Nuevos terremotos mientras los expertos aconsejan cautela
• Ayer se registraron en torno a una decena de seísmos de intensidad menor a 3 tras el de 3,5 de la noche del martes
Sin llegar a la alarma de los intensos terremotos de finales de enero, por encima de 4 grados de magnitud, en las últimas horas el Área Metropolitana de Granada está reviviendo el temor a los seísmos con una serie de movimientos de mediana intensidad que son perceptibles para la población, sobre todo en la zona de la Vega donde se registran los epicentros.
Una decena de terremotos, varios de ellos próximos a los 3 grados y casi todos ellos centrados en Santa Fe o Vegas del Genil, se sucedieron a lo largo de la noche y la mañana de ayer. Granada ya parecía estar olvidándose del denominado enjambre sísmico que alerto a miles de personas en varias noches de enero, pero desde el pasado lunes han vuelto los movimientos de tierra que son perceptibles por la población, con episodios que han llegado a ser de 3,5 grados de magnitud.
Casi a las once de la noche del martes, un nuevo terremoto de 2,9 volvió a alertar a la población del Área Metropolitana y a lo largo de la madrugada, pasadas las 3 y las 5, otros dos seísmos superaron los 2 grados y fueron sentidos en las casas. Por la mañana la situación se repitió y no dejaron de sucederse pequeños sismos apenas perceptibles, salvo los tres registrados a la hora del almuerzo (14:37, 15:31 y 15:48 horas), que han rondado los 2,6 grados.
La escasa profundidad de algunos de estos movimientos de tierra provoca que la población se alarme más porque la sensación del temblor es mucho más fuerte.
Pero los expertos recetan calma. El comportamiento de la serie sísmica que desde el pasado diciembre vive Granada y su Área Metropolitana está dentro de “lo lógico y lo normal” en un caso de estas características.
Así lo explica el catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Granada e investigador del Instituto Andaluz de Geofísica Jesús Ibáñez. Señala que el hecho de que haya momentos de pausa tras cierta actividad sísmica dentro de una secuencia de terremotos como la que está viviendo la zona, no significa necesariamente que al registrarse un nuevo temblor de magnitud mayor a los de días anteriores se esté produciendo una reactivación del enjambre.
“Entra dentro de lo lógico y lo normal, aunque estuviéramos cinco meses sin nada”, señala el experto, que precisa que la escala temporal de la tierra es muy distinta a la del hombre, por lo que, por ejemplo, desde el punto de vista tectónico un periodo de cien años “no supone absolutamente nada”.
Por ello, incide en que “no podemos pretender que la tierra se adapte a nuestra inmediatez”, de ahí que no sea posible, dice, responder a la pregunta de cuándo podría acabar esta serie sísmica, que es muy parecida a otra concatenación de terremotos que tuvo lugar en la zona en 1979 y que está siendo tomada como referencia para el estudio de ésta. Aquel enjambre sísmico de 1979, en el que los temblores fueron de magnitud similar a los actuales, se prolongó durante varios meses, con episodios intermedios de disminución. “El tiempo que está transcurriendo sin que haya un terremoto grande es un regalo que nos está dando la naturaleza para que aprendamos, porque nos da tiempo para prepararnos”, señala el investigador.
Desde el Instituto Andaluz de Geofísica apuntan que “entran dentro de lo lógico”