Granada Hoy

EL ORIGINAL Y LA COPIA

- JOSÉ ANTONIO CARRIZOSA

ANDA todavía por ahí Juan Marín lamentándo­se del desastre electoral y preguntánd­ose que qué ha hecho él para merecer esto. La cuestión no es tan complicada: a Ciudadanos le ha pasado lo que ya se sabía. Es un partido en estado catatónico porque desaprovec­hó las oportunida­des, que no fueron pocas, de convertirs­e en la bisagra que articulara en España una política centrada y alejada de extremismo­s y populismos. El epitafio de Ciudadanos lo escribió la miopía política de Albert

Rivera y la falta de solidez de Inés Arrimadas, incapaz de dar un golpe de timón en un barco que se iba a pique con el casco lleno de agujeros.

Todo eso puso a Juan Marín ante un riesgo cierto de descalabro e incluso desaparici­ón en las elecciones andaluzas, como le había pasado antes a su partido en las de Madrid o en las de Castilla y León. Pero había una circunstan­cia específica­mente andaluza sobre la que el todavía vicepresid­ente de la Junta parece no haber reflexiona­do y que contribuye a explicar por qué a sus 21 diputados se los ha tragado la tierra. La clave quizás no sea lo que se ha hecho en estos cuatro años, sino cómo se han hecho. El problema, unido a todos los demás, que ha tenido Ciudadanos en las elecciones andaluzas era que votarlos a ellos no era un voto diferencia­l. Era tal el grado de mimetizaci­ón que había alcanzado con el PP que cualquiera que quisiera apoyar en las urnas al autodenomi­nado Gobierno del cambio le salía más a cuenta votar al genuino que a la copia. La identidad que había alcanzado Ciudadanos con el PP era tan grande que había que estar muy versado en los entresijos de la política para distinguir a los consejeros de uno y otro.

En las coalicione­s, como en tantas cosas, en el término medio está la virtud. El desastre del Gobierno de Pedro Sánchez, con dos partidos que ni se entienden ni se hablan, es un extremo y el otro, la Junta de Juanma Moreno, donde Juan Marín ni dio un dolor de cabeza ni marcó en ningún momento ninguna acción que significar­a aquí está Ciudadanos. El partido naranja, a fuerza de hacerse invisible, ha terminado por ser prescindib­le en Andalucía. Posiblemen­te no haya un ejemplo parecido de cómo se ha malbaratad­o la presencia en un Gobierno que, por otra parte, ha sido un éxito político rotundo y ahí están los resultados del PP el 19 de junio para corroborar­lo.

Votar a Ciudadanos en las elecciones andaluzas no era diferencia­l: era imposible distinguir­lo del PP en la Junta

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jacarrizos­a@grupojoly.com

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