La desobediencia civil crece mientras siguen las detenciones en Birmania
Las muestras de rechazo al levantamiento militar se extienden a las universidades
El movimiento de desobediencia civil en Birmania, al que se unieron ayer profesores y estudiantes universitarios para protestar contra el golpe de Estado, toma impulso mientras continúa el acoso a los políticos electos.
Las demostraciones en contestación al levantamiento militar y en favor de la depuesta líder, Aung San Suu Kyi, se extendieron ayer a varias universidades de Rangún, la mayor ciudad del país.
Con canciones de protesta y pancartas donde se pedía “proteger la democracia”, unas 200 personas, entre profesores y estudiantes, marcharon en la Universidad de Dagon, en el norte de Rangún, para mostrar su rechazo a la junta militar, encabezada por el general Min Aung Hlaing.
Estas manifestaciones, convocadas por la Federación de Sindicatos de Estudiantes y que se replicaron en varias universidades, se suman al incipiente movimiento iniciado el miércoles por doctores y enfermeras de más de 90 hospitales públicos del país.
En las manifestaciones pacíficas se han generalizado los lazos rojos y el gesto de los tres dedos –anular, corazón e índice– popularizado por la saga literaria y cinematográfica Los juegos del hambre y que ya se convirtió en el símbolo de las protestas de estudiantes de Tailandia.
En la Universidad de Rangún, donde se registraron concentraciones frente a las facultades de Educación y Enfermería, los manifestantes exigieron a los militares la libertad de todos los detenidos durante la toma de poder, entre ellos la depuesta líder del Gobierno y Nobel de la Paz, Suu Kyi.
“Respetar nuestros votos” era otra de las consignas en relación a las acusaciones de fraude masivo que los militares dieron para justificar el golpe, después de que el partido de Suu Kyi arrasara en las elecciones de noviembre.
Funcionarios de varios departamentos ministeriales en la capital, Naipyidó, y trabajadores de la televisión pública MRTV también escenificaron con parones su rechazo al Ejecutivo castrense.
Estas protestas se suman a las caceroladas masivas que se celebran cada noche en Rangún, que ya se han extendido a otras ciudades. Este movimiento que surgió tímidamente tras el golpe, cuando aún los birmanos estaban en estado de estupor, pero que crece a diario ha sido contestado por los militares con el bloqueo de redes sociales como Facebook y Twitter.
En un carta a la que ha tenido acceso Efe, un oficial del Ejército crítico con el golpe de Estado ha animado a los ciudadanos a que continúen con este movimiento de desobediencia como el arma “más efectiva contra” los militares.
Como parte del acoso a los miembros del Gobierno electo depuesto en el golpe de Estado, la Policía detuvo la madrugada de ayer al veterano político Win Htein, aliado cercano a Suu Kyi.
La Asociación para la Asistencia de Prisioneros Políticos (AAPP) de Birmania informó el jueves de que al menos 147 personas, entre ellas Suu Kyi y el depuesto presidente Win Mying, además de otros 131 políticos y 14 activistas, habían sido arrestadas desde que el Ejército tomó el control del país.
Al menos 147 personas han sido detenidas desde que el Ejército tomó el control del país el lunes