Granada Hoy

Cómo no creer en este equipo

● Triunfazo en Pucela de un Granada que usa hasta cuatro dibujos distintos durante el partido

- Javier Aguilera

Cómo no creer en estos tíos, cómo no tener confianza en este equipo. Segurament­e el jueves en Old Trafford pasará el Manchester United, quedará apeado el Granada de la Liga Europa. Pero como bien dijo José Antonio Martínez en su día, pase lo que pase en lo que queda de temporada, hay que ir con ellos al fin del mundo. Por si aún queda alguien que duda del Granada de Diego Martínez, por si lo mostrado en casi tres temporadas no hubiese sido aún suficiente, los rojiblanco­s dieron ayer ante el Valladolid otra lección de mentalidad, de fe, de creencia y de fútbol. Ganaron un partido clave cuando lo tenían todo en contra (cansancio, gol en contra, bajas, rival que se juega la vida, mala dinámica,...) y rubricaron de forma virtual, a falta de ocho jornadas aún, que se quedan un año más en Primera. Es incalculab­le el mérito que tiene este equipo.

NUEVO DIBUJO

Era evidente que Diego iba a refrescar en el José Zorrilla su once inicial en relación al que jugó el pasado jueves contra el Manchester United, pero también que iban a tener que repetir en la alineación algunos futbolista­s del último partido. Al final, y uniendo a las bajas habituales las del lesionado Domingos Duarte, el sancionado Soldado y Kenedy, que se quedó en Granada, fueron cuatro los jugadores que se mantuviero­n en el once (Rui Silva, Vallejo, Gonalons y Antonio Puertas) y siete los nuevos.

NO CUENTAN

Entre estos últimos no estuvieron ni Domingos Quina ni Adrián Marín, en una nueva demostraci­ón de lo poco que convencen al preparador los dos jugadores que llegaron en el mercado invernal. Ni siquiera contaron con minutos. Con la entrada de Fede Vico y la presencia en el campo tanto de Gonalons como de Yan Eteki, recuperó Diego el 1-4-2-3-1 tan usado en el pasado, con Machís, Antonio Puertas y Jorge Molina como tridente ofensivo de garantías, pero poco usado este curso. Enfrente al Valladolid volvió a apostar por la defensa de cuatro jugadores en su habitual 1-4-4-2 tras actuar ante el Barcelona en la anterior jornada con tres centrales y dos carrileros. El cuadro pucelano llegó al partido con bastantes problemas de bajas, y lo notó.

DE MÁS A MENOS

La puesta en escena del Granada fue buena. Fede Vico, que fue de más a menos en el choque, apareció mucho entre líneas y canalizó la mayoría de los buenos ataques rojiblanco­s, aunque el futbolista que ponía la verticalid­ad y el peligro era Machís. En otras circunstan­cias, segurament­e se hubiera adelantado el Granada en el marcador, ya que tuvo ocasiones mal finalizada­s y otras en las que no hubo disparo final pese a estar en franca posición dentro del área para intentarlo.

OTRO PENALTI

Los pucelanos mejoraron con el paso de los minutos al ritmo marcado por Orellana, que hizo daño partiendo desde la banda izquierda del ataque local pero recibiendo casi siempre entre líneas. La buena actuación defensiva del Granada, y en especial de Vallejo, se vio ensombreci­da con el 1-0, que llegó en el tramo final del primer tiempo en uno de esos penaltis que le pitan en contra al cuadro rojiblanco y no a otros equipos. Otra pena máxima más.

CAMBIOS

Movió su banco Diego en el descanso con la entrada de Yangel Herrera por Yan Eteki. Rompió de esa manera el doble pivote defensivo y poco creativo que estaban formando el camerunés y Gonalons. Y tardó poco en realizar su segunda sustitució­n, que fue la entrada de Montoro por Fede Vico. Esto provocó el primero de los numerosos cambios de dibujo efectuados por el Granada en el choque, ya que se colocó en su habitual 1-4-1-4-1 al tener sobre el terreno de juego su centro del campo más titular, teniendo en cuenta que Luis Milla sigue lesionado. La entrada al campo tanto de Montoro como de Yangel Herrera, cuando actuaron como interiores con Gonalons por detrás y cuando formaron el doble pivote tras marcharse el galo, permitiero­n al equipo tener mucho más criterio en ataque.

DOS DELANTEROS

La necesidad de preservar a Gonalons, unido a que Jorge Molina estaba demasiado desasistid­o y que seguía el 1-0 en el marcador, llevó a Diego a sacar a Luis Suárez en el lugar del francés, lo que hizo que mutara el Granada a un 1-4-4-2, su tercer dibujo diferente del choque. Tanto Foulquier como Quini, pese a ser laterales, se mostraron muy profundos en ataque en el segundo tiempo, en el que también crecieron las figuras de Antonio Puertas y de Jorge Molina.

Y EL CUARTO DIBUJO

Llegó el tanto de la igualada, precisamen­te en una buena acción por la derecha aprovechan­do Foulquier que Orellana casi nunca lo seguía, y fue el otro lateral, Quini, el que cerró el choque al marcar el 1-2 con un tremendo derechazo que coronó su gran actuación. No obstante, cuando llegó ese gol tanto el cordobés como ‘Fulqui’ estaban actuando como carrileros, ya que Diego había metido en el campo a Víctor Díaz por Jorge Molina y el Granada se había situado en un 1-5-4-1, con el citado Víctor Díaz acompañand­o a Germán y a Vallejo como tercer central.

NO AGOTA CAMBIOS

No deja de ser curioso que, pese al cansancio acumulado, el Granada no agotó sus cinco sustitucio­nes. Sólo hizo cuatro, tantas como dibujos diferentes usó en otro partido, y ya van muchos, que no será fácil olvidar.

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