Granada Hoy

“El okupa de mi casa tiene más dinero que yo. Estoy desesperad­a”

● Una mujer irlandesa residente en Arcos de la Frontera lleva un mes alojada en un hotel porque un vecino ha ocupado su vivienda ● El individuo le pidió 3.000 euros y retirar la denuncia para salirse

- Elisa Armario ARCOS

A Jean O’Donoghue, una irlandesa afincada desde hace 17 años en Arcos de la Frontera (Cádiz), le han ocupado su casa y lleva un mes viviendo en un hotel, agotando los recursos que le quedan para luchar por volver a recuperar su hogar. El okupa de su chalé es el hijo de unos vecinos que también tienen una casa muy cerca de la suya que, aprovechan­do la ausencia de esta mujer, se metió en la vivienda para hacerla suya. Ésta no es la historia de una ocupación por necesidad de alguna familia al borde del abismo, cargada de niños, que busca con desesperac­ión un techo. Ésta es la historia de una sinrazón.

Jean es una mujer menuda, que se quiebra cuando relata la pesadilla que está viviendo. A las puertas de su chalé, ubicado en el pinar de La Plata, que compró hace casi dos décadas con su pareja porque se enamoró de Arcos y su entorno, saca un juego de llaves. Las mete una a una en la cerradura de la vivienda, pero no van. Hasta aquí ha venido en un coche ajeno desde el hotel La Molinera, donde está alojada porque no tiene dónde vivir desde que le quitaron su casa mientras intenta que la Justicia acelere su caso. Cada día que pasa sus recursos menguan más porque tiene que hacer frente a una habitación y una manutenció­n fuera de su hogar, esperando a que se resuelva su caso.

Jean tiene vehículo, pero no puede cogerlo porque está, también, dentro de la vivienda, en el jardín de la casa. Su casa, a la que no puede acceder. Desde fuera, el okupa (el “muchacho” como ella lo llama) ha hecho algunos arreglos: ha plantado una bandera de España, de gran tamaño en el porche del chalé y ha colocado en la verja de entrada una placa de alarma –ironías de la vida– de un servicio de seguridad.

La pesadilla de Jean comenzó el pasado 8 de mayo cuando sus vecinos más próximos la llamaron mientras estaba fuera visitando a un familiar, contándole que alguien había entrado en su vivienda, había tomado posesión y que ellos mismos, tras comprobarl­o y en su nombre, habían cursado una primera denuncia. La mujer pasaba una temporada en su país, buscando el calor de los suyos tras morir hace unos meses su pareja por una enfermedad, y ese alguien había aprovechad­o la situación y su ausencia para entrar, acomodarse y sacar enseres, libros, fotografía­s y recuerdos de la pareja con la intención, dice Jean, de “borrar evidencias”.

“Es el hijo de unos vecinos que viven detrás. Durante la semana va a otro sitio, creo que a Sanlúcar, y durante el fin de semana vuelve y utiliza mi casa de recreo”, explica la mujer, que a lo largo del relato se derrumba frustrada en varias ocasiones. Tal como supo qué pasaba, esta ciudadana irlandesa cogió un vuelo de vuelta y se plantó en la puerta de su propia casa y tuvo que llamar al timbre porque se había cambiado la cerradura. “Cuando llegué aquí, con mis maletas, cansada y con mucha preocupaci­ón, salió y me dijo que mi pareja le había dejado las llaves para cuidar de la casa y hacer mejoras. Obviamente nada de eso es verdad porque, si fuera así. me hubiera enterado porque él y yo lo compartíam­os absolutame­nte todo”, narra.

Y no conforme el individuo con su fechoría la animó a “que le diera 3.000 euros y le quitara la denuncia si quería que saliera de la casa. No tengo ese dinero. Además, ¿cómo voy a dar 3.000 euros a alguien que está ocupando ilegalment­e mi casa?”, se interroga.

Así las cosas, la mujer explica que ya ha hablado “con la secretaria de la juez y me dijo que el juicio se hará cuando llegue el día. Tengo la sensación de que será un proceso lento y será eterno. Es algo que no entiendo. En otros países, la Policía tiene el poder de sacar al que está ocupando ilegalment­e una vivienda que no es suya. Este chico dice que no tiene dónde dormir y la casa de su madre está justo ahí al lado, la de su tía está justo aquí mismo y me han contado que él tiene otra casa cerca y que la alquila por 700 euros. Este okupa tiene más dinero que yo, que puedo probar que no tengo recursos. No sé qué voy a hacer. Estoy desesperad­a. Hay que cambiar algo, hay que cambiar las leyes porque parece que están más a favor de los delincuent­es que de las víctimas. Eso no puede ser”, confiesa la dueña del inmueble entre lágrimas e impotencia.

Día que pasa día que Jean tiene menos recursos para pelear por su casa y menos energía, que está afectando a su salud física y emocional. “Tiene menos ganas de comer y está más triste, más apagada”, cuenta el personal del hotel La Molinera, que le está echando una mano. Otra de sus vecinas más próximas dice que el ocupante de la casa “sólo busca un beneficio. Habrá gente que lo haga por necesidad, pero él es una persona con privilegio­s. Está usurpando. Esto no es una cosa social. Sólo queremos que se haga Justicia con Jean”, admite.

La dueña pide con desesperac­ión celeridad a la Justicia para que acabe con esta pesadilla

 ?? FOTOS: RAMÓN AGUILAR ?? Jean, una ciudadana irlandesa afincada en Arcos, a las puertas de su casa que ha sido ocupada por el hijo de unos vecinos mientras ella estaba en su país.
FOTOS: RAMÓN AGUILAR Jean, una ciudadana irlandesa afincada en Arcos, a las puertas de su casa que ha sido ocupada por el hijo de unos vecinos mientras ella estaba en su país.
 ??  ?? Desde la verja se divisa el coche de la dueña, que tampoco puede coger.
Desde la verja se divisa el coche de la dueña, que tampoco puede coger.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain