El Papa en el Consejo Mundial de las Iglesias
Siguiendo los pasos de Pablo VI en 1969 y Juan Pablo II en 1984, el papa Francisco visitó el 21 de junio en Ginebra el Consejo Mundial de las Iglesias, para celebrar con sus miembros protestantes, anglicanos y ortodoxos el 70 aniversario de esta organización ecuménica, fundada en 1948, con la que la Iglesia católica colabora desde 1965 a raíz del concilio Vaticano II. A diferencia de sus dos predecesores, Francisco no visitó ninguna de las instituciones internacionales de Ginebra como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Internacional del Trabajo (ILO) o el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), precisamente para subrayar la importancia del encuentro ecuménico con la institución que reúne 345 iglesias cristianas de 110 países, con un total de 500 millones de fieles. El programa del Papa incluyó por la mañana un encuentro de oración en la capilla del Consejo Mundial de las Iglesias y, por la tarde, un discurso ante los 150 miembros del Comité Central del Consejo Mundial de las Iglesias y una misa para 40.000 fieles católicos en el Palexpo de Ginebra, conocido por el Salón Internacional del Automóvil o la Copa Davis. Las celebraciones del 70 aniversario del Consejo Mundial de las Iglesias han incluido la visita del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, uno de cuyos predecesores invitó
en 1920 “a todas las iglesias cristianas del mundo” a formar un organismo de cooperación común al estilo de la Sociedad de Naciones, siguiendo la línea ecuménica propuesta por la Conferencia Mundial de Edimburgo en 1910.La visita del Papa continúa el programa de encuentros fraternos ecuménicos como el celebrado en Lund (Suecia) en 2016 para conmemorar conjuntamente con la Federación Luterana Mundial el quinto aniversario de la Reforma de Lutero. El Consejo Mundial de Iglesias es la mayor y más representativa de las muchas expresiones organizadas del moderno Movimiento Ecuménico, cuyo objetivo es la unidad de los cristianos.
Pero no se trata de una unidad religiosa y menos aún política. El CMI agrupa a iglesias, denominaciones y comunidades de iglesias en más de 110 países y territorios de todo el mundo que representan más de 560 millones de cristianos, incluidas la mayoría de las iglesias ortodoxas, gran cantidad de iglesias anglicanas, bautistas, luteranas, metodistas y reformadas, así como muchas iglesias unidas e independientes. Este Consejo no es sólo una institución lejana formada por dirigentes. Es un movimiento social emergente que pretende crear una cultura de la paz y de reconciliación, un proyecto común de todos aquellos que creen en Jesús. Leandro Sequeiro