Granada Hoy

Felipe de Edimburgo, el consorte inoportuno

A sus 97 años y tras salir ileso de un accidente, el suceso vivido por el duque será investigad­o por la Policía

- Fátima Díaz

Metepatas, infiel y el consorte más longevo de Europa. Felipe de Edimburgo, el marido de la reina Isabel II, era conocido, antes de retirarse de la vida pública hace un año, por sus comentario­s desafortun­ados. Una vez le dijo al presidente de Nigeria que parecía que se iba a dormir por el traje con el que iba vestido. Su apacible vida de jubilado conduciend­o carruajes y gestionand­o las propiedade­s de su esposa se vio alterada el jueves al sufrir un accidente de tráfico. A pesar de sus 97 años, el duque consiguió salir andando de su coche, y eso que su todoterren­o quedó en estado lamentable. Después dijo que le deslumbró el sol y, al parecer, el incidente será investigad­o por Scotland Yard tanto en lo concernien­te a la edad del duque, si su vista no fue la que le jugó una mala pasada y si viajaba solo, sin guardaespa­ldas, lo que sería una grave temeridad. De la colisión, los ocupantes del otro coche salieron con heridas, eso sí leves; pero él ni un rasgullo, sólo una conmoción de la que fue tratado en su residencia de Sandrigham, ni siquiera tuvo que ir al hospital.

Después de haber asistido a 22.219 compromiso­s oficiales desde el año 1952, cuando su esposa se convirtió en la reina de Inglaterra, el príncipe consorte del que todos se mofaban por sus continuos errores y por quedarse dormido en algún que otro acto público, puso fin en la primavera de 2017 a siete décadas de servicio al Reino Unido. Famoso por su fuerte carácter, ha estado caminando durante décadas dos pasos por detrás de su esposa, con la que se casó el 20 de noviembre de 1947 cuando aún era la heredera, apoyándola en todo. “Es mi roca. Ha sido mi fuerza y mi sostén”, dijo en 2011 Isabel de Inglaterra, poco dada a las muestras de cariño en público. Ese año, su marido cumplió 90 años y empezó a dejar caer la posibilida­d de un retiro: “Es mejor desaparece­r que alcanzar la fecha de caducidad”, dijo.

Felipe de Mountbatte­n, duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón de Greenwich, es el consorte más longevo en la historia de la monarquía británica, a tono con la vitalidad de una soberana que ha cumplido 65 años en el trono. Casado con una de las mujeres más ricas y famosas del planeta, el príncipe ha cumplido su papel con más lealtad que fidelidad, según cuentan los cronistas que se hacen eco de su legendario donjuanism­o y de su carácter autoritari­o, debido en parte a una rígida educación militar.

El duque nació el 10 de ju- nio de 1921 en la isla griega de Corfú como príncipe de Grecia y de Dinamarca, el quinto hijo y único varón de la princesa Alicia de Battenberg y del príncipe Andrés de Grecia. Tataraniet­o de la reina Victoria, como la propia Isabel, y de ascendenci­a alemana, está emparentad­o con varias casas reales europeas, entre ellas la danesa, la griega, la noruega, los Romanov en Rusia y los propios Windsor de Inglaterra. A los 18 meses fue evacuado dentro de una caja de naranjas en un barco británico con el resto de su familia cuando se proclamó la república helénica y su tío, el rey Constantin­o I, –abuelo de nuestra reina emérita Sofía– tuvo que exiliarse. Tras hallar refugio cerca de París, su padre empezó a frecuentar los casinos de Montecarlo y la madre, depresiva, se refugió en un convento.

Felipe tenía diez años cuando frecuentó colegios en Francia, Alemania y el Reino Unido hasta terminar en un austero internado escocés. Ingresó después en la Marina Real británica y participó activament­e en los combates durante la Segun- da Guerra Mundial.

Era un apuesto joven de 18 años cuando conoció a Isabel, antes de la guerra. Lilibet, como la apodaba su madre, tenía 13 años y quedó cautivada. Se casaron ocho años más tarde. Felipe, nombrado duque de Edimburgo, tuvo que renunciar a sus títulos de nobleza anteriores y a su religión ortodoxa. Cambió también de nacionalid­ad y de apellido (adoptó el materno de Mountbatte­n), al tiempo que renunció a sus derechos de sucesión en Dinamarca y Grecia.

De carácter espontáneo, temperamen­to volcánico y malhablado, sus frases incendiari­as le preceden. Como cuando preguntó a un joven británico que venía de viajar por Papúa Nueva Guinea en 1998 “¿habéis logrado que no os comieran?” En 1966 en Dominica dijo: “Vosotros tenéis mosquitos, yo tengo periodista­s”. A un profesor de conducción escocés de Oban le preguntó otra vez: “¿Cómo te las arreglas para mantener a los nativos lo suficiente­mente lejos de la bebida para aprobar el examen?” Genio y figura.

 ?? EFE ?? El duque de Edimburgo, junto a Isabel II, en uno de los últimos actos oficiales de él.
EFE El duque de Edimburgo, junto a Isabel II, en uno de los últimos actos oficiales de él.
 ??  ?? Con sus dos hijos mayores y su esposa, en una foto familiar.
Con sus dos hijos mayores y su esposa, en una foto familiar.
 ??  ?? Primer plano del príncipe consorte, en su madurez.
Primer plano del príncipe consorte, en su madurez.
 ??  ?? Primer retrato oficial con Isabel.
Primer retrato oficial con Isabel.
 ??  ?? Dormido, en un acto público.
Dormido, en un acto público.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain