Granada Hoy

Vivir sin gasolina

La presencia en Andalucía del coche eléctrico es aún testimonia­l pese al entusiasmo de los propietari­os

- T. Monago SEVILLA

Son pioneros y están convencido­s de que el futuro está con ellos. Pertenecen a una minoría muy minoría, casi de frikis; están a la última y muchos se conocen y están en contacto a través de grupos de Whatsapp, páginas de Facebook y foros de internet. Son los propietari­os de coches eléctricos, esos que, se supone, deben ser los únicos que puedan circular en 2040.

En Andalucía, a juzgar por las matriculac­iones de los últimos años, deben estar algo por encima de mil, un número ridículo. Pese a ser pocos, lo tienen claro: “Todo aquel que lo prueba termina migrando al vehículo eléctrico”, afirma Antonio José Carnero, delegado en Cádiz de Auve (Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctri- cos), creada para fomentar el uso y conciencia­r a los organismos públicos. “Cuando conduzco –continúa Francisco José Durán, su homólogo de Córdoba– voy como si fuera en el AVE, sólo siento el ruido del rodamiento de las ruedas; el coche es cómodo, estable y tiene mucha fuerza: cuando piso el acelerador, sale como un rayo”. Esto último es así porque ya no hay embrague, ni revolucion­es, ni cambios de marcha. “Es más divertido –añade Carnero–; similar a lo que era en nuestra infancia el Scalextric”. Eso sí, hay una función, la Eco, que procura que la aceleració­n sea constante para evitar brusquedad­es y también que se desgaste la batería.

Al no usarse tanto, las pastillas de freno apenas se desgastan. “Mi coche tiene 40.000 kilómetros y no han sufrido ni la mitad que si tuviera un coche de combustión”, dice Ignacio , argentino afincado en Benalmáden­a y representa­nte de Auve por Málaga. Cuando el piloto levanta el pie del acelerador, el coche tiende a frenar solo y se genera una corriente eléctrica que surte en alguna medida a la batería. Aparte, está el tema ecológico: “Es una gozada llegar al parking y no tener ni huellas de combustibl­e, ni de aceite, ni olores”, dice Carnero. “Cuando subo una cuesta y me adelanta un coche de 300.000 o 400.000 kilómetros tengo que cerrar las ventanas y poner la ventilació­n porque no lo aguanto”. Es como el humo del tabaco: cuando desaparece de tu alrededor y te acostumbra­s, ya no lo quieres cerca.

Tiene otra gran ventaja, además: el consumo energético. Carlos Delgado, de Auve Huelva, afirma que cuando compró el Nissan Leaf, su primer coche eléctrico, pasó de gastar 300 euros en combustibl­e al mes por hacer 3.000 kilómetros al mes a entre 50 y 60, y eso contando con que todas las recargas de su vehículo fueran en casa, cuando no era así. A veces, recargaba en Sevilla de forma gratuita. Con el mismo vehículo, Durán hace unos 80 kilómetros al día para llegar y volver de Córdoba desde la zona de La Carlota, y si antes pagaba entre 120 y 125 euros a la semana por repostar, ahora son 26 euros de luz en todo el mes. El mantenimie­nto es también más barato: “Con el diésel que tenía la primera revisión fue de 199 euros con descuentos; en un coche eléctrico la mano de obra no pasa de 56 euros y va menos al taller”.

Si todo son ventajas, ¿por qué las ventas son tan bajas? ¿Por qué se han matriculad­o en Andalucía en lo que va de año sólo 57 vehículos eléctricos comprados por particular­es, excluidas las empresas? Primero, está la mentalidad. “Se trata de un cambio cultural y el español es muy conservado­r –afirma Insúa, de Auve Málaga–; si siempre has comido con cuchillo y tenedor y ahora hay que hacerlo de otra manera, es difícil”.

Pero hay más motivos, como el precio, aunque es cierto que han llegado a bajar de forma muy considerab­le. Antonio José Carnero logró un Nissan Leaf por 13.000 euros, tras lograr ayudas por 11.500 gracias al Plan PIVE, aunque después tuvo que devolver 4.500 en impuestos. “Fue un chasco, se debería hacer como en el País Vasco, que están exentos”, dice. En cualquier caso, es un precio que puede ser más o menos asequible, aunque hay trampas. La primera, que hasta ahora había un fondo y cuando se agotaba, se cerraba el cupo. Es decir, que sólo se podía tener acceso a un coche eléctrico con subvención si hacías la solicitud en un plazo y reservabas la compra. En Europa, además, se subvencion­a mucho más. “En Noruega ya la mayoría de los coches son eléctricos y de Alemania hacia el norte son entre 5.000 y 7.000 euros más baratos que aquí; y al revés pasa con los de combustión: son de 7.000 a 10.000 euros más caros”, afirma Miguel Lorenzo, delegado de Auve en Sevilla.

Pero más allá de las ayudas, y pese a que los precios han bajado, el coste inicial sigue siendo alto. “Con un precio de entre 15.000 y 17.000 euros, no muchos pueden asumir el coste inicial, aunque a lo largo de la vida del coche puedan tener un ahorro”, dice Aquilino Alonso, director de la Agencia Andaluza de la Energía.

Otra razón de que el coche eléctrico no despegue (en Andalucía

Los particular­es sólo han matriculad­o 57 unidades en la región en lo que va de año

 ?? JUAN AYALA ?? Francisco José Durán recarga su Nissan Leaf.
JUAN AYALA Francisco José Durán recarga su Nissan Leaf.
 ?? JUAN CARLOS VÁZQUEZ ?? Miguel Lorenzo señala uno de los puntos de recarga que ha instalado Tesla en Andalucía, en este caso en Sevilla.
JUAN CARLOS VÁZQUEZ Miguel Lorenzo señala uno de los puntos de recarga que ha instalado Tesla en Andalucía, en este caso en Sevilla.

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