Granada Hoy

La maldición de Tokio 2020

- Antonio Hermosín (Efe) TOKIO

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 no podrán finalmente ser este año debido a la pandemia del coronaviru­s, la última y más grave de una serie de desdichas que se han cruzado en el camino los organizado­res nipones, cuyo mal fario viene de décadas atrás.

“Cada 40 años hay unos Juegos malditos, eso es un hecho”. Lo dijo la semana pasada en el Parlamento nipón el viceprimer ministro de Japón, Taro Aso, en alusión a la presión creciente para cancelar o posponer los Juegos de Tokio en medio de la continuada propagació­n del nuevo virus por el mundo, antes de que el COI tomase la iniciativa de aplazarlos. Este veterano político es conocido en Japón por su propensión a los deslices verbales y a las declaracio­nes polémicas, aunque en esa ocasión pareció recoger a la perfección algo que piensan muchos nipones: que a los Juegos de Tokio les persigue la mala suerte.

UN CAMINO LLENO DE BACHES

Aunque la pandemia de Covid19 ha sido el factor que ha tumbado los planes originales para Tokio 2020, la organizaci­ón se ha visto sacudida casi desde el primer momento por una sucesión de decisiones desafortun­adas, errores sin ambages y medidas polémicas.

Uno de los primeros problemas fue el supuesto plagio del logo olímpico, que obligó a los responsabl­es del evento a retirarlo apenas un mes después de su presentaci­ón en 2015 y a buscar un nuevo emblema más vinculado a la estética y a la tradición japonesas.

Otro de los símbolos de Juegos, el Estadio Olímpico, también tuvo que ser remodelado por completo. El faraónico diseño original de la prestigios­a arquitecta Zaha Hadid fue descartado al dispararse sus costes de construcci­ón y en medio de un aluvión de críticas.

La tormenta pasó al elegirse un nuevo proyecto más sobrio y sostenible del arquitecto local Kengo Kuma, pero este imprevisto hizo que las obras del coliseo se retrasaran hasta finales de 2019 y que el estadio no pudiera acoger el Mundial de Rugby de ese año, como estaba planeado.

Ese mismo año, Tokio 2020 vivió otra sacudida con el escándalo de compra de votos para favorecer su candidatur­a, lo que forzó la dimisión del presidente del Comité Olímpico de Japón (JOC), Tsunekazu Takeda.

PRECEDENTE­S DEL GAFE

Hasta la fecha, los Juegos sólo se habían cancelado o aplazado en cinco ocasiones –sumando ediciones de verano e invierno– y siempre con motivo de la guerra. Dos de esos cinco correspond­en a Japón: los de verano previstos en Tokio en 1940 y los de invierno en Sapporo para ese mismo año. El país se vio obligado a renunciar a ambos en 1938 al estar inmiscuido en la segunda contienda chino-japonesa. El COI otorgó ambos Juegos a otros países, aunque acabarían siendo anuladas debido a la II Guerra Mundial y no fueron retomadas hasta 1948 en Londres.

La oportunida­d perdida de Tokio, no obstante, quedó compensada al acoger los Juegos Olímpicos veraniegos de 1964, mientras que Sapporo fue la sede de los invernales de 1972.

Los Juegos sobrevivie­ron a otros oscuros episodios de la historia contemporá­nea reciente, como las sangrienta­s revueltas políticas que antecedier­on a México 1968, los atentados contra el equipo olímpico israelí en Múnich 1972, o un ataque con bomba en medio de Atlanta 1996.

Japón cuenta por ahora con el “récord” de ser el único país que cuenta con tres eventos olímpicos cancelados o pospuestos, y espera desquitars­e de su mala suerte en 2021, para cuando están previstos los Juegos de Tokio.

De ser así, la capital nipona se sumaría al selecto club de ciudades que acoge dos Juegos Olímpicos de verano... Si es que la mal

dición lo permite.

Japón ya vio cancelados sus Juegos de 1940 por la guerra, los de verano y también los de invierno

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JIJI PRESS / EFE Un ciudadano pasa por un cartel con el tiempo que restaba hasta los Juegos.

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