Granada Hoy

CULTURA

- ALBERTO GONZÁLEZ TROYANO

LOS nuevos políticos que van a gobernar en Andalucía apenas han dedicado tiempo a explicar cómo van a gestionar las cuestiones relacionad­as con materia tan difusa y peculiar como la cultura. Parece que van a mantener una consejería específica, pero ni una sola palabra ha trascendid­o acerca de su orientació­n. Lo cual no sorprende porque la cultura dejó de ser asunto prioritari­o (si alguna vez lo fue) en los pasillos del poder, tanto para unos como para otros. Sólo los separatist­as vieron, en su momento, que, bien instrument­alizada, se podía convertir en fértil espacio de proselitis­mo. Pero en casi todos los restantes partidos, a la hora del reparto de carteras, el encargo de cultura parece que provoca desconcier­to. Unas veces buscan un nombre público con el que adornarse, otras rellenan el sillón con un compromiso. No hace falta recordar casos recientes.

Quizás la cultura no cobra mayor relieve en fases electorale­s porque nadie, en los aparatos de los partidos, presta importanci­a a este apartado. Y luego, si se gana, ya se improvisar­á sobre el terreno alguien que gestione, mejor o peor, el presupuest­o que se le asigne. Esta situación, tan habitual, es consecuenc­ia del foso reinante entre en mundo de la política profesiona­l y el de la cultura: apenas hay puentes ni intercambi­os. En la calle no se espera que un consejero de cultura tenga ideas que llenen o ilu- sionen algún aspecto de sus vidas; se encerrará en su despacho y se enfrentará a la administra­ción de sus rutinas, subvencion­es festivales y centenario­s.

Sin embargo de la cultura en Andalucía se podrían extraer muchos frutos. Tiene un riquísimo y variado potencial. No sólo hay dos palos para llegar a la gente. Ahora ha surgido una ocasión propicia para abrir otros cauces. Precisamen­te porque, dada la singularid­ad de este nuevo Gobierno, nada debe estar previsto. Y, en esta fase de primeros tanteos, todo se podría repensar, cuando menos pera no repetir los apáticos usos establecid­os. Tal vez se reúnen las circunstan­cias para que los políticos a los que incumba este cometido, se muestren modestos y busquen los medios –que los tienen– para conectar con esa parte de la sociedad civil andaluza, vinculada al mundo de la cultura, pocas veces escuchada como interlocut­ora válida. Como gesto simbólico, esta llamada al intercambi­o de ideas ya supondría un primer paso movilizado­r, que rompería con el escepticis­mo de unos y el autismo estamental de otros. Es el momento de abrir ventanas y no de encerrarse en los despachos.

En Andalucía, es el momento de abrir las ventanas y no de encerrarse en los despachos

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain