Nueva York, como sede de Cincinnati
La ciudad podría albergar el torneo que precede al US Open para evitar el desplazamiento de los jugadores
Una nueva idea ha surgido para que la disputa del Abierto de Estados Unidos este año sea una realidad. Y ello llevaría aparejado que el torneo de Cincinnati, tradicional Masters 1.000 que antecede al Grand Slam de Nueva York, se juegue justo antes de este US Open en la misma ciudad de los rascacielos.
Esta propuesta habría sido trasladada por la Federación de Tenis de Estados Unidos (USTA) a la ATP y la WTA, una información que apunta el periódico The New York Times. Así se reuniría duran
Los organizadores del Grand Slam creen que no habrá público en las gradas
El torneo de Cincinnati sería del 17 al 23 de agosto y el Abierto arrancaría el día 24
te un gran periodo de tiempo a todos los participantes en ambos torneos en la misma ciudad, evitando viajes y riesgos de contagio por la pandemia del coronavirus y la USTA salvaría dos de sus joyas del calendario de una tacada.
De esta forma, el Western & Southern Open se disputaría del 17 al 23 de agosto y el Abierto de Estados Unidos acto seguido, del 24 de agosto al 13 de septiembre, concatenándose ambos torneos y evitando el desplazamiento de los jugadores. La idea surge poco después de que la propia USTA anunciara una serie de medidas para posibilitar la disputa del major americano. Entre ellas, suministrar indicaciones a los jugadores que llegan de zonas consideradas de riesgo en Europa, América del
Sur y Asia, exámenes antes de subir al avión y obtener resultados negativos en las pruebas de Covid19 antes de emprender el viaje.
Luego, una vez en el lugar, se establecería un seguimiento diario: cuestionario de salud a rellenar, controles de temperatura, pruebas nasales, de saliva y anticuerpos. A todas estas precauciones se añaden los vuelos charter, recogepelotas adultos y la más polémica: sin público en las gradas. “Es una de las opciones que se están considerando”, dijo entonces Stacey Allaster, directora ejecutiva del tenis profesional de la USTA, sobre la presencia de los aficionados. Hay “cada vez menos posibilidades” de que los espectadores asistan al evento de este año, añadió el director financiero de la USTA, Lew Sherr.
“Eso significa renunciar a la venta de entradas, la hospitalidad y algunos de los ingresos por patrocinios”, dijo Sherr. “Pero los derechos de televisión y digitales y el resto de los patrocinadores son lo suficientemente grandes como para que valga la pena jugar el US Open a puerta cerrada”, dijo.
A todo esto se une la incógnita sobre lo que sucederá con los torneos previos al Abierto de Estados Unidos, no resuelta aún por la ATP, que debería haber anunciado ya este calendario y que parece que ha postergado el anuncio, precisamente para consolidar antes la idea de que Nueva York haga doblete con el torneo de Cincinnati y el US Open.
Si la ATP y la WTA dieran el visto bueno, no será entraño que la fórmula pudiera repetirse en otros escenarios, ya que la crisis sanitaria ha alterado todo el calendario y los organizadores buscan todo tipo de fórmulas para salvar sus eventos, especialmente los que cuentan con algún tipo de contrato televisivo, aunque más adelante puede que el público, de forma limitada, tenga acceso como pretende Roland Garros.