BORIS BIDJAN SABERI
Brad Pitt, Kanye West, Justin Bieber o Sting son algunos de los clientes fieles de esta marca de culto. Boris, su diseñador, nos abre las puertas de su mundo, en una vieja fábrica de Poblenou, el barrio industrial de Barcelona.
POR ESTEL VILASECA FOTOGRAFÍAS CÉSAR SEGARRA
Dos caminos se bifurcan en un bosque y Boris Bidjan Saberi siempre toma el menos transitado. Se lo enseñó su padre: " Cuando íbamos de excursión le encantaba tomar siempre el sendero más complicado. P ensábamos, ' ¡qué tocacojones!'.
Y ahora yo soy exactamente igual que él" . En esta anécdota de la in ancia el diseñador de ori en ermano persa afincado en Barcelona desde hace más de dos décadas, señala el origen de su inconformismo. Es algo que venía con el pack, afirma i padre sali de su país rán a los años con una alfombra debajo del brazo, siempre luchó por su libertad, y él y mi madre me criaron así, me enseñaron a buscar siempre el camino alternativo. É sta es mi normalidad" .
Empezó a andar a otro ritmo desde la adolescencia, en Baviera, en una sociedad alemana que recuerda muy cerrada: " Quería ser normal, pero me daba cuenta de que éramos diferentes. Y esa sensación es algo que siempre me ha acompañado on años ya me es ía con camise as lar as pantalones peculiares, compraba en tiendas de segunda mano, empecé a escuchar música punk, hip-hop…" .
Es en la escena alternativa de la cultura skater donde se empieza a fraguar su imaginario, un relato muy personal impulsado siempre por una ran pasi n por su oficio n poco despu s de finali ar sus es udios de moda lan a su primera colección: " Era el chico que hace complementos raros recuerda y en desfila por primera e
Sin embargo, Barcelona, ciudad donde se formó y empezó, se le queda pronto pequeña para sus ambiciosos planes. N ecesitaba " más locos" para hacer sostenible su visión: " Cuando viajas, el mundo se abre: internacionalizar la marca me a ayudado a so re i ir iem ro de la am re yndicale de arís con más de desfiles a sus espaldas en la capi al de la moda pun os de en a repar idos por cua ro continentes, dos líneas de ropa, sorprende que Boris sea un completo desconocido en el país en el que emplea a un equipo de casi personas
Su proyecto estético, que mezcla la cultura urbana con la herencia oriental de sus antepasados, se alimenta de la
experimentación y una búsqueda obsesiva por la perfección. Esta coherencia ha sido posible gracias al control total en el proceso de creación de sus prendas, que empieza con su participación en la elaboración de los tejidos, sigue con un trabajo de diseño y patronaje muy experimental y continúa con una producción en casa. H ace cuatro años, después de que varios de sus productores locales cerraran, decidió crear taller propio: " Esto nos permite llegar a un nivel de prenda que muc as randes firmas de lu o no se pueden permi ir
En su estudio cuelgan una decena de chaquetas reversibles de piel, cada una de ellas distinta a la otra gracias a un tintado irre ular ue mi clien e final compre una pie a nica es o me hace feliz" . Coge una y se la prueba. Le queda como un uan e s o es sas rería del si lo acer una prenda así es francamente complicado, hay un gran nivel de tecnología" . Cerca, un largo pasillo almacena cientos de rollos de telas, algunas auténticas rarezas: denim japonés, mezclas personalizadas… i rado de e i encia con las ma erias primas siempre a sido alto" . Y aunque frecuentemente recibía como respuesta " no es posible" , Boris siempre pelea por sus ideas y trabajó durante años con un tejedor que hizo posible sus neuras.
T ambién colecciona prendas militares antiguas: " Están perfectamente diseñadas, por eso siempre me han gustado. El diseño es perfección, funcionalidad y belleza" . J unto al trabajo del día a día que le exigen sus dos líneas, la experimentación ocupa también un lugar importante. En un rincón iluminado por el sol de la mañana que se cuela por la ventana, alza una chaqueta translúcida: " ¡Es piel transparente! Una especie de segunda piel" , sin curtir. Un invento que maquinó junto a otro fanático de este material que conoció en el Centro de n es i aci n de la iel en ualada ncon rar la locura y la visión y luego sobrevivir, ésa es la belleza de una marca, la lucha entre la realidad, lo que te permite vivir, y la locura que es hacia donde tengo que ir. H acer lo que todo el mundo hace no me interesa" . Consciente de las limitaciones que este compromiso implica o puedes masificar al o para lo que se necesita mucho tiempo" –, B oris dobla la apuesta.
Después de despedirse de las pasarelas con una re rospec i a en la de arcelona i e puedes a orrar la fies a no ace al a la fies a ara qu o ro desfile no s lo se ha propuesto consolidar su negocio, sino que se siente con la responsabilidad de hacer bandera de una profesión y una ética del trabajo que se está perdiendo: " El marketing se está comiendo el oficio l oficio es o ra cosa l que crea prendas tiene que aportar novedad, patronaje, visión…" .
La periodista Elisabeta T udor lo bautizó con el apodo de " el alquimista de la moda" en el libro que F abriano F abbri escribió so re l en no es para menos a orma en la que a eri aborda el proceso creativo de cada una de sus prendas está más cerca de la alta cocina que de la moda. É l habla de F erran dri pero resul a ine i a le pensar en a i uño por su compromiso emocional is prendas e dan pro ecci n pero también son experiencia. Ofrecen emoción desde la pasión y la energía que inyecto a los que creen en todo esto" . Y así, desde esta nave industrial en el barrio de P oblenou de Barcelona que nos transporta a Los Á ngeles, P arís o T okyo cuando traspasamos sus puertas, este diseñador tozudo sigue peleando por su visión de futuro y por defender una profesión que ama: " N o podemos perder cier os alores i pequeña apor aci n es enseñar educar y proponer. Ser punk adulto es esto: proponer, poner algo encima de la mesa y creer mucho en lo que haces" .
“Encontrar la locura y la visión y luego sobrevivir, ésa es la belleza de una marca, la lucha entre la realidad, lo que te permite vivir, y la locura que es hacia donde tengo que ir”