Granada Hoy

La absurda epidemia de las aceras

● Esta actitud incívica cuesta 15.000 euros cada año al Ayuntamien­to

- E. Abuín

Es ya un tópico que los urbanitas, y los no tan de ciudad, se quejen de que salir es a la calle de cualquier barrio se asemeja a ir por un campo minado... de excremento­s caninos. Los servicios de limpieza, y más con las dificultad­es propias de la pandemia, no dan a basto y basta con dar un paseo para darse cuenta de que el civismo no está de moda. Las aceras, descampado­s y jardines de Granada están repletas de cacas de perro y es raro el día en el que cualquier viandante más pendiente del móvil o de la charla no pisa alguna ‘catalina’. Con el agravante de que está muy poco perseguido no multar a quienes abandonan las heces de sus mascotas en la vía pública: la capital sólo contabiliz­ó cinco multas en 2019 por este escatológi­co asunto.

Un estudio de Pipper on Tour, una de las guías dog friendly (amigas de los perros) más conocidas, sitúa a Granada en el grupo de ciudades españolas que apenas castiga este tipo de infracción cuando un vecino no limpia y recoge la deposición de su perro. Está incluso por debajo de la ya de por sí baja media nacional con las cinco sanciones en un año, pues lo normal en las capitales del país son unas dos multas al mes o lo que es lo mismo unas 24 al año.

Según el estudio de Pipper on Tour, la mayoría de capitales ni siquiera impuso más de diez multas durante 2019, año que se ha tomado como referencia. De nuevo, las comparacio­nes con ciudades vecinas son odiosas y las dos más correctas que lideran el ranking de sanciones son andaluzas: Málaga (246) y Huelva (245). Por otro lado, Jaén, Lugo, Pontevedra, Tarragona, Teruel y Zamora no multaron a nadie e, incluso, hay urbes como ayuntamien­tos como Guadalajar­a, Cáceres y Alicante que no ofrecen datos al respecto.

Según estimacion­es que ha hecho el Ayuntamien­to de Granada alguna vez, las cacas de perro le cuestan a las arcas públicas unos 15.000 euros al año más todo lo que se gasta en campañas informativ­as –que se ve que siguen haciendo falta– y en la instalació­n de los denominado­s pipicanes en parques públicos de la ciudad así como papeleras específica­s para las deposicion­es caninas. Todo para una ciudad cuyo censo de perro supera los 20.000 ‘vecinos que andan a cuatro patas’. La ordenanza de Granada capital recoger claramente que “el conductor del animal está obligado a recoger y retirar los excremento­s, incluso debiendo limpiar la parte de la vía pública que hubiera resultado afectada”. Las multas pueden oscilar entre los 60 y los 600 euros de media.

Cuando la Organizaci­ón de Consumidor­es y Usuarios pregunta por la limpieza de las calles, se suele suspender a los ayuntamien­tos en lo que al rastro de cacas de perros se refiere, con una nota media de 3,6 sobre 10. Otra encuesta, la del paseo diario a pie de calle, suspende a algunos granadinos incívicos y al Consistori­o por su laxitud.

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JESÚS JIMÉNEZ / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Un perro orina en una farola de la capital
 ?? JESÚS JIMÉNEZ / PHOTOGRAPH­ERSPORTS ?? Las cacas de perro son el factor más influyente en la impresión a la hora de medir el grado de suciedad de las calles.
JESÚS JIMÉNEZ / PHOTOGRAPH­ERSPORTS Las cacas de perro son el factor más influyente en la impresión a la hora de medir el grado de suciedad de las calles.

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