DAVID DELFÍN
Anticipamos la gran muestra (hasta el 10 de mayo en la Sala Canal de Isabel II) que Madrid consagra a la visión global de uno de los grandes creadores españoles de moda a través de tres elementos clave que definen su espíritu inmortal.
Anticipamos la gran muestra que Madrid consagra a la visión global de uno de los grandes creadores españoles de moda.
En 1999, David Delfín da a luz, junto al actor Pepón Nieto, la colección Sans Titre: camisetas y ropa militar de segunda mano sobre las que interviene artísticamente homenajeando al que será uno de sus referentes artísticos durante toda su carrera: Joseph Beuys. Estas primeras creaciones no estaban planteadas como una colección de moda en sí misma, sino que se acercaban a un ejercicio pictórico. En su búsqueda por encontrar nuevos soportes, David utilizó el tejido como lienzo sobre el que aplicar el acrílico. Vemos en este momento su tan particular tipografía, entre torpe y naif, un estilo que nace del ejercicio de utilizar la mano izquierda como herramienta, buscando la incomodidad y la imperfección como elementos sensibles a la belleza. Leemos sobre ellas frases del artista alemán, como zeige deine wunde (muestra tu herida), que reproducirá David en diferentes creaciones posteriores –será uno de sus emblemas, en defensa de la idea de mostrarse, de abrirse en el dolor–. Junto a Beuys, Louise Bourgeois, Boltanski, Diane Arbus u Oscar Wilde se erigen en referentes con los que comparte planteamientos y cuestiones que van más allá del juicio estético. Su especial tipografía se convirtió en seña de identidad de la marca Davidelfin y en un ejercicio que repitió posteriormente en otras creaciones, como la pieza dafo de la colección Dafo (primavera/verano 2007), en la que vemos la aplicación directa de su letra en acrílico sobre un vestido palabra de honor de lino que evoca un poema de Raymond Carver. El estilo minimal era una de las claves de David: la sastrería, el traje o las camisas blancas abotonadas hasta el cuello definían un estilo andrógino que defendió desde el principio, anteponiéndose a la cuestión de identidad y a la definición del término agender, tan explotado en la actualidad por la moda y gran parte de la industria. Un estilo de formas depuradas, de líneas definidas que siempre tendían a la intelectualización de conceptos. Muchas veces sus prendas jugaban con la propia corporeidad de la pieza hasta sacarle todas las posibilidades, transformándola de manera asombrosa. Los cortes aparecían en muchas de sus colecciones, como Dyogenes Syndrome (otoño/invierno 2011-12), en la que vemos cómo se recrea con ellos a través de un trampantojo, confundiendo interior y exterior y rompiendo la lógica de la superposición de las diferentes capas con las que se crean las piezas. La escritura y la poesía fueron, además de fuente de inspiración, una forma de expresión para David, y así lo vemos en un pequeño caligrama en forma de calavera que creó durante la gestación de In loving memory (otoño/invierno 2003-04). Este trabajo le permitió ganar el premio L'oréal a la mejor colección de la pasarela Cibeles de ese año. Tras la polémica Cour des Miracles, que le valió el injusto ataque de la prensa –que confundió la inspiración de los looks, de índole buñueliana, con la situación bélica en Afganistan en ese momento–, llegó In loving memory, una colección oscura, reflejo de la situación que atravesaba David. Este pequeño caligrama en forma de calavera es una pieza de una belleza impresionante, un texto roto lingüísticamente en el que se lee una declaración terrible sobre la muerte del propio artista. David estaba muy cerca del simbolismo, toda su obra y su trabajo partía de "ideas y emociones", como le gustaba definirlo. Lo existencial, el inconsciente, lo oculto, lo íntimo, la dualidad, la contradicción, el amor, la muerte… eran temas recurrentes sobre los que trabajaba una y otra vez a la hora de crear sus colecciones; pero vemos cómo, además, esa voracidad creativa necesitaba desarrollarse sobre otros formatos; como, en este caso, la escritura.