EXPERTO: ¿ GURÚ CON ESTUDIOS?
ECHO de menos un mega exper to, un exper to omnisciente, un solo experto, iluminado por el Espír itu Santo de la Ciencia, que hable e x cátedra del coronavir us. Que se pasee entre nosotros en su silla gest ator ia, desvelándonos cómo enfrentarnos al mal. Un gurú, un hechicero, un mago, con estudios. Alguien que baje del Sinaí del Conocimiento con las cuentas bien hec has. Con los mandamientos grabados en piedra. Una sola voz: un mono-sabio. Porque vivimos en un autentico paganismo del conocimiento, infectado de innumerables idolillos que nos explican lo que no saben, ni ellos ni nadie. Proliferan como las set as. Algunos pueden resultar necesarios. Sobre todo para sus familias. Muchos de ellos, como decía mi tita María, son muy conocidos en su casa a la hora de comer, y poco más. Ser experto es rentable: yo he comido tres veces al día, he podido comprar jabón lagar to para lavar me, ropica en los chinos gracias a que soy filólogo. Y ahora disfruto de una pensión muy decente. Soy un experto, jubilado. Durante mucho tiempo, como exper to literar io, le saqué un par tido extraordinar io a los Milag ros de Berceo, a la Celestina, a Cer vantes y a San Juan de la Cruz. No se me escapaba un detalle. Ni el de que San Juan de la Cr uz deseó comer espár ragos, poco antes de mor ir. Dato esencial para comprender la poesía del Santo. Lo malo de ser experto es que ya solo disfr utas jugando a descifrar los sentidos ocultos de las palabras. Ni lloras con Espronceda ni te ríes con Gloria Fuertes ni haces el amor, ayudándote con algún poema de Luis García Montero. Mientras que lo indoctos leen un poema de Bécquer y se embarracan, al filólogo solo le interesa saber qué inf luencias lo tr ufan, sus r ipios, en f in, el mecanismo del reloj más que el tiempo que marca. Lo que más le gusta decir a un experto es que un poema es imprescindible. ¿Pero qué fue antes el huevo o la gallina? De Freud se decía que inventó la neurosis, para poder curarla. Hay quien piensa que los pecados los inventaron los confesores para vivir de perdonarlos y que Dios rompió a hablar solo cuando se constituyo el Cuer po Of icial de Teólogos. ¿No habrán inventado el Covid-19 la legión de presuntuosos exper tos que salen todos los días a evidenciar su ignorancia? Quizá solo con crear una vacuna que cure de la expertización, habremos acabado con el problema.
Necesitamos un mega experto, alguien que baje del Sinaí del Conocimiento con las cuentas bien hechas.