GABINETE POP
FLUSHING MEADOWS PARK. En su novela Contraluz, Thomas Pynchon propone la teoría de que las Exposiciones Universales y Ferias Mundiales son modelos a escala del país que las organiza, o una instantánea tridimensional y suspendida en el tiempo de sus anhelos de futuro. En ese caso, la Feria del '64 sería un intoxicante vistazo a las posibilidades de la Era Espacial, pero también un primer contacto con la informática para toda una generación. Los más primitivos módems, performadoras de tarjetas y terminales de texto fueron presentados allí al gran público, mucho antes de que esa tecnología diese forma al porvenir. Pero la Feria también se alineó con la visión comercial y el optimismo de un visionario, Walt Disney, que aprovechó el lema del evento ("A la Paz por el Entendimiento") para construir su primera versión de It's a Small World, más tarde una de las atracciones estrella de Disneyland. Pero en Flushing Meadows, durante un verano vibrante y luminoso donde nada dolía y Vietnam aún era un país lejano, fue algo más: una utopía de hermandad planetaria (todos cantamos la misma, y pegadiza, canción) en plena Guerra Fría. Disney se obsesionó con la idea de la Feria, hasta el punto de que pasó sus últimos años supervisando una comunidad futurista, EPCOT, que nunca llegó a ver completada. El mundo será pequeño, pero la vida es breve. Sólo los sueños utópicos viven para siempre.