOS RIESGOS DE NO EVOLUCIONAR
Quizá a los baby boomers y a los de la generación X no nos sorprenda entrar en un comité y que parezca un tribunal, pero hay que valorar qué impacto tiene esto en los de la generación Y y Z, cuyo talento es difícil de retener de las formas clásicas. Kaloyan, un millennial que colaboró con el equipo durante unos meses de beca, me acompañó a una reunión y, cuando salimos, me preguntó: "¿Qué hemos hecho mal? ¿Por qué estaban enfadados?", y yo simplemente le respondí: "No estaban enfadados. Es así siempre". En su cara pude leer que se preguntaba cómo podría aguantar eso de forma continuada. Y es que, ciertamente, no es una estrategia sostenible.