Granada Hoy

Diego y Robert, tan distintos y tan iguales

● Moreno exhibió en su presentaci­ón un discurso muy diferente al de Martínez, aunque los dos presentan similitude­s

- Javier Aguilera GRANADA

La rueda de prensa de presentaci­ón de Diego Martínez como entrenador del Granada, hace ya tres años, fue una bocanada de aire fresco, una necesaria inyección de moral. Llegaba para devolver la ilusión tras dos años desesperan­tes, duros y difíciles. Lo consiguió desde el primer día, con un discurso humilde y mesurado con el que trató de cortar cualquier vínculo con el pasado. Nadie lo podía imaginar entonces, pero pocas veces en el mundo del fútbol el futuro deparó de una forma tan fiel y precisa lo que en ese momento el preparador dijo que deseaba que ocurriera.

La puesta de largo de Robert Moreno como preparador rojiblanco, hace hoy dos días, fue un soplo de cambio, una necesaria reactivaci­ón de la fe después del bajón que produjo hace unas semanas la no continuida­d en el banquillo del gallego, el mejor entrenador en la historia del club tras tres campañas inolvidabl­es.

El primer objetivo del técnico catalán es devolver la alegría tras la decepción del adiós del líder. Lo consiguió en su primer día en la oficina, con un discurso ambicioso y rompedor. Sorprenden­te, incluso, para muchos. No trató de cortar ningún vínculo con el pasado más inmediato, porque eso es imposible que ocurra ni ahora ni nunca, pero sí pidió que todos miren lo máximo posible a lo que está por venir.

De Martínez a Moreno, del Granada de Diego al Granada de Robert. La primera aparición del nuevo preparador fue un paso al frente, decidido, rotundo y firme. Una declaració­n de intencione­s de lo que quiere y desea, que es que el Granada siga creciendo y progresand­o. Que lo mejor no sea lo que ya se ha visto, sino que esté aún por llegar.

Diego fue capaz de estar una temporada entera sin pronunciar la palabra Europa, Robert la dijo varias veces en su primera aparición; Martínez, en ningún momento durante tres años, miró más allá del siguiente partido, Moreno planteó retos que a día de hoy se antojan complicado­s de conseguir cuando sólo llevaba una hora de forma oficial en el cargo; el gallego quizás en más de una ocasión pudo pecar de prudente, el catalán igual nada más llegar se ha pasado de lanzado.

Cualquiera que haya leído los párrafos anteriores pensará que no hay en el mundo dos personas más diferentes que Diego Martínez y Robert Moreno. Pero no es así. Seguro que hay diferencia­s entre ambos, sobre todo en el mensaje, aunque las similitude­s son innumerabl­es. Un simple vistazo a sus currículum­s y a sus comparecen­cias sirve para corroborar­lo.

Entrenador­es jóvenes, preparados, con las ideas claras, seguros y firmes ante los medios, sin dudas a la hora de hablar. Técnicos estudiosos, modernos, muy capacitado­s, convencido­s de sus posibilida­des y de sus aptitudes. Preparador­es para los que el Granada supone la gran oportunida­d de sus vidas, el momento que llevan décadas esperando, una ocasión de oro que, posiblemen­te, no se les vuelva a presentar.

“Si quieres lograr cosas diferentes a los demás, tienes que hacer cosas distintas a las que hacen los demás”. Esta es una de las frases que marca el ideario de Diego Martínez desde el punto de vista tanto futbolísti­co como vital.

Es pronto para conocer si la aseveració­n está incluida también en la doctrina de Robert Moreno. Lo que parece claro es que tiró de ella en su estreno como rojiblanco. Sabe que Diego sólo hay uno y que para mejorar lo que ha hecho el vigués en el Granada, debe de hacer cosas diferentes y ser distinto a él. Empezando, por ejemplo, por el discurso, aunque en el fondo sean muy parecidos.

De la prudencia y la mesura del gallego, a la ambición máxima y el largo plazo del catalán

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PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Robert Moreno, durante su presentaci­ón como entrenador del Granada.

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